Prólogo

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Tienes problemas, pero tienes personas que te apoyen y lo resuelven.

Tienes perdidas, pero aun así te queda compañía.

Tienes cicatrices, pero te sobra tiempo para curarlas.

Tienes dudas, pero al final tomas una decisión.

Tienes sueños, y con ellos obstáculos en el trayecto.

Tienes virtudes, pero también defectos.

Al final en la vida tienes cosas buenas y malas, nuestro problema esta en esperar que las malas pasen sin hacer nada. Y ahí estaba yo, sujetando su mano y esperando que despertara, sin poder hacer algo.

¿Lo haría porque yo estuviera a su lado?

No lo se, pero no perdía nada con intentarlo. Porque si hay algo que la vida me enseño, es a luchar por mantenerme en ella.

-Despierta por favor, no puedes irte, te necesito... maldición no puedes. -Dije sujetando su mano la cual estaba cubierta por mis lagrimas. Mis sollozos retumbaban en toda la habitación. -Eres todo lo que me queda, resiste por favor, hazlo por mi. -Dije rompiendo a llorar más.

Esa emoción, en la cual sientes que lo estas perdiendo todo, que ya no puedes más, en el que la soledad te invade, cuando consideras que el suicidio es la mejor opción, cuando crees que el universo te odia y que conspira en tu contra para verte sufrir, donde te preguntas que diablos hiciste para merecer lo que te esta pasando. Deberían de crear una palabra que describa la combinación de esos sentimientos, porque es justo lo que siento ahora.

-Primero mamá y papá... no tu, eres lo único que me queda, por favor no te vallas. ¿Qué voy a hacer sin ti? -Dije mirando su cara inmóvil.

Lo había perdido.

StoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora