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❝Capítulo 01: Los Kim❞

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Luna Roja o Luna de Sangre: Presagio de muerte o símbolo del apocalipsis.

Hechos 2:20: El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y glorioso del señor.



Un oficial de policía terminaba de inspeccionar el cuerpo destrozado de Sul Kwan, un hombre treintañero acusado anteriormente de acosar escolares. Presionó los labios y negó con la cabeza, casos como aquellos iban siendo recurrentes en su ruta de patrulla nocturna. Y, si no estuviera tan loco, culparía a los vampiros, pero era imposible que esos seres asesinaran gente "mala", a ellos le daba igual, pero eran casos particulares los que sucedían últimamente, tal como si alguien intentara castigar a los mortales que obraban mal, como una clase de justiciero.

Sacudió la cabeza, obligándose a dejar de pensar en disparates. Los vampiros no podían tener sentido de justicia.

De repente, sus sentidos le indican que una presencia peligrosa está a su atrás, voltea alarmado, alumbrando con su linterna, sólo para encontrarse a un muchacho de no más de diecisiete años de cabello rubio, amplios hombros y gran altura, bastante bien parecido deambulando por el lugar, como si estuviera perdido.

Sonríe de medio lado. Un chico joven y apuesto no se veía seguido por las calles nocturnas, en especial con el rumor de vampiros al acecho.

—¡Oye, niño! —le llama el oficial, el chico rubio voltea en su dirección y se señala así mismo—. Sí, tú. ¿Qué se supone que hace un mocoso como tú a estas horas? ¿Tus padres no están en casa o qué?

El chico rubio se mantiene estático en su lugar, repasando al oficial de pies a cabeza, mientras que el mayor está técnicamente babeando por el contrario. Nunca en la vida había visto semejante belleza personificada en un hombre.

—Necesito su identificación —ordena de pronto saliendo de su ensoñación.

El contrario le sigue manteniendo la mirada fija, cómo si se lo estuviese comiendo con la mirada. El oficial se percata de esa mirada que califica como lujuria y cree que es una señal para avanzar.

—¿No tienes toque de queda o algo por el estilo? —le dice en tono sugerente.

—Mis padres son muy permisivos, oficial —habla por primera vez el rubio—. Pero debería preguntar —dice ahora señalando el cuerpo a su atrás—. Ése hombre, ¿no era el que aparecía en los periódicos acusado de pedofilia?

El oficial señaló al muerto con su linterna y es en sólo un segundo que regresa en su dirección y se sobresalta al ver al rubio parado frente suyo con su mirada clavada en él.

—Vaya —dice llevándose una mano al pecho—. Te mueves rápido, ¿eh, muchacho?

El rubio ladea su cabeza y entrecierra los ojos, su mirada se posa en el cadaver.

El Hijo de la Luna Roja [TaeKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora