Blasnior one shoot

Cumpleaños.

Junior se despertó sintiendo como los rayos del sol chocaban contra su espalda que se encontraba desnuda. Se giró esperando encontrar a Blas, teniendo en cuenta que se había quedado a dormir en su departamento, pero cuando abrió los ojos no lo encontró.

Se sentó y buscó con la mirada su ropa que debería estar en el piso pero solo encontró su boxer y se dió cuenta de que las demás prendas seguramente estaban en el living. Decidió levantarse y después de ponerse su ropa interior agarró una remera blanca de Blas que le llegaba a los muslos, se la puso y se dirigió a la cocina, como de costumbre.

Se encontró con Blas quemándose mientras agarraba las tostadas recién salidas de la tostadora.

-Y así Blas empieza el día, con un leve fracaso- Bromeó Junior con la intención de hacer notar su presencia.

Blas se dió vuelta.

- No ¿Que haces acá?

- No se si te acordás que ayer me quedé a dormir porque...

-Me refiero a por qué te levantaste- lo interrumpió- te iba a llevar el desayuno a la cama. Un desayuno de cumpleaños.

Junior hizo una mueca de ternura.

-Perdón ¿Te lo arruiné?

-Vos no arruinas nada- Respondió Blas, acercándose a su novio para besarlo por primera vez en el día. Fue un beso tierno, Blas le rodeó la cintura.

-Hola- Dijo el menor casi en un susurro.

-Hola y feliz cumpleaños.

Junior respondió con otro beso.

-Gracias.

-¿Desayunamos?

-Claro que si.

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Luego de unas horas de desayunar con Blas entre mimos y besos, Junior decidió ir a su casa a pasar el día con sus hermanos y su tío. Más tarde se reencontraría con Blas.

-Mira quién apareció- le dijo Dante a Romeo cuando entro al cuarto.

-¡El cumpleañero!- Respondió el mayor tirándose encima de Junior seguido por Dante.

-Así que te dignaste a venir.

-No exageren.

Los hermanos se rieron y luego siguieron hablando. Cómo hace tiempo que no se veían, aprovecharon ese momento en el que ninguno tenía compromisos y se pusieron al día. Hacia un tiempo que Romeo y Dante al fin se habían reconciliado y volvían a tener la misma relación que siempre tuvieron. Junior estaba muy feliz por eso, aunque significara que a veces se complotaran para molestarlo. Así que en ese momento estaban los tres, charlando y sin parar de reír, haciendo que Junior se sienta muy feliz y... Completo.

El menor pensó que hace cuanto no sentía que todo estaba bien en su vida. Ese último año había sido muy movido, habían aparecido nuevas personas, nuevos sentimientos, nuevos obstáculos, nuevas etiquetas, nuevas relaciones, muchísimas peleas y mucho drama. Siempre que controlaba una parte de sus problemas, la otra parte enloquecía. Si llevaba una buena relación con sus hermanos, se peleaba con Blas, si todo iba bien con su novio, Dante y Romeo discutían o aparecía su papá para arruinarlo todo, pero en ese preciso momento Junior se dio cuenta que por primera vez en muchísimo tiempo, todo estaba bajo control.

-¿Y que te regaló tu noviecito en este día tan importante?

Sonrió.

-Si les cuento, se mueren.

-Aflojame el suspenso.

-¿Que te dió?

-Un pote de dulce de leche de este tamaño- Dijo Junior marcando la longitud del envase con las manos.