Cuando era pequeño mi madre me contaba sobre ángeles que nos protegían, sobre un paraíso reservado para aquellos de buen Corazón; pero también me contaba sobre demonios con dientes afilados y un infierno a donde todos los malvados van a parar pero al término de su historia siempre me repetía con una sonrisa -Tranquilo, solo son historias-
Madre ¿Por qué me engañaste? No eran historias, los demonios existen y son peores de lo que me contabas
Madre dime ¿Podre ir al paraíso después de esto o me pudriré en el infierno?
Todo comenzó por aquella invitación a esa fiesta una parte de mi decía que no fuera que era pésima idea que algo malo pasaría ¿Por qué diablos no obedecí a aquella vocecita? Quizás era mi ángel guardián advirtiéndome de la maldad de esta noche.
Al entrar a la fiesta, la cual se había hecho en la casa de un compañero aprovechando que sus padres habían salido, todos estaban disfrazados, recuerdo haber visto a una chica disfrazada de ángel con unas hermosas alas blancas en estos momentos me pregunto ¿Ella ahora será un verdadero ángel?
Fui por algo de tomar cuando a los lejos divise a un chico disfrazado de rey, con una enorme corona y una capa roja la cual llegaba hasta el suelo pero poco me importo su disfraz me perdí en su sonrisa, oh un gran error, esa sonrisa tan encantadora pero con malicia, la sonrisa que me arrastro hasta el profundo infierno.
Fijarme en esa sonrisa fue el primer error.
Me reí de un chiste que ahora no causa gracia mientras me encontraba con mis amigos haciendo estupidez para a la mañana siguiente culpar al alcohol o por lo menos esa era la idea original entonces él se acercó con un paso elegante dando honor a su disfraz – ¿Quisieras bailar conmigo?- decía mientras daba una reverencia, lo recuerdo con claridad, recuerdo la sensación de sorpresa y el cómo de mis labios salió un –por supuesto-
Haber aceptado fue el segundo error.
Mientras bailábamos recuerdo mi emoción y el primer pensamiento que cruzo en mi mente< Hermoso> con su cabello negro como la boca del lobo, unos ojos que causaban tanto misterio y una sonrisa la cual con solo ver caes a sus pies, justo como yo lo hice, recuerdo mi felicidad al bailar con él mi emoción . ¿Cómo alguien tan perfecto se fijó en mí? Me preguntaba mientras nuestros cuerpos danzaban en una perfecta sincronía, como si el destino quisiera que nos juntáramos.
Nos retiramos de la pista de bailar improvisada mientras charlábamos de las cosas típicas, bebimos, reímos y en un punto nuestros labios se juntaron, empezando por un pequeño rose para comenzar a intensificarse al separarnos y vernos a los ojos pensé que quizás podríamos haber sido una gran pareja imagine nuestras vidas
Haberlo besado fue el tercer y último error
-Vamos a un cuarto pequeño- susurro y nos dirigimos al segundo piso de la casa encontramos un cuarto ,en cuanto pusimos un pie dentro nuestros labios se juntaron cada vez los besos subían aún mas de tono y sus manos recorrían toda mi espalda y de un momento a otro yo estaba en la cama y el mirándome con una sonrisa, no una seductora o agradable una sonrisa llena de maldad, nunca olvidare el cómo sus dientes se convirtieron en pequeñas cuchillas, el cómo sus ojos cambiaron a un rojo brillante, nunca olvidare esa risa tan estruendosa que retumbo en la paredes.
Justo en ese momento comprendí que era mi fin.
-Que pasa pequeño ¿acaso estas asustado?- dijo mientras se acercaba como un león a su presa y yo me alejaba aún más hasta que sentí la frialdad de la pared >Que no se acerque más< pensé
-¿No me quieres cerca?- comenzó a reír, una risa que presionaba mi pecho y lo llenaba de angustia, el maldito se burlaba de mí, el maldito había leído mi mente.
-¿Qué eres?
-Tengo muchos nombres pero tú deberías conocerme como "Demonio"
Su sonrisa se alargó aún más dando un aspecto nada agradable con esos dientes tan afilados como cuchillos los cuales con solo verlos te cortaban
-Imposible, los demonios no existen-Intente que mi voz saliera firme, algo que no logre en ese momento se acercó a mi oído, al sentir su respiración tan cerca comencé a temblar me sentía tan diminuto, tan indefenso y eso al él le divertía –Pues yo soy bastante real- intente escapar pero él tenía una fuerza mayor, me sujeto de las muñecas evitando que me moviera.
-Oh cariño, hueles tan bien
-No me hagas daño
Me sentí tan patético, rogando a un ser el cual se suponía que no existía, a un ser que es más real de lo creía.-Oh, nunca te haría daño porque a partir de ahora eres mío- Mordió mi cuello con esas cuchillas sentí como si me desgarraran el cuello, la sensación de la sangre de correr por mi cuello aun la siento con el mismo miedo, y sonrió, una sonrisa de satisfacción de la cual ni cerrando los ojos puedo librarme de ella y comprendí.
No solo era una mordida, era una marca de propiedad.
Después de eso solo recuerdo un leve susurro -omnes matalos- en ese momento fue como si yo no fuera dueño de mi cuerpo no reaccionaba a mis órdenes solo se movía, me sentía como una marioneta
Eso soy, una simple marioneta
Recuerdo haber bajado a la cocina de la fiesta, recuerdo la música, las risas y las caras de alegría de todos, unos gritos de fondos y a unos chicos jugando a la botella. Recuerdo buscar entre los cajones sin saber exactamente qué pero creo que mis manos si lo sabían pues agarraron el cuchillo más afilado <Que me está pasando> pensé y unas manos me agarraron por los hombres para susurrarme
–No tengas miedo pequeño-
Un escalofrió me recorrió por completo y empecé a caminar a dirección a aquella chica disfrazada de ángel y de un pestañeo en su estómago, en aquel vestido blanco se formó una mancha carmesí; la había acuchillado, su rostro mostraba gran dolor y creo que el mío una sorpresa inmensa una chica grito desde lejos y todos se alarmaron sobre lo que pasaba.
Y solo lo pude visualizar a él, en el fondo sentado en un pequeño sillón sonriendo demostrando que quizás ese disfrazas era más que eso.
Solo recuerdo pequeños momentos, recuerdo estar sobre mi mejor amigo apuñalándolo, recuerdo sus gritos agonizantes, sus suplicas y aquellas últimas palabras << adiós Demian>> lo peor no fue la sangre que caía por su boca o el hecho que al decir eso el estuviera sonriendo más bien fue el que en mi rostro portaba una sonrisa.
Los cadáveres se acumulaban. Algunos se escondían en los baños, otros debajo de las camas. Los gritos, las suplicas ningunas de ellas me causaba efecto ya, recuerdo a una chica disfrazada de diablillo decirme demonio después de que le arranque los dedos de la mano, no importo mucho sus palabras porque al final la degollé
Quizás no quería admitirlo, pero quizás empezaba a disfrutar esto.
Cuando no quedaban mas cuerpos que apuñalar, cuando la última alma fue arrebatada me tumbe de rodillas en medio de todos los cadáveres; comencé a reír mientras las lágrimas salían, no lo podía creer torture y arrebate vidas inocentes ¡Y lo comenzaba a disfrutar! -¡¿Qué mierda me hiciste?!- grite con todas mis fuerzas, él se levantó de ese pequeño sillón, porque si el disfruto del espectáculo tan horroroso que le ofrecí –Yo no te hice nada, solo te di el pequeño empujón- sujeto mi rostro y se acercó –este eres el verdadero tu precioso- me beso, quise separarme pero me sumergí en ese infierno después de todo ya está estaba corrompido era una simple marioneta de aquel demonio.
Y tan solo quizás yo soy peor que el
-que pasa precioso- pregunto el demonio haciéndome salir de mis pensamientos
-Nada, solo recordaba el día de mi muerte- el solo rió, la misma risa de aquella noche y aun después de tantos años sigue causando el mismo efecto en mi-¿No querrás decir el día en que inicio tu nueva vida?- Solo sonreí para entrar a esa nueva fiesta de Halloween, para volver a repetir la misma historia, para volver a llenar esa casa de cadáveres, para complacerlo a él una vez más.
Porque los demonios y el infierno existen y están más cerca de nosotros de lo que crees.
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Omle matalos
Short StoryPorque los demonios y el infierno existen y están más cerca de nosotros de lo que crees.