kibasaku one-shot

"Teatro en ruinas"

-¿Y qué tenemos que hacer?

-¿No entendiste Naruto? Es simple, debemos quedarnos aquí hasta pasado mañana para evitar que derrumben este teatro antes de tiempo. -Sasuke bufó y se acomodó el cabello, le estaba creciendo más y más.

-Claro que entendí Teme, pero ¿en serio solo haremos eso? Que misión más aburrida- tendió una bolsa de dormir en el espacio entre las gradas y el escenario, se recostó mirando el techo del antiguo y lujoso teatro -, la abuela se está vengando de nosotros con estas misiones tan tontas. ¡Se supone que somos elite, y héroes!

-Hacer menos una misión no es de buenos shinobis, Naruto- enunció Kiba, moviendo una de las sillas del teatro que rechinó, crujió y vino a caerse levantando una nube de polvo.

Sakura comenzó a toser -Kiba, deja de hacer eso, me va a dar alergia con tanto polvo -y sí, empezó a estornudar y estornudar -, te...te... te lo dije-. Después de cuatro estornudos y limpiarse la nariz (tratando de no sonar muy fuerte), miró de soslayo a Sasuke que solo ponía cara desagradable y retomó su comentario -. Pues creo que Naruto tiene razón esta vez- dijo limpiándose la lágrima que se le escurría -, me parece una exageración que Tsunade shishuo nos mandara a los cuatro a esta misión tan simple.

-yo la entiendo- argumentó el castaño bajando las gradas -. Es sencillo, se debe a que en nuestro recorrido pasábamos cerca de aquí, ¿para qué mandar a un grupo nuevo a un lugar tan lejos?

-¡Ay Kiba!- bufó Naruto -, pensé que te molestarías por esta misión fastidiosa, pero veo que te da igual.

Kiba sonrió arqueando el ojo y se recostó en su propia bolsa de dormir. -Sólo son dos noches, no es tanto, además es solo montar guardia, un relax después de tanto ajetreo.

-Sí, sí, todo esto viene bien para ti, pero no para un ninja como yo- dijo el rubio suspirando. -; soy una persona complicada y de grandes expectativas. Verás, si fuera yo...

-Dobe.

-¿Qué?

-Ya se durmió.

-¿Qué?- Naruto miró a un costado, Kiba estaba dormido plácidamente - Rayos...

Sakura sonrió, deseó buenas noches y estornudó por última vez. Dos horas pasaron y la kunoichi no podía dormir, la alergia le pasó pronto, pero tenía una extraña sensación. No era que le diera miedo el gran edificio (que se prestaba fácilmente para eso), pero desde que puso un pie (en realidad desde que lo vio a la distancia), le dio ese desasosiego raro que le dificultaba dormir.

Recordó al dueño del teatro, era un hombre mayor, apuesto, formal, simpático y elegante. Les recibió a metros del teatro, con una sonrisa tenue, acomodándose los anteojos, fumando una pipa en la boca y con un hurón en el cuello más blanco y hermoso que la nieve. Todo un personaje sacado de una obra de teatro, irónicamente.

Les contrató con la misión de evitar que derrumbaran el enorme edificio antes de tiempo; era un teatro majestuoso, tipo antiguo, con palcos, espacio para orquesta, vestíbulos, escaleras y todo cuanto podía tener un teatro; era enorme, pero deteriorado y sin uso. Fue una herencia familiar, debía preservarlo por lo menos tres días más para cobrar el seguro.

-Es una pena que tenga que derrumbarse, debió ser un gran teatro en sus días- dijo la única mujer, bostezó entrecerrando los ojos, de un segundo a otro le pareció ver las luces del techo encendidas, el terciopelo de telón rojo vivo, las butacas ocupadas por personas que hablaban en voz baja a la espera del inicio del espectáculo mientras la orquesta afinaba los instrumentos con delicadeza -Sí...es...hermoso- dijo antes de quedar dormida.

Sakura despertó poco después de las tres de la mañana, seguía somnolienta pero tenía enormes ganas de ir al baño.

-A veces odio ser mujer...