¿Que pasaria si a Naruto le interesaran las flores?.... pues el resultado está en esta historia de amor entre dos rubios en la que se emocionaran hasta las lagrimas
Sonreí, estaba totalmente inmerso en mis pensamientos sobre aquella niña. Tal vez mi primera amiga real en todo lo que llevo en esta aldea, sabía que ponerme triste o aislarme no me llevaría a nada, por lo cual había optado por volverme el "payaso" de la clase, haciendo bromas a todos y todo aquel superior en la aldea. Mi método no había funcionado y mis bromas comenzaron a ser menos frecuentes, siendo reemplazadas por tardes de juegos con Ino con unos nuevos amigos que me había presentado.
2 años y medio habían pasado desde mi primer encuentro con aquella niña que iluminó nuevamente mi camino, pensé que todo sería soledad para mí, que no tenía sentido mi existencia si supuestamente yo era "El Niño Demonio" de la aldea.
Había conseguido nuevos amigo, ¡No lo puedo creer! ¡Y todo gracias a Ino!
¡Naruto, cálmate!
Mis nuevos amigos son Sakura, una linda niña amable e inteligente. Kiba, quien pertenecía a una familia de gente con perros, junto a su cachorro Akamaru. Shino, un chico raro e indiferente, pero es una buena persona y con un buen futuro como ninja. Hinata, una niña rara. Shikamaru, un completo vago pero muy inteligente, junto a su mejor amigo, Chouji, un chico con "Huesos grandes".
Ahora, tengo 9 años y me encontraba esperando a mi mejor amiga para ir a la Academia Ninja, a la cual me inscribí a los 8 con la ayuda de Hiruzen Sarutobi, o mejor dicho "Sandaime-jiji".
Suspire, sintiendo los músculos de mi cara tensarse y formar una sonrisa. La note, aquella melena dorada que corría a toda velocidad hacia mí. Sonreí divertido al tener a la "Melena" frente a mí respirando como podía.
-Vaya... Te tomaste tu tiempo -Dije en modo de burla viendo a la niña frente a mí.
-¡Cállate! -Dijo con sus mejillas infladas y el ceño fruncido, obvio, cambiando la cara al momento y trato de recuperar el aliento. Yo, por supuesto, hice lo que un chico normal de mi edad haría en esta situación...
-¡HAHAHAHAHAHA!
Me reí como un demente.
Claro que en esos momentos solo pude recibir un coscorrón que me dejo un gran chichón que me dolía a horrores. Luego de esa dolorosa escena, comenzamos la caminata tranquila a la academia mientras hablábamos de temas triviales y Ramen.
Aunque, caminando, con ella hablando de distintos tipos de flores con un brillo especial en sus ojos, pude verla mejor, con mucha anterioridad la había visto pero esta vez... había algo diferente en ella, Mi mejor amiga estaba... ¿Completa?
Tenía el pelo rubio, no como el mío, un opaco amarillo que no atrapaba los rayos del sol, los reflejaba, lucia brillante, como un espejo o un portal oculto en la superficie de la realidad misma que podría llevarte a un mundo completamente diferente. Además, lacio, pelo lacio que era acompañado por aquella hebilla que, si no tenía cuidado, tal vez podría perderse en aquel lindo espejo personal del sol. Ojos... no, bellas joyas celestes que cautivarían hasta el más rudo de los chicos con una sola de esas miradas penetrantes que calaban tu alma, dejándola indefensa ante sus pies.
Ese rostro delineado junto a su pálida piel daba la impresión de que aquella muchacha podría ser de la cerámica más tierna y delicada posible.
-¡Ya llegamos! -Desperté de mis pensamientos para ver como efectivamente habíamos llegado a la Academia. Mi cara ardió un poco y solo sonreí, espero que este día siga siendo bueno.
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