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Corrí tras ellos y me volví a humillar. A las chicas nos les gustan las chicas que se humillan una tras otra y tras otra vez y así sucesivamente hasta perder. A las chicas como a mí y como a  todas nos gusta demostrar que somos fuertes y que no dependemos de nadie ni mucho menos de hombres tan patanes.
La diferencia era que Josh, siendo el más sincero de todo el mundo, no era un patán. Simplemente era Josh siendo Josh. Aparte de hermoso era una persona muy inteligente y eso hacía que no tuviera ojos para otros más. Solamente para él porque tengo miedo de buscar a alguien que no se parezca a él. No lo he encontrado y es dañino para mí ser así porque nadie es igual pero la inteligencia lleva mucho valor que la elegancia y belleza. Pero Josh, por favor, Josh tiene eso y más. Eso es algo que no me deja en paz desde que lo conocí. Lo quiero pero no puedo dejar que se me vaya aún sin tenerlo, siento que...
¿Cómo explicar eso?

Quise una vez tener un bad boy,esos que hay solo en mis novelas literarias. Desear la adrenalina pura y correr el riego mientras cada riesgo es una emoción conjunto con el amor. Pero Josh siendo él,no era eso que quería, él era eso que necesitaba tener y que antes me aburría desear: un chico bueno. Y que yo no sabía que podía anhelar demasiado. Y apareció él.
Lo único que se asemeja a un bad boy es que es muy malo cuando daña mi corazón al decirme que solo hay amistad. Sus palabras acuchillan mi alma.
Queremos estar rodeados de gente sincera y cuando la tenemos nos duele más que la mentira. Prefiero que me mienta y me ilusione una y otra vez al tener que enfrentar a cada rato que no alcanzo sus expectativas como a él le gustan las chicas.

— ¿Micaela? — Pregunta. Oops, creo que sí la regué. ¡Ay pero qué torpe soy! Si para seguir a Josh soy pésima, qué me espera cuando trabaje para el FBI.

— No Josh, soy tu sombra persiguiéndote que nada malo vayas a hacer.— Sí te estoy siguiendo y perdón por esto. Perdona a mi corazón que el solo me indica a dónde ir.

— ¿En serio nos estás siguiendo? — Preguntan ambos al unísono. Tal para cual.

— Claro que no. Solo no entraré a clases y menos así.— Me miré señalando de modo que indicaba que estaba toda mojada.
Me indiqué que si volvía a regar esto de nuevo no perseguirá más a Josh, pero siempre lo ando siguiendo aunque ande haciendo mal las cosas. Al igual que seguirlo.

— ¿Hacia acá? ¿Con nosotros? — Comenta Josh.

— ¿Qué? — Dije. No le entiendo.

— Quiero decir que por qué tomas rumbo por acá si tú casa está del otro lado.

—Haces muchas preguntas Josh.— Bramé. Perdóname. — Quizás no entré ya a clases, pero jamás dije que iría a casa. Con permiso.— Pasé a su lado bufando y caminé a un lugar que obviamente no me llevaría a casa, al menos conozco el centro por aquí.

— ¿Qué le sucede?— Alcancé a escuchar a Marlén decir. Me sucede todo. Ella es el problema.

Saqué mi celular y le marqué a Gibran,mi mejor amigo. Josh no lo era por más que platicara con él y por más que saliéramos; porque está claro que si quería que me viera de otra forma tendría que hacer cosas diferentes a como se suele con un amigo. Lo gracioso y triste es que hacía cosas que no vincula una amistad y aún así Josh, no percató nada.

— Bueno. —  Eso interrumpió mis pensamientos.
Se acababa de despertar. Lo sé. Desvelarse en escribir música lo mataría pero es algo que le fascina.

— Perdón por levantarte, sé muy bien en lo que andas y por eso andas cansado de sueño.

— Todo está bien. Cuéntame qué hay de nuevo. Que no sea de Josh por favor.

UMBRELLA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora