Irlene y yo íbamos corriendo juntas por las calles de Nueva York celebrando nuestro reencuentro luego de estar separadas por mas de dos años y medio sin contar esos diez días de viaje que me regalaron mis padres al cumplir quince años. Esta vez estábamos juntas para siempre y mi plan era quedarme a vivir con ella ya que en Ecuador las cosas no andaban bien.
Nos detuvimos a tomar un café y empezamos a ponernos al día con todo lo que había sucedido en nuestras vidas durante ese tiempo. Una ligera canción muy familiar empezó a sonar por las calles. La nítida imagen de mi mejor amiga sentada frente a mi se empezó a tornar cada vez mas borrosa y fue sustituyéndose por una intensa luz que titilaba cada cierto tiempo. Cerré mis ojos, los froté con mis manos y al volver a abrirlos me encontré acostada en mi habitación con todo mi alrededor oscuro. Junto a mi almohada se encontraba mi celular el cual no paraba de sonar, aquel ruido y aquella luz eran mi alarma la cual indicaba que debia despertar para asistir al colegio. No sabía que era peor, tener que despertar para ir a mi primer día de escuela, o haber tenido un sueño tan real con la persona que mas extraño en este mundo... Irlene.
Me senté en la cama y comencé a idealizar en todo lo qué podría pasar en este año escolar, todos los problemas y logros que me esperarían, ¿lograría hacer nuevos amigos y cuales serían?, ¿conocería y entendería por fin lo que es el amor? Empecé a sentirme nerviosa así que me levanté de la cama, sentí el frío de la madera en mis pies recorriendo mis piernas haciendo que mi cuerpo se estremeciera. Di cortos pasos hacia la puerta, la abrí lenta y silenciosamente para evitar despertar a mi madre y mi hermana quienes seguían dormidas ya que mi madre no tenía trabajo y mi hermana tenía un mes mas de vacación porque pronto ingresaría a la universidad. Caminé por el corto y oscuro pasillo hasta llegar a mi baño, cerre la puerta, prendí la luz, me miré al espejo y de inmediato salió de mi boca.
—¡Oh por Dios, que fea estoy!— Vaya comentario lleno de positivismo para empezar el día. Así era yo, al despertar por lo general pensaba ese tipo de cosas las cuales influían mucho en mi actitud (positiva o negativa), el problema era que eso definía si mi día sería bueno o malo por así decirlo.
Abrí la llave de agua fria, y empecé a fotar mi rostro con ella . Ricé mis pestañas, me puse algo de base y regresé a mi habitación para colocarme el uniforme de mi colegio. Después de dos meses en vacaciónes, había olvidado la horrible comezón que causaba usar aquellas mallas de lana y lo incómodas que eran al igual que el resto del uniforme de parada.
Bajé las escaleras en silencio alumbrando con el flash ya que le temía a la oscuridad y no podía ver nada. Me preparé un café caliente y un sánduche de mermelada calentado en la waflera. Mire a ratos mi instagram mientras daba grandes mordidas a mi sánduche y pequeños sorbos a mi café. Al finalizar el desayuno saqué de la refrigeradora un litro de leche ya abierto y puse una gota en mi jarro de café. ¿Por qué hacía esto? Simple. Se que la leche es grasa y engorda fácilmente así que prefería evitarla en la mañana y consumirla únicamente en la noche para merendar, el problema con esto es que mi madre cree que me volveré anoréxica o bulímica y cada que ella nota algo raro en mi alimentación entra en pánico y me obliga a comer porciones mas grandes y cargadas. Tengo complejos con mi físico y mas si eso tiene que ver con engordar, soy una chica de contextura delgada, peso entre 47 y 48 kg y mido 1.61 m, no esta mal pero si subo de esos números entro en ansiedad y llego a hacer cosas que nadie debería.
Regresé a mi baño para lavar mis dientes y me aseguré que no hubiera nada de comida entre mis brackets. Minutos después llegó mi papá, ántes de irme, me dirigí a la habitación de mi mamá para despedirme de ella y de mis dos perritos, su puerta estaba con llave así que dí la vuelta y bajé corriendo las gradas para subir al auto de mi papá ya que estaba un poco tarde.
El camino hacia el colegio si me hizo relativamente corto y extraño; mi relación con el no era la mejor, mis padres estaban divorciados y no suelo verlo tan seguido, cualquier tema de conversación entre los dos no son de lo mas cómodas para mi.
Me dejó en la entrada del colegio, traía los nervios de punta, ingresé por la puerte y empecé a subir los escalones uno por uno, trataba de buscar caras familiares, de repente a lo lejos vi tres siluetas las cuales venían corriendo hacia mi mientras gritaban mi nombre con euforia , avancé unos pasos mas y me detuve a esperar que se acercaran. Al llegar eran Milena, Daniela y Zofía (sí con "z" porque sus padres tenían mucha personalidad).
—¿Cómo va el Bachillerato Internacional?— Les pregunte ya que de todas mis amigas yo era la única que no seguiría Bachillerato Internacional, por esa razón ellas habían entrado quince días antes y los que ibamos a BGU (bachillerato general unificado) entrabamos el 3 de Septiembre.
— Mmm... ¿Qué te digo?— Dijo Zofía. —Nos han mandado demasiadio tareas, pruebas y esas cosas.
Luego sonó la campana para ingresar a clases y me dirigí hacia la ventanilla en la que colocan el listado de alumnos y su respectivo curso. Eché un vistazo, me había tocado con personas muy distintas a otros años lo cual estaba mas que bien para mi, el único nombre que reconocí fue Natalia Novoa, para mi mala suerte, después de tres años seguidos con esa perra, me tocaría ver su cara de mojigata por mis próximos dos años hasta terminar el colegio, me dió tanta rabia pero ya nada se podía hacer.
El primer día de clases no estuvo tan mal, nos presentamos en frente de todo el curso, hice nuevos amigos, me puse al día con Zofía y Milena, se presentaron los profesores, a algunos ya los conocía, a otros no. Nada nuevo para mi.
De regreso a casa en el bus fui escuchando algunas canciones cuando de repente un chico sentado junto a mi toco mi hombro, quité un audífono de mi oído y volteé a verlo, no me habia fijado en su aspecto cuando subí al bus, pero era un chico alto, moreno, cabello negro ondulado y usaba lentes... para nada mi tipo, sin embargo sus ojos color miel llamaron mi atención de inmediato.
—¿Qué tal tu primer día de escuela?
—Bien, igual que cualquier otro. — Dije mientras desconectaba los audífonos de mi celular para poder seguir platicando y conocerlo el resto del recorrido. —¿En qué curso estas y en qué paralelo? —Pregunté
— Estoy en segundo de bachillerato "D", en BGU, eso del BI no es lo mio.—Sonrió y soltó una pequeña risa.
—Sí, bueno, si hubiera elegído Bi probablemente ya me estuviera arrepintiendo. También soy de segundo...segundo "C" y me llamo Lia — Le extendí la mano esperando que el me dijera su nombre.
— Soy Josami, un gusto Lia.
Platicamos por un rato sobre cosas comúnes como nuestros gustos familia y amigos hasta que llegamos a mi casa, baje del bus, volteé a verlo para despedirlo con mi mano y suguí caminando por la calle.
Un sonido muy fuerte hizo que me detuviera. Una van color negro sin placa estaba estacionada justo frente a mi, se abrió la puerta y un aire helado recorrió mi espalda haciendo que los pelos de mis brazos se pusieran de punta, había visto tantas cosas sobre secuestros y mi situación en ese momento era muy similar a la de todas esas series y películas.
Bajó un hombre alto y corpulento vestido de negro usando unas gafas oscuras. Poco a poco se iba acercando a mi, sentí mucho miedo, todo estaba pasando tan rápido, empecé a correr puesto que presentía lo que estaba apunto de pasar. Algunos metros mas lejos vi otra van, estaba acorralada y mi vida en peligro, entré en shock, no parecía real. Mientras pensaba que hacer sentí las asquerosas manos de aquel hombre rodeando mi cintura apretándola para que no intentara escapar, tapó mi boca con una franela que estaba algo húmeda y susurró en mi oído.
—Eres nuestra.—Mientras lanzo una carcajada y gritó.—¡La tenemos!
Todo se iba volviendo cada vez mas confuso, poco a poco dejé de luchar para escapar, me estaba cansando y me faltaba el aire, los sonidos se iban alejando mientras que mis ojos estaban volviendose mas y mas pesados. De un momento a otro, todo se volvio silencioso y oscuro...perdí la conciencia sin saber lo que estaba a punto de pasarme.
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Experimento #356
RandomLia Headers de dieciseis años era una chica la cual llevaba un estilo de vida bastante común; algo aburrido. Lo que ella no sabe es que en la tarde del 3 de Septiembre, su vida tomaría un giro de mas de 360 grados. Al ser secuestrada por una asocia...