El Amor No Es Una Religión. || V.B ||

Capítulo Único: El Amor No Es Una Religión.

—Es la chica nueva, ¿Acaso no esta buena? —Gruñó ante el desagradable comentario de Raditz, quien esta cómo idiota viendo a las chicas que hay tras de mí, en la cafetería, ruedo los ojos.

—No lo sé, no le estoy acosando con la mirada cómo tú insecto —Comentó al momento de tirar una bolita de papel al centro de la mesa.

Escuchó como Raditz bufa —Solo voltea, y la verás, esta riquisíma —Hago una mueca de asco ante las palabras de ese idiota, me da asco lo pervertido que puede ser, es un imbécil.

—Descríbela, veré si vale la pena girarme a ver la.

—Cabello azul claro hasta los hombros, turquesa, al igual que sus ojos, labios rosados, tan excitantes, senos enormes, pequeña cintura y buen trasero, ese vestido negro de tirantes la hace extremadamente buenísima —Frunzo mi ceño, la descripción hizo que mi mente rápidamente trajera a Marron a mi cabeza, aquella chica que destruyó todo...

Sin dudarlo ni un segundo me giro en mi puesto viendo a la chica, tan igual y diferente que Marron, bueno en parte Raditz tenia razón, era hermosa, piernas esbeltas, caderas anchas, cintura pequeña, y senos enormes, pero en su rostro se veía la diferencia de ella y Marron, ella se veía inocente y dulce, y a Marron se le veía lo zorra por encima, pero ella tenía una mirada penetradora, y fue ahí, donde su mirada se cruzó con la mía.

Sus mejillas se tornaron rosas al instante, no pude evitar sonreír de lado, al ver mi leve sonrisa ella sonrió también para después desviar la mirada a las chicas que le estaban hablando, joder, estoy en un enredo que ni yo logró comprender, es tan igual y diferente a Marron, pero hay algo que me hace sentir conocerla antes y no es su parecido a Marron, son sus ojos y mirada, los ojos de Marron era más oscuros, los de ella son del color de su cabello y brillan. Vuelvo a girarme, apoyando mis codos sobre la superficie de la mesa dándome cuenta apenas que Raditz no estaba en mi mesa, que despistado estoy, ¿A qué horas se fue el maldito?

—¿Disculpa? ¿Puedo sentarme aquí? —Alzo mi mirada hacia la voz que esta a mi lado, y es la chica que veía en la cafetería, estaba hablándome.

—Sí, claro —Respondó levantándome para que ella pasé, sonríe y se sienta en el puesto al lado del mío, ¡Demonios! Su aroma quedo en mis fosas nasales, huele a fresa, gruñó y rápidamente me siento, para luego cruzarme de brazos y poder prestar atención a la nada, ya que el estúpido docente no llega.

—Bulma, ¿Verdad? —Mi boca habla por si sola ahora, ¡Madición!

—Hasta que me reconoces, Vegeta —Escuchó cómo suelta una pequeña risa, suelto un suspiro y giro levemente mi cuerpo para ver la, esta sonriéndome.

—Pensé que eras otra persona.

—Ya vez que no, han pasado muchos años, aún tienes el mismo corte de cuando eras niño —Sí, ese parecido que antes mencione no era por Marron, es que ella era mi vecina cuando tenia 10 años, la niña de la cual... De la cual me olvidé, tragó saliva.

—Solo cambié de rostro —Digo irónico.

Ella baja su mirada hasta mi cuerpo y lo ve sin pudor para luego subir la mirada —Y de cuerpo también —Dice coqueta.

¿¡Qué!? ¡Rayos!

—Muy graciosa —Ruedo los ojos.

—Realista, corrijo, solo digo la verdad, ¿O acaso yo no he cambiado? —Gira más su cuerpo, colocando sus manos en la silla, mostrando una sonrisa tierna, demonios... Se ve jodidamente hermosa...

Sacudo mi cabeza, borrando ese ridículo pensamiento.

—Sí, haz cambiado, pero aún tienes la misma mirada —Ella ríe, para luego colocar su mano en el pupitre y mover sus dedos, haciendo que sus uñas suenen con la mesa.

—Así que, cuéntame Vegetita, ¿Algo nuevo en él amor además de mi?—Ríe, a lo que yo sonrió de lado, sí, ella fue mi novia de la infancia.

—No diré nada sobre esa estupidez —Respondó serio.

—¿Qué estupidez?

—Esa cosa del "amor" —Descruzo mis brazos para hacer las comillas con mis manos y darle más sarcasmo a mi frase.

—Enamorarse es vivir y suicidarse al mismo tiempo —Comenta ella borrando levemente su sonrisa, su mirada trae tristeza, algo que siento que me transmite.

—Tal vez, no sé la verdad, no creó en el amor —Intentó sonar seco, para no mostrar debilidad ante ella.

—¿Y eso qué?—Respondé alzando una ceja.

—Es que el amor no existe peliazul, entiéndelo —Sonrió con amargura, y veo como ella hace una mueca, suelta un suspiro y me observó directamente a los ojos.

—El amor no es una religión Vegeta, no tienes que creer en el, existe quieras o no, así de simple, no es cuestión de creencia, es de hechos que ya han pasado, y nos han herido por eso los negamos —Su mirada se vuelve baja al momento de que sus palabras se clavan en mi pecho una a una, cómo dagas, lo peor es que ella tiene la total razón, por eso no creo en el amor, al ella irse, quería traerla de nuevo, aunque solo tuviera 14 años, hice muchas cosas y salí herido de ellas.

—Tal vez... —Murmuró después de un rato, ella alza la mirada.

—Tengo la razón, ¿Haz oído qué hay amores que marcan el corazón?—Con cuidado se acerca a mi.

—Sí, lo he oído —Me cruzó de brazos nuevamente, pero antes de lograrlo, ella toma mi mano derecha, con cuidado la baja, tomándola con la suya y sujetándola.

—Deberías creerlo, porqué el ejemplo soy yo, hay un amor que tengo tatuado en el corazón, y es el primero, y cómo alguna vez oí, no hay nada, cómo el primer amor Vegeta, la primera ilusión, el primer beso, la primera vez que amaste con locura e inocencia, cómo todo un niño, como yo a ti, y sé que pensaras lo ridículo que es decir esto, pero es la verdad, y pensé por un momento que nunca me notarías, dime, ¿Ya me olvidaste? —Su pequeño y hermosa rostro se acerca cada vez a mi, puedo sentir su dulce olor y su cálido aliento cerca de mí, solo dos centímetros de distancia, podría besarla...

—Nunca lo hice —Respondó sin pensar...

—Ni yo a ti, no lo hice Vege —No resisto, sin pensar ni decidir, uno sus labios con los míos, y joder, ¡Que labios tan suaves tiene!

Fin.

¡Primer libro con final abierto que escribo! Esperó les guste tanto cómo a mi.💙💋