Capítulo 1

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—No iré, y punto final —repetí.

Asentí totalmente decidida, e incluso me crucé de brazos antes de alzar el mentón para dejar en claro mi postura ante la propuesta, mientras que Candice se arrodilló delante de mí con ambas manos juntas, y bajó su cabeza para luego levantarla y observarme con aquellos ojos verdes delineados de verde que imploraban que cambiara de opinión.

—Julie Turner, te lo suplico. Te lo imploro. Acepta salir conmigo esta noche para que sepas que tener diecisiete años es la edad adecuada para explorar tu sexualidad libremente y no permanecer en tu cama mirando series hasta el amanecer —rogó junto con su tono de voz característicamente melodramático.

Reí al escucharla y agradecí que fuéramos las únicas dos presentes en su casa.

—Por favor, Julie. Debemos aprovechar mientras continuamos de vacaciones. Te prometo que será una buena noche y no querrás quitarme de tu vida para cuando termine —continuó aún arrodillada.

Suponía que realmente quería que saliera con ella aquella noche, porque no por cualquiera dejaba que su pollera rosada chicle se ensuciara con la alfombra al estar arrodillada.

Rodé los ojos y solté un bufido.

—¿Por qué habría de acompañarte? —le pregunté.

—¡Para que puedas conseguir chicas, tonta! —exclamó levantándose—. Por favor, cuando me confesaste que eres lesbiana, pensé que serías pura diversión. Y ni siquiera has besado a una chica todavía. ¿Cómo siquiera sabes que te gustan si no has besado a una todavía?

—Primero, te dije que soy bisexual aunque por ahora prefiero a las chicas ante que los chicos. Y segundo, a ti siempre te han gustado los chicos, incluso desde antes de que comenzaras a besarlos —respondí, ciertamente ofendida por su comentario.

No hacía falta que me recordara que aún no había besado a ninguna chica. No era mi culpa que fuera totalmente tímida o que la mayoría de las chicas que conocía fueran heterosexuales.

—¿Quieres besarme? De verdad no me molestaría —Candice alzó ambas cejas repetidas veces, y tapé su rostro con mi mano para echarla hacia atrás cuando formó un beso con sus labios.

—No me gusta salir, Candice. Lo sabes.

—Pues quedándote en tu casa no lograrás nada, querida —ella colocó sus manos en sus caderas y me miró fijamente—. No me iré sola. No dejaré que pases otro fin de semana dentro de tu casa.

—¿No te rendirás, verdad? —le pregunté.

Candice era mi mejor amiga desde que tenía memoria, y cuando ella quería algo, lo conseguía. Por lo que sabía que si hacía falta, me perseguiría por toda la casa y rogaría sin parar hasta que aceptara salir con ella aquella noche.

—¿Y a dónde es que quieres ir? —pregunté volviéndome a cruzar de brazos.

No podría lidiar con sus ruegos toda la noche, por lo que era mejor aceptar que aunque no quisiera ni estuviera totalmente de acuerdo, aquella noche no permanecería pegada a mi computadora. 

—El bar donde Edmund trabaja —no me sorprendí al escuchar el nombre de su novio—. El cabaret Dinastía.

—¿Cabaret? ¿Acaso planeas algo que yo no sé?

—Ver muchas películas te ha hecho mal a la cabeza, Julie. Un cabaret es un club nocturno donde hay espectáculos. Bailarines, cantantes, no lo sé. No te llevaré a ningún lugar extraño. Yo he ido varias veces y es un lugar hermoso.

—¿Y dónde queda este hermoso lugar? —el sarcasmo fue evidente en mi tono de voz porque Candice rodó los ojos—. Por si lo has olvidado, eres la única además de Jeremy que sabe que por el momento prefiero a las chicas más que los chicos. Y no quisiera encontrarme a nadie conocido.

—Eso es lo mejor, no queda en pleno centro. Y créeme que no te cruzarás con nadie conocido. Si confías en mí, te prometo que la pasarás muy bien. Podemos tomar algo, y si no te agrada el lugar aunque no creo que suceda, hay un club nocturno enfrente al que podemos ir a bailar.

Si bien comer pochoclos y mirar tele sin compañía alguna sonaba como un buen plan para mí, Candice se encontraba en lo cierto. Mis noches se habían convertido en una rutina y debía utilizar a mi favor que todavía nos hallábamos de vacaciones para poder aprovechar el tiempo libre que nos quedaba. Me había transformado en una persona solitaria, y aunque nunca lo admitiría en voz alta porque mi mejor amiga me molestaría hasta que caváramos nuestras tumbas juntas, algunas veces deseaba pasar mi tiempo con alguien especial, así como ella lo hacía con Edmund, su novio de hacía cinco meses.

—De acuerdo, iré —expresé para nada convencida.

Candice soltó un grito de alegría y me abrazó mientras saltaba de manera torpe, aunque luego se alejó de mí y me señaló.

—No hay forma de que te deje salir vestida así —dijo.

No era mi culpa que la ropa sencilla fuera de mi gusto.

Junto con una sonrisa que incluso me dio algo de miedo, abrió las puertas de su armario, y al ver todos los conjuntos posibles que comenzó a lanzar sobre su cama, comencé a arrepentirme de haber aceptado su oferta de aquella noche.

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⏰ Last updated: Jul 27, 2018 ⏰

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Dinastía [Julie]Where stories live. Discover now