Capítulo 1

247 20 37
                                    

Izuku Midoriya había crecido en un pequeño pueblo al pie de las montañas, llevaba una vida sencilla junto a su madre desde que su padre se había marchado sin dejar rastro hacía ya muchos años. Todos en el pueblo se dedicaban de una u otra forma a los cultivos y al comercio de éstos, no tenían muchas comodidades ni grandes tiendas o edificios lujosos, estaban en paz sin desear nada de esto. Pero el pequeño Izuku estaba creciendo, y su madre consideró que si permanecía atrapado en ese pequeño pueblo jamás podría salir a conocer el mundo como ella alguna vez lo había deseado. Así que antes de que se graduase de la secundaria baja le propuso que tomase los exámenes de admisión para una secundaria en Tokio. Aunque Izuku se opuso al principio, ya que no quería dejar a su madre sola, la insistencia de ella por conseguirle un destino mejor lo vencieron, fue así que se preparó para rendir los exámenes de cinco escuelas, de los cuales aprobó tres.

Al recibir la grata noticia, su madre se contactó con los padres de una vieja amiga que vivían en Tokio, quienes le dijeron que podían dejar que el joven Izuku viviese en el piso de arriba de su casa por una muy baja renta, ya que ellos hacía mucho tiempo no la usaban por cuestiones de edad.

Izuku llegó a su nuevo hogar una mañana de marzo junto a su madre, era un lugar pequeño, pero cómodo, con una entrada independiente por escalera. El lugar constaba de un cuarto de dormir, un living y un cuarto de toilette; la bañera estaba en el piso de abajo, dentro de la casa de los dueños, pero no había problema con que Izuku la usase cuando lo necesitara.

Los dueños del lugar le habían preparado ya algunas comodidades, como un viejo futón, un anafe y una mesa pequeña, aunque fue tarea de Izuku y su madre conseguir un refrigerador en una tienda de segunda mano y otros objetos. En unos cuantos días fueron convirtiendo ese pequeño departamento en un hogar.

Los dueños tenían en la planta baja además de su domicilio una tienda donde vendían una gran variedad de cosas curiosas. Había muchos artefactos extraños de diferentes culturas y religiones, aunque la mayoría de la clientela de la tienda venía en busca de hierbas curativas y brebajes que preparaba la dueña, la señora Chiyo. Era una ancianita muy dulce y muy pequeña, que hacía juego con la altura de su esposo, un viejo italiano al que llamaban Gran Torino. Por sus habilidades curativas con las hierbas, y su personalidad alegre, la señora Chiyo había sido apodada por sus clientes como Recovery Girl. En pocos días ambos le habían tomado cariño a Izuku, y le prometieron a su madre que lo tratarían como a un nieto.

El quince de marzo Izuku se despidió de su madre por lo que sería un largo tiempo, las clases comenzarían pronto y también su nueva vida en la gran ciudad viviendo por su cuenta. La primera noche que estuvo solo fue un tanto difícil para Izuku, se sentía asaltado por las dudas de lo que le esperaba en su nueva escuela y ahora que su madre estaba lejos la casa le parecía un tanto espeluznante. De a ratos sentía que escuchaba voces susurrando, algunas venían del armario, otras del baño y también del comedor. Una que otra cosa parecía moverse de vez en cuando, como si alguien rebuscara entre sus pertenencias.

Finalmente, un tanto aterrado y un poco avergonzado por estar temiendo fantasmas a esa edad, se puso los auriculares de su celular, reprodujo algunas canciones tranquilas y se tapó completamente hasta dormirse.

A la mañana siguiente encontró todo como lo había dejado, definitivamente había sido producto de su imaginación y la idea de estar en un nuevo lugar. Lo único extraño fue que encontró en el tacho de la basura el envoltorio de una golosina que su madre le había dejado y que no recordaba haber comido, pero como le pareció que fijarse en esos cosas era ser un tanto paranoico, no le dio importancia. Se preparó un desayuno rápido y austero y luego bajó a saludar a la pareja de ancianos, quienes lo invitaron a desayunar nuevamente con ellos. Izuku declinó la oferta amablemente y luego de un rato salió de compras por el barrio con la pareja, en verdad los sentía como sus propios abuelos.

Regresó a casa cerca del mediodía para dejar las compras y luego salió a dar otra vuelta, quería conseguir un nuevo cuaderno para llevar las notas de cuánto gastaba y las cosas que debía comprar a diario. Volvió en seguida a casa, pero cuando abrió la puerta se encontró con algo inesperado: una chica de cabello corto castaño estaba sentada a la mesa leyendo el ticket de las compras mientras un muchacho musculoso se preparaba para cocinar...


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Con los siete pecados [Boku no Hero Academia - Participativo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora