XIII

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Estábamos en un bar, sentados en la barra. Roger bebía una cerveza, mientras yo sujetaba mi Pepsi. De fondo sonaba un tema de The Kinks.

-Quise ir a vuestra actuación en el Rainbow el año pasado, pero tenia que atender la tienda...

-Lástima, porque fue un gran concierto.

-Lo sé, los periódicos lo afirmaban...

De repente, dos muchachas jóvenes, quizá adolescentes, se acercaron a Roger. Le pidieron un autógrafo, eufóricas, le lanzaron piropos por doquier y al final se marcharon, gritando.

-Estas muchachas... No sé por qué gritan tanto - bebió de su botellín y rió.

-Porque eres Roger Taylor, el atractivo batería de Queen.

Sonrojó.

-¿D-de veras crees que soy atractivo?

-Por supuesto. Muy muy atractivo.

-Pero... si dicen que parezco una tia y...

-No es así. Yo diría que eres un muñequito - enternecí - con esa piel blanquita, esa boquita rosa, y esos grandes ojos azules, acogidos por esos mechones rubios tan brillantes... - suspiré - Demonios, ¿cómo no vas a gustar a las chicas? - Murmuré.

-Oh... C-christine... - Roger estaba muy rojo, y mantenía una sonrisa muy dulce. - A mi tampoco me extraña que tú le gustes a los chicos...

-¿A qué te refieres?

-Pues que por ejemplo a John le gustas...

Traté de disimular mis nervios. ¡Las manos me empezaron a temblar!

-¿A-a-ah s-si?

-Claro. Aunque está casado, y no debería andar detrás de otra mujer que no sea su esposa, pero le comprendo - pegó otro trago a su cerveza.

-Pero... si yo... no tengo nada con lo que atraer.

Roger rió.

-Tienes unos ojos celestes preciosos, una sonrisa que enamora, y tu pelo cobrizo nos atonta. Y tu cuerpo... ni te cuento - me miraba de arriba a abajo. - Y para culminar, tienes un corazón enorme.

Roger, a simple vista, se le podía tachar de insensible y bruto. Pero claro que él no era así.

-No soy para tanto - insistí.

-Si no fueras para tanto, yo no estaría aquí, tratando de volver a conquistarte.

"Me tienes conquistada desde hace más de 10 años" pensé.

-Oye... ¿esa de allí no es Caroline?

Me giré para verla.

-Si... ¡y viene con Brian!

-Oh Brian Brian... - sonrió pícaramente.

Roger los llamó la atención y se acercaron.

-¡Buenas, parejita! - Roger los saludó, y dio una palmada en la espalda a Brian. Miré a Caroline, quien tenia una sonrisa de oreja a oreja.

-Buenas, chicos - sonrió Brian.

Ambos pidieron un zumo de naranja.

-¿Qué tal os va la tarde, tórtolos? - Roger bebió una vez más de su cerveza.

-N-no somos pareja... - Brian se puso colorado.

-Claro, por eso tienes tu mano en su cintura - dijo, señalando con el botellín. Todos miramos a la cintura de Caroline.

Dame una buena guitarra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora