❝Der Königs Schwert❞

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La Espada del Rey


Hubo tiempo atrás, en un lejano y ya desconicido reino tribal, un rey de soberbia noble y gallardía desmedida. El nombre de aquel rey era Katsuki, quién antes de su entronación había sido un orgulloso príncipe guerrero cuyas victorias en el campo de batalla hizo que su imagen se destacase tanto dentro como fuera de las fronteras de su reino. Toda su tribu sabía que el nombre de su belicoso soberano hacía que hasta los más bárbaros, despiadados y crueles enemigos del reino se inclinasen ante él.

Pero aquel rey no solo le fue leal a su tribu, también le fue leal a su amado cuyos sentimientos eran más fuertes que su amor por la guerra y la grandeza de su reino. Izuku, su amado caballero, no solo era para el rey Katsuki su más grande conquista y sino también su más grande orgullo y debilidad.

A donde el rey iba, ya sea con su muy reducida corte espartana en castillo tras castillo por las comarcas del reino o con sus guerreros combatiendo guerra tras guerra, aquel noble caballero de bajo perfil pero alto renombre iba siempre con él, ya sea con su pluma o con su espada, rey y caballero no se separaban ni una sola pulgada el uno del otro, siempre juntos pero jamás solos.

Era un amor tan fuerte que se tenían Katsuki e Izuku que el orgulloso rey se vanagloriaba en su corte diciendo que nadie, ni siquiera el destino mismo, podría separarlos y que estarían juntos por el resto de sus vidas terrenales. El reino entero sabía que los sentimientos del rey por su caballero eran de amor puro y los aceptaba ya que para el pueblo la felicidad de su noble y aguerrido soberano era lo más importante para ellos, pero también sabían que dicho amor provocaría el fin del largo reinado que el clan Bakugō mantenía en la tribu desde las guerras sangrientas que dieron origen a aquel lejano reino tribal que gobernó Katsuki.

El hecho de no haber un heredero sucesor al trono era un miedo presente en todas las comarcas de la tribu, pero el rey Katsuki tuvo otros problemas con que lidiar en su reinado y aquellos fueron las guerras contra los poderosos enemigos que deseaban la muerte del soberbio rey y la completa destrucción de su tribu.

La guerra estalló de la noche a la mañana y las primeras incursiones de los enemigos habían sido derrotadas con facilidad por los valerosos guerreros del reino que respondieron al llamado de su orgulloso y bizarro rey. El frente de la guerra estaba en la marca fronteriza del reino, los guerreros y paladines del rey esperaron al enemigo con un insaciable hambre de luchas y sed de victorias.

El rey Katsuki tenía un arma a su favor y era su leal camarada de armas y veterano en incontables guerras, el caballero Eijirō quién pertenecía la mítica familia de los leales guerreros dragones, el clan Kirishima. Se decía que la victoria estaba asegurada gracias a las astutas estrategias de batalla ideadas por Katsuki y Eijirō.

Junto al rey y su leal estratega se podía observar al fiel y sereno caballero Izuku con su armadura ligera y su espada, una muy larga, de apariencia sencilla pero filosa que había sido elaborada con el mejor acero del reino, la cual utilizó en cada batalla que combatió en nombre de su único soberano quién también era amo y señor absoluto de su corazón.

En aquella mañana de otoño aquel campo verde y fertil de la marca fronteriza se había convertido en el mismísimo infierno en la tierra. El fuego, la sangre y los cadáveres inundaban la vista de quién habrá combatido en tal cruenta batalla, parecía como si la muerte misma hubiese cabalgado en aquellas praderas cosechando alma tras alma con el fin de cumplir su tan infame trabajo.

Los paladines del reino liderados por el caballero Izuku habían sido el centro de aquel infierno terrenal, en sus corazones se podía escuchar una y otra vez el grito de guerra que el rey Katsuki había dicho antes de haberse lanzado a la batalla a lomo de un Eijirō ya transformado en un gran dragón rojo. "¡Vencer o Morir!" Era el grito de guerra que había desbordado a Izuku y sus paladines de aquél estóico espíritu de lucha que solo tenía como único fin el vencer a aquellos despresiables enemigos que se habían opuesto a su queridísimo rey.

Der Königs Schwert | One-Shot KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora