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El frío viento de una noche invernal adornaba las calles de Seúl y golpeaba seguidamente la nariz del chico que se encontraba frente a mí.
Con sus pómulos y nariz cubiertas de un rubor rosado generado justamente por aquél helado clima, Seungkwan miraba vidrieras y puestos al azar mientras caminábamos tomados de las manos.
Se acercaba el día de nuestro tercer aniversario como pareja, para aquel entonces no habían muchas sorpresas que dar, ambos nos conocíamos más que suficiente y sería demasiado obvio planear algo sin que el otro quiera enterarse. Por lo cual, ver vidrieras en busca de cosas que comprar, era nuestro plan previo a la celebración.
Y Boo amaba ver aquellos ventanales iluminados tanto con luces comunes y corrientes como con adornos y lámparas decoradas. Sea como sea, ver como sonreía y miraba todo tipo de cosas haciéndolo parecer un niño pequeño era simple y sencillamente adorable.

Comenzamos a caminar más lento, puesto que habíamos llegado a un determinado lugar donde casi todos los negocios eran de muebles y cosas para el hogar.
Seungkwan y yo vivíamos juntos desde que ingresamos a la universidad, nos tocó compartir apartamento y nos hicimos cercanos casi sin darnos cuenta. No era mala idea renovar algunos muebles, realmente habían unos que estaban algo viejos y descuidados. No es como si todos los días esperasemos visitas, claro está, pero a Seungkwan le gustaban mucho las cosas bonitas.
>>Como él<<, pensé mientras sonreía embobado.
Entonces no noté el momento en que mi pequeño novio tiraba de mi bufanda, apuntado a una gran vidriera que dejaba ver unos cuantos objetos.

- ¿Qué es lo que te gusta?

Pregunté poniendo total atención a sus señas, esperando a que hablara.

- Aquél...

Levanté mis ojos mirando un fino y atractivo vinilo de madera que estaba al otro lado del cristal.
Me parecía extraño que de todas las cosas de allí, a Seungkwan le gustara aquello.

- ¿Un vinilo? No sabía que te gustaban.

- No soy precisamente un fan, pero mi madre solía repetir una y otra vez que quería uno cuando vivíamos en Jeju. Obviamente nuestra casa no tenía ni la pinta, ni tampoco el lugar para poner uno. Pero a mamá no le importaba, ella solo lo quería allí. Para tenerlo.

Entonces entendí todo. Esto era sobre la señora Jwa.
La mamá de Seungkwan, según él solía contarme, era la persona más paciente y amable del mundo. Él en verdad le tenía un increíble aprecio.
Recuerdo cuando comenzamos a vivir juntos, mi ahora novio se veía algo decaído, a pesar de no querer hacerlo ver. Seungkwan era propenso a ello. A no mostrarse débil frente a otros. Todos lo conocían como el chico alegre y bromista que amaba la comida chatarra y nunca quedarse quieto.
Pero él no es siempre así.
Como iba diciendo, mi timidez y falta de empatía no me permitió preguntarle a Seungkwan que ocurría en aquél entonces. Por lo tanto, y como desgraciadamente los rumores corren rápido por todos lados, al enterarme que la mamá del chico había fallecido hace unos meses, sentí pena por él.

Entonces pude comprender muchas cosas. Pude entender el por qué del llanto nocturno que Kwannie siempre intentaba acallar, a veces en vano, creyendo que yo estaba dormido. Y pude entender que no extrañaba solo su casa, extrañaba mucho más que eso. No la conocí jamás, pero con solo ver lo brillante que Seungkwan es incluso estando triste, al conocer a sus hermanas, y tomarme el tiempo por supuesto de conocerlo a él, me dí cuenta que la señora Jwa era realmente una persona increíble.

También recuerdo a la perfección el momento que cambió todo. La noche que, como normalmente desde los nueve meses que habíamos estado juntos, escuché una vez más su llanto, no dudé un solo segundo en levantarme de mi cama e ir con desición a abrazarlo.
Temblaba como no sabía que un ser humano podía temblar. Parecía simplemente aterrado.
Le susurré unos cuantos "Está bien, estoy aquí" hasta que se calmó, y cayó finalmente sobre los brazos de Morfeo.

Nosotros hasta antes de aquello no nos llevábamos mal ni nada de aquél estilo; simplemente éramos compañeros.
Pero luego de eso, Seungkwan comenzó a abrirse más conmigo. Y yo más con él. Compartimos sueños, llantos, pensamientos, y dificultades. Y de aquello nació un amor que actualmente seguimos compartiendo.
Tal vez fui el primero en notarlo de ambos. Notar como había caído rendido ante sus hebras rubias, bajando hasta sus ojos oscuros, llegando a sus pómulos definidos y notando los casi inexistentes lunares que adornaban el costado de su oreja. Siguiendo por sus lindas mejillas las cuales desde siempre me encargué de besar con cuidado, eliminando cualquier tipo de dolor y rastro de llanto que podía quedar en ellas. Y finalmente sus labios, los más dulces y adictivos que jamás probé en mi vida.
Evidentemente, al formar una relación sentimental, pude amar de todas las formas posibles cada parte de su cuerpo y mente, así como estoy seguro el correspondió día a día hasta hoy, y espero para siempre.

Entonces sentí unas frías manos colocarse sobre mis mejillas, y salí de mis pensamientos una vez más.
Observando como me miraba preocupado, como creyendo que me sucedía algo.
Fue ahí cuando me dí cuenta que una fina lágrima había caído de mis ojos. Sonreí mirándolo y dándole una clara señal de que me encontraba bien. Quizás la nostalgia jugó un poco con mi corazón.
Toqué sus manos las cuales se posaban dulcemente sobre mis mejillas y me incliné un poco hacia abajo, robándole un tierno beso de sus helados labios. Y percibiendo como sonreía ante mi tacto.

- Vernonnie, ¿Qué tanto piensas? Me preocupas... ¿Estás bien? Puedes decirme si te sientes triste, amor.

Negué con mi cabeza tomando su cintura firmemente

- No me ocurre nada, recordé muchas cosas bonitas que me pusieron llorón. No tienes de qué preocuparte bebé.

- C-Claro...

Volví a reír cuando Seungkwan suspiró. Él realmente amaba que lo llamara de esa forma.
Volví a mirar el vinilo, y solté sin rechistar ni una vez

- Lo compraré para tí.

Sus ojos se abrieron a la par de su boquita con sorpresa.

- No, Hansol. Quiero algo para ambos, no solo para mí. Es nuestro aniversario. No dejaré que gastes tu dinero en ello, y menos si solo lo haces tú, debes estar..

Y lo volví a besar esta vez con más fuerza. Y luego otra vez. Y una más. Hasta que finalmente paré, ya que aún habían personas caminando por ahí.

- No es solo para tí. Tú eres feliz y cariñoso conmigo por un lindo vinilo que tu mamá anhelaba, y yo soy feliz viéndote sonreír y estar meloso conmigo. Además no nos vendría mal tener algo lujoso en el departamento.

Lo sentí rodear mi torso con sus brazos y susurrar contra de mi pecho de forma adorable.

- Te amo.

                                  🌙

『 Vinilo 』; VerKwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora