Hacía frío. Tenía mis manos en los bolsillos de mi pantalón, no quería que mis dedos se congelaran.
Él tenía una chamarra y una bufanda. Estaba comiendo galletas.
Se detuvo al ver que le miraba. Mi estómago gruñó y él rió.
¿Quieres? ofreció extendiendo la bolsa donde se encontraban las galletas. Negué con la cabeza.
Vamos, sé que tienes hambre. Toma una. Negué nuevamente.
Por favor, hazlo.
Extendí tímidamente mi mano y tomé una, sonrió ampliamente.
Así está mejor.
Pero no lo estaba.