Capítulo 17

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Maratón 3/5

Y cuando por fin soy encontrada por Cornelio, debo correr por toda la cocina, la sala y las escaleras para llegar a librarme, pero claro, Cornelio ha llegado antes que yo y se burla de mí sobre el último escalón, toca la pared donde ha contado en cuenta regresiva desde diez.

-Libre- se ríe.

Le doy una palmada en el trasero y se ríe animadamente. Me la devuelve y de repente me veo sobre su hombro.

-¿Me vas a cargar?

-Vamos a desayunar- dice bajando las escaleras.

-Era mi turno de contar.

-Luego.

-¿Por favor?

-Luego.

-Corneeeelio...- alargué su nombre.

Me golpea el trasero nuevamente y se ríe. Entramos a la cocina y el gentío aún estaba allí. Cornelio se disculpa y me sienta sobre la encimera.

-Yo te hago el desayuno hoy, ¿Qué vas a querer?

-Quería contar y que tú te escondieras.

-¿Té? Muy buena elección.

Lo empujó del pecho y me río. Estúpido, se ríe él también y el personal de limpieza.

(...)

-Extraño a tus padres- me acurrucó en su pecho.

-¿Qué?

-Extraño a tus padres, a Ramón y Santi también.

-Estás loca, nos hemos librado de verlos todos los domingos.

-¡Qué malo eres, Cornelio!

Se ríe conmigo y pone pausa a la película.

-¿Sabes que tengo ganas de hacer?

-Oh no, esto me huele a perversión.

-Nada de eso- se ríe y me empuja un poco- Quiero viajar.

-¿Eres tonto o qué?

-O qué.

-No, en serio.

-En serio quiero viajar. Los cinco. Imagina eso, sería genial.

-Tú estás mal de la cabeza.

-¿Vamos a América del Sur?

-No.

-¿Vamos?

-No.

-Eliges tú... ¿Colombia, Argentina, Chile, Perú, Paraguay, Uruguay, Ecuador, Brasil...?

-Cállate- lo empujó un poco y corto sus sugerencias- No gastemos tanto dinero.

-Hey, allá están en verano. A qué quieres ir a la playa de Chile.

-Quiero quedarme en casa.

-¿A la montaña de Argentina?

-Eres intenso cuando quieres, nene.

Se ríe y no me hace gracia. Parece un niño emocionado, aunque me gusta verlo feliz y de buen humor, se pone estúpido. Amo su sonrisa, por eso prefiero verlo feliz y no enojado o triste.

(...)

Créanme, cuando Cornelio quiere algo, no deja de ser intenso hasta lo consigue. Así que ya se imaginarán lo que pasa en este mismo momento.
Dos pistas: plata, maletas. Y es que Cornelio insistía en que en América del Sur estaban en verano, que en América del Sur hay playas hermosas, que en América del Sur esto y lo otro. Así que al día siguiente mandó a preparar su jet privado e hizo reservaciones en un hotel.

¿A dónde nos vamos? Ah, si. Estadía de diez días en Chile y Leuco diez más en Argentina, más precisamente en la costa de ésta, Villa Gessell.

Lito, Megan y Ashley se duermen a las dos horas del viaje y en serio que lo agradezco, son demasiadas horas de viaje como para soportarlos molestando por todo el jet. Caroline está leyendo un libro al fondo y el intenso de mi marido está molestando más que Lito.

-¿Qué haces?- me dijo.

-Que te calles.

-No me trates asi- curva el labio inferior y hace ojitos.

Me río con ganas y luego me crubro la boca antes de mirar a los niños, Lito se remueve pero sigue durmiendo, me quito la mano de la boca y sonrío.

-Pareces gay cuando haces eso.

-Sabes muy bien que no lo soy- me dice giñándome un ojo.

Me muerdo el labio inferior y a continuación me inclino para besarlo suavemente.

-¿Por qué no duermes como los niños?- dije.

-Porque no tengo sueño- dice apoyando la cabeza en el asiento- ¿Tú quieres dormir?

Asiento con la cabeza y luego me dijo caer en su hombro. Se remueve y quita el apoyabrazos de entre nosotros, me rodea con sus brazos y me acerca a su pecho. Ahora sí, cierro los ojos y el cansancio me puede.

Cuando abro los ojos Cornelio está dejando un camino de besos en mis mejillas. Me río y vuelvo a cerrar los ojos para quedarme un rato sintiéndolo a mi lado.

-Cinco minutos para aterrizar. Quedas solo tú si cinturón.

-Oh- digo adormilada.

-¿Quieres sentarte?- dice divertido.

Me siento y me acomodo el cabello completamente despeinado. Cornelio me coloca el cinturón y giro la cabeza para ver a mis tres hijos asegurados con su cinturón.

-No ha sido un viaje tan cansado.- dije.

-Claro, cuando uno se duerme, no se cansa.- dice ladeando la cabeza.

Sonas siete y media de la tarde en Chile y realmente lo agradezco. Un baño a cada uno de mis hijos, la cena y a dormir. Llegamos al hotel y Cornelio ya ha decidido cómo vamos a dormir. Resulta que le parece mejor idea que Caroline duerma con ellos y se encargue de los durante las noches, para nosotros poder estar solos, y en las tardes nos toca a nosotros con los niños.

-Caro- La llama Cornelio.

Ella dirá a verlo y abre bien los ojos.

-Vamos a separarnos solo para dejar el equipaje e iremos a comer al restaurante de aquí al lado. Así que dejen las cosas, los muñecos de las niñas y eso, y nos juntamos aquí en diez minutos.

Caroline asiente y toma la mano de Megan, Megan la de Ashley y Ashley la de Lito. Un asistente carga el equipaje, piso tres, habitación 48. Nosotros piso 3, la habitación siguiente.

-No sé si es muy buena idea eso de separarnos para dormir.- dije.

-Es solo para dormir- dice estirándose.

Entramos a la habitación y me quedo anonada. Está decorada en beige y marrón, completamente lujosa. Una sala antes de la habitación principal, un minibar, un baño de lo más grande, no sé ni para que demasiado grande y por supuesto, la hermosa vista al mar del gran ventanal.

-Wow- digo taoandome la boca.

-Te dije que era buena idea. Vamos, deben estar abajo.

Me toma de la mano y salimos de la habitación. Me he quedado completamente estupefacta. Al llegar abajo, Caroline está allí con mis tres hijos. Ashley mantiene sus párpados abiertos por muy poco tiempo, me tiende ambos brazos y la tomo para que apoye su cabeza sobre mi hombro. Es una cena de lo más rápido, por suerte. Pasta para todos, así sin más. Los tres niños están demasiado callados, y es ahora cuando me entero de que ellos se despertaron cinco horas antes de aterrizar y por eso siguen cansados.
Volar apesta.

-Dulces sueños- susurra Cornelio y me besa el húmedo cabello.

Aunque quiero responderle, no puedo, estoy demasiado cansada como para hablar. Cierro los ojos y de repente caigo en un profundo sueño.

La Bella & La Bestia | Cornelio Vega Jr.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora