CAPÍTULO 5

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Al final decidí que lo mejor sería llamar a K.J por ayuda. El apareció diez minutos después en la puerta, acompañado de una muchacha muy alta y de profundos ojos castaños. Se presento a sí misma como Sarah y congeniamos rápidamente. Ella y K.J eran novios desde hace un par de meses; se habían conocido gracias a Cole, ya que él y Sarah eran algo así como primos segundos—O algo parecido—.
Mientras K.J seguía arriba junto con Cole, nosotras seguíamos hablando de cosas sin sentido alguno. Realmente podría asegurar que ella y Caroline se llevarían demasiado bien. Tendríamos que averiguarlo pronto.
—Así que dime, ¿qué se siente ser la niñera de tiempo completo de Cole, eh? —Pregunto ella muy interesada. Yo forcé una sonrisa—.
—No soy su niñera de tiempo completo —Respondí, aunque no era del todo cierto—. Solo estoy con él hasta la tarde... ¡Oye! ¡Yo no soy su niñera!
Sarah comenzó a reír. Era una risa melodiosa, que solamente me hacía sentir más culpable por mentirle. Yo era la niñera de Cole, nos gustará o no.
—Vale, perdón —Dijo levantando los brazos levemente, en son de paz. Sonreí—. No quise decir eso, solo, uh. ¿No te desespera?
—«Totalmente» pensé—. Uh, ¿a qué te refieres? —Pregunte inocente.
—Bueno, lo conozco desde toda mi vida, y él es una persona muy difícil. Sabes, antes del accidente, él solía ir a todos lados, acompañado por mujeres y fumando y tomando sin control.
—Casi me ahogo—. ¿Qué? ¿El fuma y toma? «¿Y es un mujeriego?».
—Ya no. Bueno, no lo sé —Confeso ella—. Antes lo hacía, pero ahora... Uh no, no lo creo. El ha cambiado bastante. Aunque sigue siendo el mismo arrogante de siempre.
—Te entiendo —Le dije, brindándole una sonrisa—.
Sarah abrió la boca para decir algo más, pero rápidamente fue interrumpida por los dos chicos, que iban bajando las escaleras. Cole apoyado en K.J , por supuesto. La visión me recordó a los bailes de graduaciones, en los cuales los chicos esperan a las chicas a que salgan de sus cuartos y bajen de las escaleras para ponerles la flor en la mano. Solo que aquí era al revés, chicos por chicas y sin ninguna flor.
K.J tomo la mano de Sarah y le beso lentamente. Yo me sonroje.
—Oh, vamos. No le den un espectáculo a ___, ¿está bien? K.J , puedo oír tus gemidos a kilómetros —Cole dijo con tono irritado. Sarah lo golpeo en el hombro y K.J rodó los ojos—. Me aclaré la garganta. —Bueno, se hace tarde, ¿no? Deberíamos de irnos ya —Dije para romper la tensión imaginaria que se acumulaba alrededor de mi. Los tres asintieron y en poco tiempo nos vimos apretujados los cuatro en el viejo auto descapotado de K.J . Me senté en el asiento trasero junto con Cole, con nuestras rodillas y hombros rozándose. Me sentía nerviosa. —¿A dónde vamos, K.J ? —Pregunto Cole mientras rascaba su cabeza y miraba hacia el cielo. Literalmente—.
—Ya verás —Dijo él, visiblemente animado y sin percatarse del silencio incomodo que creo con su comentario. Sarah lo fulmino con la mirada y de pronto pareció reaccionar—. Oh, Cole, perdón yo...
—Ahórratelo —Contesto Cole con tono frío y molesto—.
Valla, y este parecía ser un día muy bueno.
Media hora después, K.J estaciono el coche en frente de un gran parque verde. Era uno de esos días en los que la feria ambulante andaba por aquí, así que decidimos aprovecharlo al máximo. Sarah se llevo a Cole a comprar un par de entradas, mientras yo me quede con K.J a solas.
—Cole está muy molesto conmigo, ¿verdad? —Pregunto, con una especie de curiosidad y tristeza en su tono de voz. Le respondí—.
—Sinceramente, no lo sé. A penas lo he tratado tres días. Uno, si cuentas que desde hoy nos empezamos a llevar "bien" —Le dije, intentando suavizar las cosas. Rápidamente añadí— Además, no creo que este enojado contigo. Es decir, eres tú su mejor amigo, ¿no? —El asintió—.
Desde que lo conocí se ha comportado así conmigo, así que no te preocupes.
—Oh claro, me di cuenta el día en que nos conocimos los tres —El dijo. Imágenes de su trasero mojado sobre mi cara cobraron vida. Oh Dios No—.
—Sí. Como olvidarlo —Levante una ceja hacía él y solo se carcajeo. Después dijo algo que no entendí—.
—Oye, qué te parece si yo me voy con Sarah por ahí y tú te quedas con Cole, ¿eh? Pareja y pareja. Aprovechemos que Cole no quiere hablar conmigo —Me dio un ligero codazo y me sonroje—.
—Como quieras —Le dije, brindándole una sonrisa—.
—Bien, entonces, vayamos a buscarlos, ¿vale?
—Vale.


Durante el día ocurrieron muchísimas cosas. Después de haber encontrado a Sarah y
Cole—que se encontraban comiendo manzanas de caramelo—, nos dividimos en dos grupos. K.J tomo a Sarah de la mano y acordamos vernos debajo de la rueda de la fortuna a las ocho y media de la noche. Ellos dos se alejaron y yo me quede sola con Cole.
—Y bien —Le dije a él mientras rascaba mi brazo izquierdo y movía mi pie derecho contra el suelo—. ¿A dónde vamos primero?
— ¿Y yo que sé? —Dijo Cole, irritado—. De hecho, ni siquiera sé qué rayos hago aquí. Todos ustedes tuvieron esa pésima idea de traerme a este lugar y ¿para qué? No me trae ningún chiste subirme a todos esos juegos si no los puedo ver —Mientras decía esto, ocultaba sus ojos con unas gafas negras y metía las palmas de las manos en los vaqueros—.
—No empieces, Cole—Le conteste mientras lo jalaba del brazo, con dirección hacía los juegos mecánicos—. El día de hoy te divertirás, quieras o no.
Caminamos sin rumbo durante un par de minutos. Debatía contra mí misma sobre a cuál juego o qué podríamos ir a hacer él y yo. No es que hubiera muchas opciones, pero tenía miedo de provocar el enojo de Cole. Otra vez.
—Mira, ¿qué te parece si probamos con la casa de los espantos primero? —El bufó y después sacudió la cabeza—. ¡Vamos! ¿O acaso tienes miedo? —Le di un ligero codazo en las costillas y él sonrió sarcástico—.
—Claro, me va a dar muchísimo miedo —Dijo él con sarcasmo mientras caminábamos por el pasto—. ¿Para qué querría meterme en ese juego, si no podré ver absolutamente nada? —Bien él tenía un punto. Pero yo también—.
—Porque, —Le decía mientras estaba a punto de tropezar con un niño pequeño—, yo tampoco podré ver nada. De hecho, nadie lo hará. ¿Casa de los espantos? Duh. Todos saben bien que esa atracción fue hecha para que las parejas, conformadas por hombres y mujeres entraran, que estas últimas se asustaran, cerraran sus ojos y se dejaran guiar por sus novios, que también avanzaban con los ojos cerrados. ¿Entiendes mi punto? Solo habrá gente besándose ahí adentro. Cole sonrió y levanto las dos cejas. Después, yo caí en la cuenta de todo lo que había dicho y me sonroje.
—No me refería a que tú y yo entraríamos a manosearnos. Es decir, tampoco somos pareja, ¿sabes? No tenemos por qué hacerlo —Me sonroje aún más. Palabras sin coherencia salían de mi boca y Cole se reía por lo bajo. Deseé no haber dicho nada—. Olvídalo. Iremos, ¿sí o no? —Llévame rápido —Dijo él mientras sostenía mi mano y lo guiaba hasta allá.
En efecto, yo no me equivocaba. Nos formamos detrás de pequeña fila de parejas que también entrarían en la casa de los espantos. Hombres y mujeres manoseándose o dándose besos de muerte en mis narices. Supuse que yo y Cole, probablemente estábamos dando la misma imagen de pareja pervertida que solo entraría a la casa para hacer otras cosas que no sean prestar atención. Me comenzó a dar calor por la vaga idea y me solté de su mano.
La fila comenzó a avanzar poco a poco, hasta que por fin los dos estuvimos dentro. No era más que una especie de casa antigua por dentro—obviamente montada por los trabajadores de la feria—. El salón principal era pequeño, pero estaba bien amueblado, aunque los muebles parecían deteriorados. Había una serie de puertas alrededor del salón y unas escaleras cortas que daban al segundo piso de la casa, donde ya no se veía más luz. Las parejas—Solo entraban diez personas por turno—, se dispersaron por todo el lugar. La mayoría se dirigió hacia la parte de arriba, con un par de risitas. Me imagine a que iban.
Pronto, Cole y yo fuimos los únicos en quedar en el salón.
— ¿Y bien? ¿Dónde está el alboroto? —Pregunto él, impaciente. Yo sonreí y me acerque a él—. —Este lugar realmente no da miedo. Son solo puertas y escaleras, y apenas y se puede ver algo —Me sobresalte por un grito en la parte superior de la casa y me aferré al brazo de Cole—. —Qué bueno que no te de miedo —Sonrió divertido por mi reacción, pero aun así no me aparte de él—. Bien, ¿qué esperas? Vamos, continua recorriendo la casa.
Entramos a uno de los cuartos donde otra pareja también se encontraba. En este no podía ver absolutamente nada, y según decía la otra pareja, este cuarto solo era para distinguir cosas con el tacto. Tome de la mano a Cole y nos acercamos a un rincón. Me sentí mareada por su cercanía, pero no lo aparte. En vez de eso, comenzamos a tocar los objetos en la habitación.
Unos brazos me envolvieron por detrás y lance un grito, horrorizada.
— ¡Cálmate! Solo soy yo —Dijo Cole mientras lanzaba una carcajada. Solté varias palabrotas y después caminamos hacia otro cuarto—.
En este si había luz, para mi desgracia. Era como una especie de cuarto de recién nacido. Había dos cunas de madera clara y empapelado azul con decoraciones de caballitos de madera, pegado sobre la pared. También, entre las dos cunas había una gran mecedora, y sentada en ella había un gran payaso recostado. Sabía lo que pasaría, así que mejor decidí salir antes de que fuera demasiado tarde.
Devuelta en el salón, Cole hablo.
—Que gallina eres. ¿Podrías mantenerte en un lugar aunque sea unos cinco segundos? Te pagaré diez dólares si lo logras hacer.
—Cállate —Le dije molesta—. No tengo miedo, es solo que ya me aburrí. Deberíamos de salir. —Estamos saliendo —Dijo con esa mueca torcida sobre sus labios, a la cual ya me había acostumbrado—.
Me sonroje. —No seas tonto. Tú sabes bien a que me refiero. Deberíamos salir de aquí. —No —Dijo el firmemente—. Un cuarto más, ¿sí?
Gruñí. —Bueno. Como quieras.
Hicimos el recorrido hasta el cuarto más alejado en el salón, a un lado de las pequeñas escaleras. La puerta no tenía ningún símbolo por fuera, así que no tenía ni la menor idea de que encontraríamos allí dentro. Camine por detrás de Cole, mientras el entraba y me colocaba a un lado de él.


