Todos estaban inquietos, la casa que, más bien parecía mansión por el tamaño incluso creó un poco más grande que mi propia casa, ya que no podía ni imaginar el número de habitaciones que tenía aquella casa, la había dejado la familia Montgomery al irse a Italia, pues haya vivirían ahora, así que estaba en venta , claro que era una casa tan hermosa, la casa tenía un acabado inigualable, era como de ensueño, tenía ventanas amplias, rectangulares que siempre relucían, en ellas se miraban marcadas con el sol la silueta de algunas de las ramas de aquellos árboles enormes que estaban a los lados, ya viejos suponía yo por el tamaño eran altos y fuertes con raíces grandes, una puerta rustica al frente ya que tenía campanilla era forja artesanal, aquello era herraje hecho a mano cosas que ya no eran muy comunes, era como la puerta que habían en las haciendas de aquella madera solida y resistente, enfrente tenía escaloncillos, la casa era de color crema y sus acabados eran de madera. Estábamos en otoño, una época muy bella, las hojas tenían un varias tonalidades empezaban desde amarillo, naranjas y algunas en marrón claro, algunas hojas que caían lo cual le daba bastante color y vida a aquella casa; yo no conocía el interior de aquella casa, puesto que yo nunca había entrado, debido a que la familia nunca sociabilizo con nadie, eran algo extraños, no tenían hijos, bueno no podría opinar mucho sobre ese tema mis padres solo me tenían a mí, pero aun así ¿Una casa, que parecía mansión para tan solo dos personas? Y bueno casi nunca estaban ¿Por qué será eso? ¿Nadie les agradaba? ¿Se habían amargado? ¿Algo malo les pasaba?
Bueno en fin, la zona en que vivíamos era de ese tipo de casas casi todos habían heredado aquellas casas por sus padres o algunos habían comprado, aunque con aquella casa vacía se preocupaban pues ya tenía tres meses que habían puesto aquella casa en venta y nadie preguntaba por ella ¿Será que en verdad podrían abandonar a una casa tan bonita? Sería una pena que se maltratara debido a que no le daban mantenimiento ahora tenía polvo se notaba en las ventanas, en la puerta, aquella casa se llenaría de animalillos extraños, si no es que ya había y desentonaría con las demás casas.
Un día por la tarde mientras tomaba mi lección de francés pude ver que alguien se acercaba al anuncio clavado en el pasto le colocaron una cinta blanca con letras mayúsculas bastante grandes y negritas "VENDIDO", nadie se lo esperaba incluso pude ver por la ventana que algunas amigas de mi madre que visitaban con frecuencia la casa, acompañadas de sus hijos salían a corroborar aquello, estaban alegres por aquel suceso ahora le darían el mantenimiento necesario y eso quería decir ¡vecinos nuevos!.
Al día siguiente por la mañana, me fue a despertar mi madre muy temprano. La nueva familia que ocuparía la casa, había decidido que vendrían a visitarnos, para conocernos mejor puesto que seriamos vecinos y su casa estaba justo alado de la nuestra, por eso serían los primeros que conoceríamos, la familia Anderson llegaría pronto aviso mi mamá y salió de mi habitación.
Mi madre supuse haría que mi educadora supervisara que yo me arreglara y enviaría a Mariet, ese era su nombre, era alta, esbelta con el cabello color chocolate ondulado que se acomodaba perfectamente a su cara fina, con los ojos rasgados de un verde oliváceo, tenía la voz dulce, fina y amable; se escucho el sonido de mi puerta era Mariet para ese entonces mi medre ya le había dicho todo lo que tenía que hacer. La vi entrar. Se puso de rodillas para verme a los ojos pues yo aun era pequeña para ella, aunque para mi edad era bastante alta yo tenía dieciséis años.
-Caroline, ¿Cómo te sientes el día de hoy?- me dijo mirándome a los ojos.-Te noto distraída, tenemos que apresurarnos, tendremos visitas el día de hoy.
-Amm, si claro lo sé.-Le dije con un movimiento rápido de mi cabeza.-Mi mamá vino a despertarme, dijo que hoy tendríamos visitas también me menciono que tu vendrías.
-Bueno está bien.- Me soltó, se puso de pie y camino hacia mi armario, abrió la segunda puerta de mi habitación y luego las puertas donde guardaba los vestidos, ella lo organizaba todo tan bien.- Amm... veamos.-Dijo colocando una mano en su cintura y echando un vistazo rápido a cada uno de mis vestidos.