Creditos por la hermosa portada a XLarryCountingStarsX
La enfermera envolvió el pequeño cuerpecito en una manta azul adornada con estrellas bordadas delicadamente. El bebé había pesado un poco más de dos kilos al nacer, tenía la piel sonrosada muy suave y un encantador monticulo de cabello castaño en la cabecita. Aquella criatura era un varoncito chiquito y precioso. Al verlo no pudo evitar pensar que parecía un ángel dormido en su cuna de la guardería del hospital y lamentó no saber que nombre l e habían puesto sus padres. Pensó que llamarlo por su nombre, al menos una vez, le hubiese brindado algo de alivio.
Ella tomó a la pequeña criaturita en sus brazos finalmente. En días como ese su trabajo resultaba extremadamente doloroso, pero la habían entrenado muy bien. El gestante y su esposo esperaban ansiosos en su habitación la llegada de su hijo y ella no queria hacerles esperar más.
Era el momento que los padres conocieran al pequeño recién nacido.
Y también el momento de que se despidieran de él.
El otoño se encontraba avanzado y hacía frío, aunque el día era precioso y había un sol radiante que entraba a través de la ventana de la habitación. Aquella vista era simplemente espectacular, aunque la pareja que ocupaba aquella habitación no parecía apreciar la vista.
Y aquello era comprensible, considerando que ellos acababan de tener un bebé.
El gestante del hermoso bebé, un joven de cabello rizado muy hermoso, permanecía recostado en la cama observando la pared desnuda frente a é.Mientras que el otro padre, un joven de cabello castaño, miraba ausente a través de la ventana, aunque no parecía disfrutar de aquel día o el paisaje. Ninguno hablaba o mostraba felicidad; no parecían los típicos padres ansiosos por conocer a su hijo recién nacido.
Cuando la enfermera entró finalmente a esa habitación, el joven de cabello castaño volteó hacía ella, fijando la mirada en el pequeño bulto que sostenía en sus brazos. Sus enormes ojos azules se abrieron en sorpresa al verlo y luego se entrecerraron con dolor. Él se recargo contra el marco de la ventana, pareciendo agotado de repente. Sin embargo, cuando ella se aproximo a la cama, el joven también lo hizo.
-¿Listo para conocer a su hijo?-preguntó al joven que continuaba recostado en la cama con aspecto pálido y cansado. El parto había sido difícil y las complicaciones casi le habían costado la vida.
Él sólo asintio y en un acto inesperado abrió los botones de su pijama, dejando al descubierto su pecho; piel cremosa y perfecta, con excepción de la pequeña herida que tenía justo debajo del ombligo por donde había nacido la criatura. Y entoces extendió sus brazos. Ella le entregó al bebé y observó un instante como lo tomaba en sus brazos y le daba un beso en la frente cargado de amor y desolación. Luego colocó su pequeño cuerpecito en la cama con mucha suavidad, entre sus piernas; inmediatamente comenzó a quitarle con mucho cuidado la ropa que él le había elejido con tanta ilusión para que su hijo usara el día de su nacimiento. Posteriormente recostaba en su pecho al pequeño desnudo. Piel contra piel, corazón con corazón. Padre e hijo finalmente reunidos. Aquella imagen era tan hermosa como desgarradora y hubiera sido perfecta si tan sólo el bebé respirara. Pero el bebé no lo hacía.
Sin importar loa esfuerzos realizados por el médico, la criatura había nacido con las vías respiratorias obstruidas y ya era demasiado tarde para intentar salvarlo. El pequeño no había llorado ni abierto los ojos. No se habíamovido siquiera. Era una imagen terrible ver su cuerpecito lleno de sangre y líquido amniotico descansar en una camilla completamente inmóvil mientras los esfuerzos del doctor se desplazaban hacía el gestante, quien había perdido mucha sangre y no parecía dejar de hacerlo a través de la herida abierta para tener al niño.
