Lunes por la mañana. Estúpido lunes por la mañana.
Odio los lunes, bastante, pero esta vez sería diferente.
Solo tengo que soportar seis lunes más y tendré mis hermosas vacaciones de verano. Adiós semestre. Adiós maestros. Adiós tareas. Adiós exámenes. Hola Netflix.
Baje rápidamente las escaleras para desayunar, pero como es muy común en mí, tropecé con mis propios pies y rodé por la mitad de las escaleras.
— ¡Estoy bien!— grité.
Caminé hacia la cocina y me serví cereal en un vaso. Perdóname mamá por esta vida loca.
—Es asqueroso verte comer cereal en un vaso. — habló mi hermana mayor — ¿Lavaste tus manos siquiera? —negué.
—Ni mi rostro. —sonreí y ella hizo un gesto de asco.
—Ella deja de comer así, —exclamó mi madre— ya tienes dieciséis años.
—Y sigo joven. —imite la voz de la tortuga de buscando a nemo.
— ¿Algún día va a madurar? —pregunto Anna, mi hermana mayor.
—Eso espero. —respondió mamá— ¿Dónde está Tyler?
—Ty, deja de verte en el espejo y baja a desayunar. —grité
Tyler es mi hermano mayor por seis años, está estudiando en la universidad y tiene una beca gracias al fútbol americano. Es guapo y tiene un ego demasiado grande. Tengo que admitir que es muy parecido a mí.
Después esta mi hermana Anna, es mayor que yo por cuatro años, es muy guapa y está estudiando en la universidad. Sinceramente no recuerdo que estudia ella y mi hermano, pero la verdad no me importa.
Mi hermana Anna es toda una diva, mi hermano todo un galán y yo toda un moco.
Anna tiene los genes de mamá, mide un metro con sesenta y cinco, ojos color café claro y tiene el cabello lacio, largo y negro como el carbón, es de tez blanca y un buen cuerpo.
Por otro lado, Tyler es moreno igual que papá, mide un metro ochenta, ojos color miel y su cabello es castaño y chino, parecido al mío, a diferencia que el mío es una combinación de chino/lacio. Tiene un buen cuerpo y miles de chicas tras él.
Aún recuerdo aquel día en el que querían golpear a Anna porque creían que era su novia. Fue demasiado gracioso.
Por último estoy yo Ella Miller, con mi piel morena, mi metro cincuenta y siete, mi cabello extraño castaño obscuro, mis ojos cafés casi negros, mis pocos pechos y mi linda sonrisa.
Hay que ser positivos.
Vivimos en una casa linda, ni muy grande ni muy pequeña. Mamá la quería así porque podríamos llamar mucho la atención con una casa grande, o eso dice ella.
«Tiene que ser pequeña y bonita, no queremos ll- está casa. Es demasiado perfeccionista pero aun así la amamos.
Mi padre es un hombre de negocios y mi madre dueña de una empresa que se dedica a la venta/compra de medicamentos.
Somos felices, eso es lo que importa.
Media hora después ya estaba por llegar a la preparatoria. Mamá me trae todos los días, le he insistido que me deje sacar mi permiso para conducir pero se niega.
Si Tyler y Anna tienen auto y licencia, ¿por qué yo no?
—Ten un buen inicio de semana Ella, te amo. —dijo mamá mientras yo bajaba de la camioneta.