En la habitación—que era mucho más pequeña que la anterior—, solo había un cristal transparente, que llegaba desde el suelo hasta el techo. Daba la ilusión de que era una pecera gigante, bueno, de hecho, eso es lo que era. Estaba rellena por agua un poco turbia, arena en el fondo y un par de algas y otro tipo de fauna marina, que seguro se podía conseguir en cualquier tienda de mascotas gigantes. Realmente, no daba nada de miedo, aunque eso sí, para ser una feria ambulante, era mucho mejor que cualquier circo o parque de atracciones que hubiera visitado.
— ¿Qué hay en este cuarto? —Pregunto Cole calmado. Le describí cada rincón del lugar y el solo asintió—. Bien, me ha tocado entrar a un cuarto parecido en una casa de espantos, hace como tres años. Y vaya que realmente me espante —Dijo sonriente. Lo estudie—.
— ¿A qué te refieres? —Le dije curiosa—. Y por favor, ¿podrías quitar esa sonrisa de maniático?
Realmente me asusta más que cualquier otra cosa que haya visto.
—Solo espera —Dijo él. De pronto, los vidrios de la pecera gigante comenzaron a crujir y vi como una mujer, con colmillos y piel membranosa se acercaba hacía el cristal por dentro. Comencé a gritar cada vez más fuerte y cerré los ojos. Cole me abrazo, pero aun así, él se seguía riendo.
Las luces se apagaron de golpe y volví a gritar—.
—Bien, tú ganas, ¡vámonos! —Le dije, mientras enterraba más la cabeza contra su pecho—.
—Oh, pero, ¿por qué? Si la mejor parte viene ahora.
— ¿Qué quieres...?
Las luces se prendieron de golpe y a mi lado vi a aquella mujer pescado parada frente a mí. Grite como nunca y tome a Cole de la mano, solo para después arrastrarlo por todo el salón mientras corría hacía una salida.
Mis ojos escocían por las lágrimas. Ya afuera, el sol se había ocultado solo un poco. Ahora estábamos en una parte rodeada con árboles gigantes. Empuje a Cole hacía un lado y me puse de cuclillas, cerrando mis ojos y juntando mi cabeza con mis rodillas.
—No pensé que serías tan chillona —Dijo Cole con un tono divertido. Lo fulmine con la mirada y después me incorpore. Luego le golpeé el hombro—.
—Aquello fue lo más horrible de toda mi vida —Confesé. Cole soltó una carcajada—. ¡No te rías! ¡No es gracioso!
El solo comenzó a reír más, y no pude evitarlo, así que comencé a reír con él. Se sentía tan bien, ya que en esos momentos podía ser quien yo misma era. Los dos caímos al suelo, doblándonos de la risa. Lo mire y me detuve. Él también lo hizo.
Y por primera vez, lo vi sonreír de verdad. Sin sarcasmos, ni burlas. Era realmente su sonrisa. Y era la más hermosa que jamás había visto. Podría mirarlo para siempre.
Mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente, y solo por un momento, tuve miedo de que el también pudiera oírlo. Sentí las palmas sudorosas y la respiración entrecortada. El cruzo los brazos por detrás de su cabeza y giro su cabeza hacia arriba. Imite su gesto y así nos quedamos por unos minutos.
Momentos después, el hablo.
—Sabes, tenía mucho tiempo sin sentirme así —Confeso—. Habían pasado varias semanas que no me reía así, y uh, todo eso —Añadió rápidamente, nervioso—. Gracias.
« ¿Acaso él me había dado las gracias?».
—Uh, bueno. De nada, supongo —Le dije, aunque después me sentí totalmente estúpida con la contestación—. Cuando quieras, Cole.
El me volvió a brindar una sonrisa sincera, y después, juntos los dos, miramos hacia el cielo.

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Heyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy

¿Cómo están? ¡Espero que les haya gustado el capítulo!

Por favor voten, comenten y seguirme. 

Chic@s, tengo otro fanfic de Cole Sprouse en mi perfil (terminada) que se llama Marry Me. Creo que les gustará. También tengo una traducción de un fanfic de Harry Styles y un fanfic que yo estoy escribiendo de Shawn Mendes, me ayudaría muchísimo si van a leerlo, votar y comentar, por fisssss. 

Hasta el próximo viernes.

Blind Heart | Cole SprouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora