CAPITULO 1
ESCRIBIENDO ALGO DIFERENTE
Estaba sentada frente al ordenador; tenía que hacer un trabajo propuesto por el profesor de literatura de la universidad. Consistía en escribir unos relatos cortos. Siempre me había gustado escribir relatos llenos de pasión y de erotismo, esta vez pensé relatar algo muy distinto. Moví los dedos por encima del teclado como si de un piano se tratara, los estiré un par de veces y después abrí un documento nuevo en Word, siempre he tenido mucha imaginación y pensé en hacerme pasar por un psicópata asesino y comencé a escribir.
"Fátima salía de la estación de metro, eran las doce de la noche. Ese lunes llegaba más tarde a su casa; ella trabajaba en un restaurante, es camarera. Como estamos en verano la gente decide cenar a última hora.
Al salir recibió un golpe de calor, pues en la estación de metro de Herrera Oria había aire acondicionado, debían tenerlo muy alto, pues el ambiente era muy fresco.
Avanzó calle arriba y cruzo la carretera que la separaba de la luz de las farolas. Solo quedaban unos pocos metros para llegar a la otra acera, donde las farolas iluminaban la calle.
Se volvió con la sensación de que alguien la seguía. Solo vio a un hombre, aparentemente tranquilo. Continuó andando. Pero aquella impresión no dejaba de sentirla.
Se paró y aquel hombre también, continuó andando y él seguía parado, incluso se dio la vuelta. Fátima siguió su camino sin darle importancia.
Todo sucedió en un segundo.
Aquel hombre se abalanzó sobre ella y la empujó contra una pared.
— ¡Quieta! —Exclamó— Solo será un momento —le dijo con voz ronca.
— ¡Qué susto! —Le reconoció, era cliente del restaurante— ¿Qué quiere?
—Solo quiero tu vida —su voz era fría, casi diabólica.
Diciendo esto, pasó un cuchillo afilado por el cuello de la mujer, cortándole la garganta. Sabía que el dolor dejaría algo paralizada a su víctima, con una sonrisa en los labios se ocultó entre las sombras, detrás del grueso tronco de un árbol, podía ver como su crimen se cobraba otra vida.
Fátima cayó al suelo. Con la mirada extraviada, temblando. Puso una mano en su garganta, como si quisiera taponar el corte. Se arrastraba por el suelo torpemente, casi arañando el pavimento con sus uñas. Su corazón aceleraba sus latidos y su visión se hizo borrosa, abrió la boca para gritar, pero no tenía voz; se desplazó un poco más con movimientos agónicos; quería llegar a la carretera pero no le dio tiempo. La sangre salía a borbotones por su gaznate y su vida se fue con ella, quedando tumbada encima de un gran charco de espeso fluido vital"
— ¿Qué estas escribiendo? —Preguntó mi hermana pequeña.
Me sorprendió, pues me había quedado mirando la pantalla del ordenador pensando en lo acababa de escribir.
Como todas las hermanas pequeñas, es un incordio. Siempre quiere saber lo que estoy escribiendo, incluso llega a leerlo y cuestionarlo.
— Nada que a ti te importe —le respondí cerrando el portátil.
—Seguro que es una de esas historias que te inventas, llenas de sexo —aseguró.
—El día que te pille leyendo mis cosas... —le amenace con la mirada.