Si ellos supieran

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Estoy recostado sobre mi cama, viendo el techo, con mis brazos y piernas totalmente estiradas, siento mi cuerpo algo tieso, pero tengo miedo de hacer algún movimiento, a pesar de que los gritos se escuchan cada vez con más fuerza, sé que logran escuchar el sonido que produciré al moverme para buscar una mejor postura. No me importa quedarme así toda la noche, si así puedo evitar los golpes y gritos de mi padre.

Trato de ignorar todo lo que pasa a mí alrededor e intento dormirme.

Muerdo fuertemente mi labio inferior al escuchar algunos gemidos. Y espero con todas mis fuerzas que mi hermana pequeña no se haya despertado, no quiero que escuche esto porque sé que no podré ir a verla, no hasta que la casa este en calma.

Vuelvo a hacer un esfuerzo para tratar de quedarme dormido, pero los ruidos de la habitación contigua a la mía lo complican más.

Abro mis ojos lentamente, mi cuerpo está totalmente rígido. Tardo un momento en darme cuenta de que me había quedado dormido. La casa se ha quedado en completo silencio. Me levanto de mi cama poco a poco, procurando de no hacer algún ruido.

Comienzo a avanzar con inquietud hacia la puerta. Con pasos cautelosos, me dirijo lentamente al dormitorio de mi hermana pequeña.

La veo plácidamente dormida, ajena a todo lo que pasa a su alrededor, tomó asiento a su lado y acarició con delicadeza sus oscuros cabellos. La contemplo por unos minutos, observando como su pecho sube y baja. Suspiro aliviado al darme cuenta de que ha estado dormida desde que la arrope hace algunas horas. Me alejo de ella y camino de nuevo hacia mi habitación.

Me sobresalto al escuchar una puerta siendo fuertemente azotada. Siempre he sido una persona de sueño ligero. Tomo una profunda respiración antes de levantarme y empezar con mi rutina diaria.

Voy hacia el cuarto de baño y me ducho con tranquilidad, tratando de no recordar nada sobre la noche anterior. Cuando terminó de colocarme el uniforme, me encaminó hacia el cuarto de mi hermana. Me siento a un costado de su cuerpo y comienzo a despertarla.

- Sofie, vamos despierta - digo mientras le acarició el cabello. Ella abre sus párpados dejando ver sus bellos ojos castaños verdosos. Me da una sonrisa algo adormilada.

- Buenos días Sofie, ve a arreglarte, para que puedas desayunar e irte al colegio -. Sofie aleja lenta y desanimadamente la cobija con la que está tapada, se sienta en el borde de su cama y me mira de forma agotada.

- Te espero abajo, no te demores mucho, para salir lo más pronto posible -. Me mira directamente a los ojos, noto en ellos dolor y angustia. Evito su mirada y vuelvo a hablar. – Es mejor que te apresures, hoy tengo que llegar temprano -.

          

Entro a la cocina y me quedo en el marco de la puerta, contemplando a mi madre quien se ve decaída. Está sentada con los codos apoyados sobre la mesa y su rostro se encuentra cubierto por sus manos. La pelea de anoche debió de haber sido fuerte, por un momento siento más que lástima por ella. No debería de estar sufriendo todo lo que mi padre le hace.

Mi madre debió de haberlo dejado cuando esas peleas comenzaron, desde el primer golpe, que fue hace años, mi hermana en ese entonces sólo tenía 5. Al principio solo decía que mi padre estaba enojado y que iba a cambiar.

Me acerco a la despensa, agarrando lo necesario para preparar el desayuno. Siento una mirada, su mirada en mí, cuando inician los sonidos que producen los objetos que tomo al moverse.

- James - su voz se escucha rasposa, probablemente producto de los gritos de anoche - ¿Levantaste a Sofie? -. Contesto con un cabeceo afirmativo. - Está bien, ¿Que vas a hacer de desayunar está vez? -.

Si ellos supieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora