III

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Entusiasmado, Eldar comenzó a llenar la que llamaba "mochila de aventuras" con todo aquello que necesitaba además de algún que otro objeto inútil. Tal era la emoción que incluso introdujo un pedazo de pan mordisqueado de hace tres días.

Morgana, una vieja amiga de Eldar, entró revoloteando por una de las ventanas del hogar del elfo. Velozmente, se acercó a él y, fue tan corta la distancia que los separaba que Eldar pudo notar la respiración del hada en su nuca. Se conocían de hace tanto tiempo que no le hizo falta girarse para percatarse de quién se trataba.

Las alas de Morgana emitían un tintineo similar a los cascabeles cada vez que las batía con lentitud y siempre desprendía un dulce aroma a lavanda, dejando su rastro por cada lugar por el que pasaba. Dicha fragancia, relajaba a Eldar y, automáticamente, sus movimientos se ralentizaron.

―Pareces impaciente ―la voz de Morgana era dulce, parecía una melodía hecha para el descanso―, ¿tienes ganas de ir a buscar a la mariposa?

―Demasiadas, no habría imaginado que los propios reyes me pedirían ir en su búsqueda. Siempre me están regañando.

Morgana rió cubriéndose la boca con la mano.

―¿A quién más iban a pedirle ayuda? ―Eldar cerró su mochila y se la llevó a la espalda. En cuanto comenzó a moverse para salir de su morada, Morgana no tardó en volar junto a él―. Eres conocido en la hondonada por tus conocimientos por las mariposas, aunque más por lo revoltoso y por tus destrozos, pero eres de fiar.

Eldar no pudo evitar sonreír. Iría al mundo humano por primera vez en su vida en búsqueda de la mariposa más exótica además de poderosa. Recordó que Titania y Oberón le dijeron que esperara en el portal situado en el centro del bosque que estaba junto a la capital para poder viajar hasta el otro lado; entonces, junto a Morgana, se puso en camino hacia el punto de encuentro.

No era larga la distancia que había desde su pequeña cabaña hasta el bosque, ni siquiera necesitaría cruzar la capital para poder alcanzarlo. Algo pícaro, miró a Morgana, retándole con la mirada.

―¿Qué piensas, Eldar?

La sonrisa del elfo se amplió y sus grandes ojos se entrecerraron. Morgana, sin embargo, se extrañó. No sabía con exactitud qué planeaba, pero, por otra parte, aquello no sería nada bueno. Su expresión lo decía todo. De pronto, Eldar se comenzó a agachar muy lentamente, relamiéndose los labios.

―¡Mis piernas son más veloces que tus alas!

Tras aquellas palabras, salió disparado hacia arriba, en dirección al árbol más próximo. Fue entonces cuando Morgana supo qué planeaba.

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⏰ Last updated: Jul 30, 2018 ⏰

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El cazador de mariposasWhere stories live. Discover now