IX

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Me tenía nerviosa, tanto que no podía más.

Me encontraba preparando el desayuno en risas junto a Mia.

Mientras Antoine se encontraba hablando por teléfono con Dios sabe quien.

Desde hace dos días recibía llamadas de un número extraño.

Cuando le preguntaba solo decía que no me preocupara, pero esto hacía que me preocupara más.

¿Se habría cansado de mi?

Miles de posibilidades llegaron a mi mente pero las ignoré.

Senté a mia en su respectiva silla y puse los desayunos en platos.

—Desayuno listo— avise a Antoine que solo me hizo señas con la mano.

Me senté junto a Mia para ayudarla un poco con la comida pues se ensuciaba al comer.

—Bella— río divertida cuando le hice unas muecas.

—Debo ir a entrenar— informó Antoine sin tocar su desayuno, no lo había ni mirado.

Aquello había dolido.

—Pero dijiste que tenías el día libre— murmuré confundida y algo triste— íbamos a ir todos a montar a caballo con Morata ¿recuerdas?

—Si, el entrenador me necesita lo siento.

Beso la frente de Mía y luego la mia para tomar su bolso e irse sin decir más nada.

Mire a Mía y le sonreí.

—¿te parece vemos unas películas de princesas y luego vamos por un helado?

La pequeña asintió emocionada, la tomé en brazos para ir a la habitación que nos encontrábamos compartiendo los tres pues Mía se negaba a dormir en su cama.

—¿Que quieres ver?— pregunté encendiendo el aire y arropándome junto a la niña.

—mmh— pensó poniendo su manita debajo de su barbilla "pensando" reí por aquella mueca y la abracé riendo, era una ternura.

—eres demasiado linda— bese su mejilla— veremos la de rapuenzel.

Ella asintió feliz y yo me dediqué a poner la película, Mía rápidamente se acomodó en mis brazos atenta a la película.

Cuando esta iba por la mitad recibí un mensaje por el grupo con que tenia con los del atleti.

Era Hernández invitándome a comer decía que necesitaba un consejo y yo era la única mujer en aquel grupo.

Le dije que estaba bien y cuando fueron las 13 en punto comencé a arreglarme con Mía.

Había avisado a Antoine que íbamos a salir y nisiquiera respondió.

Tomé mi cartera y a Mía en brazos para salir de la casa subí a mi auto sentando a la pequeña atrás y colocándole el cinturón de seguridad.

Encendí la radio poniendo una estación de niños y comencé a manejar al lugar donde debia reunirme con Lucas.

Ya dentro del restaurante caminé hacia el jugador con una sonrisa.

—¡Ali!— me recibió con un abrazo y dos besos— Pero si es mi sobrina preferida— tomó a Mía en brazos para sentarnos en la mesa.

—y bueno luqui ¿en que puedo servirte?— pregunté divertida luego de pedir la comida.

—Mi mujer— suspiro— siento que me engaña — pasó sus manos por su cara— llegue al punto de dudar si mi hijo es siquiera mío, sale por las noches y por las mañanas decidió contratar una niñera para estar todo el tiempo afuera.

Lo mire triste.

—No te pongas así puede que esté ocupada ya sabes por el trabajo, aparte aunque Martin no fuera tu hijo le amas por lo que vas a luchar por ese pequeño si resuelta no ser tuyo.

El sonrió.

—Gracias, la verdad eres la única chica en la que confiamos por que eres tan especial.

Le sonreí para darle fuerzas.

—Ahora Hernández ¿en que está metido ese amigo tuyo?— le pregunté cuando llegó la comida, mientras ayudaba a Mía.

Se puso nervioso al instante.

—¿De que hablas?

—No te hagas el tonto conmigo Hernández— advertí.

—No se que de hablas— se apresuró por comer— sabes recordé que debo ir a —lo pensó— ¡llamar a theo! Si eso llamar a Theo ya sabes su novia lo dejo y eso— se levanto— yo pago la cuenta.

Y se fue sin más.

¿Estos chicos estas idiotas?

—Crees que Alex Morgan esté disponible — mire a Mía que me miró confundida— digo ya que me gustan deportistas y los hombres son tan complicados.

Mire mi reloj y vi que había perdido la noción del tiempo pues debí reunirme con morata en el centro de equitación.

<>

Corrí con Mía en brazos buscando a Morata que por cierto no encontré.

—Pero es que todo los días los odio más tío— grite mirando al aire.

Vi un caballo hermoso y con Mía en brazos me acerqué.

—Hola bonito— susurre acariciando su melena, este no se molesto con mis caricias— Mira Mía ¿a que es bonito?

La niña asintió y posó su mano donde estaba la mia, ambas  acariciábamos al animal.

Desde pequeña amaba a los caballos, mamá me había enseñado a montar y en su momento fue mi sueño practicar la equitación como profesión.

Encontraba paz en montar a caballo pero desde hace años por mi trabajo y puedo admitir que por la muerte de mi madre también me había alejado de cualquier caballo inclusive de los que papá me había comprado cuando niña, que estaban en Francia.

—¿Sabes pequeña?— la mire y ella negó— algún día te enseñaré a montar y serás la mejor— bese su mejilla.

—¡siii!— gritó feliz.

Nuestro momento fue interrumpido por una canción conocida para mi, Calma de Pedro Capo.

Me había obsesionado con ella desde que salió.

Giré buscando de donde venía y ahí estaba el.

Tan hermosos como el día en el que lo conocí.

—¿principito?— pregunté confundida.

—El mismo— río— hola mi amor— dijo acercándose —sé que estos días estuve distante y sé que te hice daño por ello pero valió la pena por que fue para hacer este momento lo más especial posible— quito a Mía de mis brazos poniéndola en el piso y tomando su mano— sin conocernos mucho decidimos vivir juntos

»aunque sabias que era una gran locura lo hicimos y tal vez fue muy apresurado pero cuando el corazón habla el cerebro calla, quiero poder llamarte mi novia, mi mujer pero más importante ma princesse pero jamás en una manera posesiva— aclaró — te quiero demasiado y me encanta que seas esa mujer independiente, valiente y humilde que eres estuviste para mi cuando te necesite sin pedir nada a cambio, estás para mi hija cuando te necesita

»y eso para mi vale mucho, recuerdo la historia que me contaste de tu madre y los caballos yo quiero esa historia para ti y Mía por que te veo como la madre que no tiene—tomó aire y miró a su hija— ¿quieres ser mi novia y la madre de mi hija? ¿quieres ser parte de esta locura con nosotros?

Reí entre lágrimas, pues nadie jamás había sido tan lindo conmigo y corrí hacia ambos abrazándolos.

—si— reí feliz.

MA PRINCESSE | GRIEZMANN |✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora