Day After Day

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Miró su reloj y luego volvió su mirada hacia la entrada del local. Puntual, como siempre, lo vio pasar frente al gran ventanal. Siguió sus pasos hasta que llegó a la puerta. Oyó la campanilla y sonrió.

-Bienvenido, Chanhee.

-Buen día, Daniel.

Él le devolvió la sonrisa y caminó hasta su mesa de siempre. Momentos después, se acercó hacia él, llevando su orden. No necesitaba preguntar. El pedido era siempre el mismo: café negro y algo dulce para comer. La primera vez, recordó, había comenzado a enumerar los postes y tartas que el local ofrecía. Pero él lo detuvo con un ademán y simplemente le murmuró "sorpréndeme" mientras sonreía enigmáticamente. Aún así, nunca terminaba lo que me servía. Solo iba y se quedaba allí una, dos horas sentado junto a la ventana, mirando hacia la calle. Día tras día, sin falta.

Desde entonces, habían pasado muchas semanas. Aunque aquel día fue algo diferente. Se acercó con la bandeja, depositó la taza y el plato frente a él. Chanhee los contempló un momento y luego lo miró extrañado.

-Estos son nuevos...

Señaló los pastelillos en el plato. Tenían forma de corazón y cobertura de colores pastel.

-Es un especial por el día de San Valentín, creí que querrías probarlos.

-¿San Valentín? Así que ya estamos en esa fecha...

Sonrió. Habló más bien para sí, pero pudo oírlo. Un dejo de nostalgia cruzó su mirada y la volvió hacia la calle una vez más. Daniel se quedó en silencio un instante, siguiendo la dirección de su mirada perdida.

-¿Sabe esa persona que esperas por ella?

Chanhee se volvió hacia él, sorprendido. Daniel cubrió su boca con una mano, dándose cuenta de que había hablado en voz alta.

-L-lo siento... -se inclinó en señal de disculpa -No era mi intención entrometerme...

Se disponía a retirarse, cuando él lo detuvo sosteniéndolo del brazo. Pero antes de que pudiera decir nada, oyeron la campanilla de la puerta de entrada. Daniel observó cómo una joven pareja de chicos ingresaba al local y los dedos de Chanhee apretaron con fuerza su muñeca antes de soltarlo bruscamente.

-Debo irme.

Susurró. Sin levantar la mirada, sacó su billetera y dejó unos billetes sobre la mesa.

-Lo siento, quédate con el cambio. Y puedes comerte los pastelitos, si quieres. En realidad, no me gustan las cosas dulces.

No dijo más y salió de allí apresuradamente. Vio a uno de los muchachos que acababan de entrar seguirlo con la mirada. Daniel también lo hizo, viéndolo pasar frente al ventanal. Pero Chanhee no volvió la vista atrás.


Más de una semana después, él no había vuelto a aparecer por allí. Pero Daniel no lo había esperado al día siguiente. De alguna forma, lo supo. Sabía que no volvería. O eso creyó. Grande fue su sorpresa al oír la campanilla y verlo cruzar el umbral aquella tarde. Lo saludó, como siempre, se sentó en su lugar habitual. Daniel sonrió, sin darse cuenta, y preparó su orden. Sin preguntarle, como siempre. Como si nunca hubiera ocurrido nada, como si aquella semana no hubiera transcurrido.

Sin embargo, Chanhee daba la espalda a la ventana. Sus ojos, que siempre buscaban con avidez a alguien entre la multitud, ahora seguían con disimulo los movimientos de Daniel tras la barra. Lo contemplaron sorprendidos y divertidos cuando puso frente a él un café y un sándwich. Pero no dijo nada. Daniel continuó atendiendo y Chanhee comió en silencio. Solo cuando se acercó a llevarle la cuenta, se animó finalmente a hablar, con cierta inquietud.

-Daniel, sobre el otro día...

-Está bien, no necesitas darme explicaciones.

Sonrió comprensivo. Él asintió, tragó saliva.

-Aún así quisiera hablar contigo, ¿te gustaría tomar algo?

Daniel lo miró confundido. Él le devolvió una coqueta sonrisa.

-Está bien si no quieres...

Calló un instante, pensativo. Pero el sonido de la campanilla le recordó que no podía quedarse allí mucho tiempo.

-Estoy trabajando ahora...

Mordió su labio, desvió su mirada. ¿Por qué se sentía tan avergonzado de pronto? No era demasiado intensa, sin embargo, la mirada de Chanhee lo intimidaba. La había sentido sobre él en todo momento desde que llegó, aunque sus ojos nunca se habían encontrado. Inhaló profundamente.

-Salgo a las 7.

Murmuró bien bajo. Se volvió antes de que él procesara lo que acababa de decirle. En cuanto lo hizo, sonrió. Se levantó, pasó a su lado camino a la puerta.

-Esperaré por ti, entonces.

Susurró para que solo él lo oyera. Salió a la calle, volvió su vista al gran ventanal. Una suave risa escapó de sus labios al ver el rostro sonrojado de Daniel. Aquel sentimiento que había surgido en él en cuanto entró en la cafetería esa tarde volvió a su mente una vez más y se arraigó en su pecho. Pensó, entonces, que quizá había estado esperando a la persona equivocada.

@MyAngelDays.

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Notas finales: Ya ni digo nada, porque tarde siempre TTTT

Ya se habrán percatado, pero me gusta escribir con Niel y hacerlo cambiar de pareja como de calzones (?) Espero que estén disfrutando de estas pequeñas historias, ¡ya mañana (hoy) es el último día de la week!

Day After Day [#TEENTOPWEEK]Where stories live. Discover now