complejo de bardo

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En la vida de todos llega un momento en el cual nos preguntamos: ¿qué es el amor?.

Quizás esta pregunta se te cruce por la cabeza por primera vez cuando sos aun muy pequeño como para comprender la complejidad de las relaciones; quizás sólo tenés ocho años y un chico de tu clase te dió el chocolate más caro que pudo comprar y ahora te estás preguntando si lo que sentís por él es amor. O quizás tenés cuarenta y estás en el altar de blanco, pensando si lo que sentís por él es realmente amor y si decir que "sí, acepto" es lo indicado.

En algo en lo que todos podemos coincidir es que el amor es muy complejo de comprender, y eso lo tiene jodidamente aterrado a felix: el pobre adolescente de dieciséis años que no 

comprende qué es lo que siente.

La situación esta mal de todas las maneras posibles. Para empezar, él ni siquiera tiene permitido entrar ahí; sus dieciséis años son más que obvios y no engaña a nadie usando ropa formal (la cual sacó del ropero de su padre) y peinándose el pelo para atrás con una cantidad ridícula de gel, pero de alguna manera las personas dentro de ese bar simplemente lo ignoran y el barman hasta le ofrece tragos.

No sabe muy bien cuál fue el impulso para entrar a ese bar en la esquina de su casa; siempre estuvo ahí más él nunca le prestó atención. El adolescente está lleno de dudas, pero si hay algo de lo que está seguro es que el hombre en el pequeño escenario, con un micrófono de mala 

calidad y una frecuente copa en su mano izquierda, es el ser más fascinante que ha visto jamás.

En parte le recuerda a la calidez de su abuelo, ya que de pequeño solía escuchar sus historias hasta quedarse dormido; y escuchar los versos de ese desconocido era de una extraña manera, reconfortante. Lo suficiente como para que el nene de mamá escapara cada sábado a la madrugada para escuchar la poesía del triste chico al que con el tiempo apodó shīrén, porque quería darle uso útil a sus clases de chino y porque "poeta" sonaba mejor así. No había nada como entrar al bar y ver al shīrén con un micrófono en mano y tres copas vacías en el piso; si eso sucedía, significaba que el versero había tenido un día difícil.

Aunque esa era una mera hipótesis. Felix suponía que la cantidad de alcohol que el shīrén ingería estaba directamente relacionada a lo sucedido en su día, y si el día era malo significaba que el poeta se convertía en un bardo borracho. Cantaba los versos con sus mejillas sonrojadas y una sonrisa boba; y si alcanzaba la quinta copa significaba que el bardo también era bailarín, y comenzaría a saltar y girar por el pequeño escenario de madera mientras que los hombres que lo escuchaban, igual de borrachos que él, aplaudían y reían. Y cuando eso pasaba, Felix se avergonzaba. Desde la esquina contraria del bar, en la oscuridad, sentía sus propias mejillas arder del tan sólo pensar que quizás estaba enamorado de ese estúpido poeta borracho.

Felix, a sus dulces dieciséis años, está pasando por la fase "¿qué es el amor?", porque lo que sintió con sus dos novias no se compara a lo que siente por el shīrén –del cual ni siquiera sabe el nombre–, pero ni él mismo está seguro de lo que siente. ¿Por qué está tan desesperado por escucharlo cada sábado? ¿su poesía? si era sincero, ni siquiera era perfecta; pero lo conmovía de una manera extraña y ridículamente acogedora. ¿Cómo es que podía sentirse más cómodo en un bar lleno de borrachos, escuchando a uno cantar, en vez de en la comodidad de su hogar?

¿Podía, acaso, haberse enamorado de sus palabras? Sonaba descabellado pero, ¿qué se supone que es el amor? ¿quién dicta las reglas en el enamoramiento? ¿Quién es el que dice cómo, cuándo y quién? ¿Acaso existía un intermediario en los sentimientos de cada persona? De ser así, Felix quería hablar inmediatamente con él, porque el hecho de querer escuchar a ese estúpido borracho todos los días, todo el día, lo estaba volviendo loco. El adolescente quería que el poeta le cantara en su tono desafinado tan ridículamente encantador y le bailara con la alegría propia de una mente ajena a la realidad, y no lograba comprender el porqué.

¿Qué es el amor? se pregunta Felix mientras camina hasta el escenario con una copa llena en la mano. Se detiene a un metro del shīrén y, por primera vez, cruza miradas con él. ¿Es acaso una reacción primitiva del cerebro, el cuál piensa en procrear para que la especie perdure? El poeta sigue recitando sus versos, esta vez lo suficientemente sobrio como para no titubear, ni saltar, ni reír; está serio y concentrado. No, no puede ser una mera reacción química, lo que siento por este poeta es mucho más profundo que eso. Mientras el shīrén habla jamás quita la vista del adolescente entre medio de los borrachos. Felix lo nota y simplemente sonríe, porque estar en ese estado de embriaguez a la cual llegó únicamente con la mirada del poeta se siente demasiado bien y, mientras el shīrén se despide de los presentes y se baja del escenario, Felix se pregunta si después de tantos meses es momento de hablar con él.

Cuando vuelve a la realidad luego de vagar por sus pensamientos el poeta está hablando con el barman con una copa en su mano, y Felix decide caminar hasta él, porque está totalmente embriagado de amor y no tiene nada que perder.

¿Qué es el amor? susurra el adolescente cuando se sienta en el banco al lado del poeta; este se gira, lo observa a los ojos y pregunta "¿qué?"

Felix sabe que lo escuchó, sin embargo vuelve a repetir, esta vez más cerca y más bajo "¿qué es el amor?"

"Quizás si me lo preguntas dentro de tres copas pueda responderte"

El poeta borracho y el adolescente inexperimentado rieron juntos, y si Felix es sincero, esa noche no aprendió lo que era el amor. Su shīrén siguió bebiendo, más no pudo darle una respuesta; al menos no una que él pudiese interpretar con facilidad. Quizá fue mala idea recurrir a alguien incapaz de expresarse sin metáforas, siempre pendiente del ritmo y la métrica.

A partir de ese sábado, luego de que el poeta terminara su show, Felix hablaba con él hasta que caía dormido en la barra, y en ese momento su shīrén lo despertaba y caminaba con el pequeño somnoliento hasta su casa, la cual quedaba a sólo media cuadra. Felix despertaba cada domingo con la misma pregunta. ¿Esto es amor?

El poeta le susurró su nombre uno de tantos sábados, "me llamo Changbin" confesó antes de besar al adolescente que había cumplido diecisiete unos pocos días antes. Luego de ese efímero beso, muchos otros le siguieron. Ese sábado ambos chicos observaron el amanecer sentados contra la puerta del bar. Changbin le confesó muchas cosas, como su edad –hace pocos meses tenía dieciocho–.También le comentó que hacía esos shows a espaldas de sus amigos y sus padres; nadie en su circulo cercano conocía sus versos ni sus pensamientos más profundos, que compartía cada sábado. Lo más imporante que Changbin dijo esa madrugada fue entre besos y risas complices. Entre la calidez de los labios de Felix confesó que antes de conocerlo estaba seguro de lo que era el amor, sin embargo su llegada había arruinado la mitad de su libreta llena con sus versos.

Felix simplemente sonrió y se dejó abrazar por el poeta. Si era sincero, él tampoco había logrado descifrar qué es el amor. ¿Es volverse loco por una persona y ser capaz de hacer todo por ella? de ser así, lo que el menor sentía era mucho más que amor. Y si tenía que seguir desobedeciendo a su madre para oír los versos del poeta borracho a las dos de la mañana lo haría; porque Felix finalmente conoció la irracionalidad del amor aunque sea incapaz de explicarla.

el shīrén borracho  ;  changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora