Capítulo Único

717 70 8
                                    

"Todo se hunde en la niebla del olvido pero cuando la niebla se despeja el olvido está lleno de memoria."
-Mario Benedetti.

❇❇❇❇❇❇❇❇❇❇❇❇❇❇❇❇❇❇❇

El olvido es la acción voluntaria de dejar de recordar. Normalmente dejamos de recordar momentos malos que pasamos, personas que no nos agradaron o información que consideramos inútil.

Pero, ¿qué se hace cuando te obligan a olvidar?

Cuando desperté en esa habitación de hotel aturdida y con un fuerte dolor de cabeza, lo primero que sentí fue una sensación de vacío, de soledad...

Sabía que mi nombre era Hermione Granger, sabía que era una bruja hija de muggles. Recordaba cada momento de mi niñez, a mis padres, cuando mi carta de ingreso a Hogwarts llegó. Cada momento en el colegio, con mis amigos Harry, Ron, Ginny, Luna y Neville...

Sin embargo, había algo o alguien que me faltaba.
¿Quién o qué era? No lo sabía, por más que me esforzaba en tratar de recordar no podía. Era como una niebla densa que no deja ver ni por donde vas, era una oscuridad total, como el cielo en una noche sin estrellas.

Al ser considerada heroína de guerra en San Mungo tuve los mejores medimagos a mi disposición para ser tratada y el Ministro de Magia encomendó a los mejores aurores para dar con quien me había lanzado el obliviate.

Mis días y mis noches en esa habitación de hospital fueron las peores pues me trataban como una incapacitada. No podía salir, no podía ver a nadie y las noches no eran mejores.

En mis sueños se presentaban un par de ojos grises, eran como dos luceros que me guiaban por ese sendero de piedra, eran la luz en toda esa oscuridad. Al despertar me preguntaba, ¿a quién pertenecían esos ojos? ¿era alguien que yo conocía?

Cada día que pasaba sentía que la niebla era más y más densa. Los medimagos no me ayudaban en absolutamente nada, me sentía una prisionera en esa habitación.

- Hola Hermy- abrí mis ojos y me tope con un par de ojos azules como el cielo.

- ¿Luna? ¿Qué haces aquí?- pregunté un poco sorprendida- tengo entendido que no se me permiten visitas- dije enfadada, ella se aproximó a mí y tomó asiento en un lado de la cama.

- Ahora si puedes recibir visitas, Harry hizo valer su papel como el salvador del mundo mágico y le exigió al Ministro que nos dejaran verte.

Yo lo único que pude hacer fue lanzarme a los brazos de mi amiga y lloré como nunca lo había hecho. Con ella era tan fácil sacar tus sentimientos, fue como quitar un peso de mis hombros al desahogarme.

- Tranquila Hermy, todo estará bien, yo sé que tus recuerdos volverán cuando menos lo pienses - así era Luna tan optimista y reconfortante.

- Es lo que más deseo porque sé que hay algo importante que me falta, lo siento en mi corazón, en mi cuerpo- dije cuando el llanto pasó.

Desde ese día Luna me visitaba todas las tardes. Ella fue como una lucecita en ese sendero de oscuridad en el que mi mente estaba. Gracias a ella la niebla iba disipando.

Y poco a poco ese par de ojos grises tuvieron un rostro: piel pálida, unos labios que yo probé muchas veces, un cabello rubio que me encantaba despeinar al acariciarlo...

Fue como encender una luz, fue como encontrar esa pieza del rompecabezas que faltaba, fue como el sol después de una tormenta...

Así llegaron mis recuerdos, uno a uno. Cada momento feliz o triste, cada beso, cada caricia y cada te amo que salió de su boca.

SublimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora