Mío ||n.s|| OMEGAVERSE

-04-

Me detuve frente al imponente edificio y suspire

–No quiero hacer esto– me gire para regresar justo por donde había venido pero Shawn me detuvo

–Debes demostrarle a ese alfa que...

Puse mi mano sobre su boca y sonreí fingidamente –Escucha, viniendo aquí solo le demuestro que tiene poder sobre mi y que no puedo hacer nada al respecto. Ya no trates de subirme la moral– suspire

Quite mi mano de su boca y me gire de nuevo a la entrada del edificio

–Esta bien, solo recuerda que voy a estar allí. Por si me necesitas.

–Gracias– sonreí –Será mejor que subamos o perderás el empleo por llegar tarde y no me estoy poniendo a merced de ese hombre para que te despidan el primer día

Mi amigo rodeo mis hombros con su brazo y me arrastro hacia el edificio. Nos subimos al elevador y Shawn presiono el número 8

–¿8?– pregunte horrorizado –¡Eso esta dos pisos debajo de la oficina de Styles!– grite

–Vas a estar bien, Niall– se rió mi amigo

–No te burles, sabes bien lo que estar cerca de ese idiota me provoca. Todo hubiera sido más sencillo si estuvieras en el mismo piso– hice puchero

–Tendrás que sobrevivir sin mi– dijo dramático mientras salía del elevador

–¡Tratare!– sonreí

En cuanto el elevador se cerro, presione el número 10 e inmediatamente me puse nervioso.

Las puertas se abrieron y me enderece mientras me acercaba a la mujer de ayer, Sarah... creo

–Hola, vine a...

–Te esta esperando– bufo irritada mientras rodaba los ojos

¿Ahora que hice?

Suspire y me dirigí a la oficina. Toque un par de veces hasta que Harry me indico que entrara

Estaba sentado detrás de su escritorio, leyendo un montón de papeles. Llevaba unos lentes de montura negra y estaba mordiendo la goma del lápiz.

–Llegas tarde– dijo sin quitar la mirada de los papeles

–No es verdad, llegue a tiempo– mire mi reloj de pulsera 07:01

¿¡En serio!? ¡Un minuto!

–¡No me gusta que me rezongues, Niall!

–¡Y a mi no me gusta estar aquí contigo! Pero a veces no siempre se tiene lo que se quiere– rodé los ojos

Levanto la vista de los papeles y sonrió

–Oh cariño, yo siempre tengo lo que quiero– mordió más fuerte la goma del lápiz –Sin excepción

–¿Qué quieres que haga?

–Tengo un millón de respuestas para eso, bonito.

Me reí y asentí –Estoy seguro que de ese millón, al menos... un millón son sobre llevarme a tu cama

–No me digas que no quieres

–Pues si te digo... no quiero– sonreí burlón –Pero hablaba sobre el trabajo, ¿para qué demonios quieres un asistente personal si no lo necesitas?– cruce los brazos

–Si lo necesito– tomo una de las tantas carpetas que tenía en el escritorio y la estiro en mi dirección –Ordena esto alfabéticamente y cuando termines con eso puedes continuar con todas las de allá– señalo un estante repleto de carpetas