Capítulo 3

1.4K 106 12
                                    

-Fue divertido compartir esta experiencia con ustedes. -dije sincera al grupo de chicas que estaban sentadas en el suelo.  

Todas nos pusimos de pie y comenzamos a despedirnos, no sin antes haber intercambiado celulares y todas nuestras redes sociales. Había hecho amistades, que en serio esperaba mantener y poder volver a ver. 

 Me despedí por ultima vez sacudiendo mi mando y caminé con dirección del estacionamiento. Primero hice una parada para pagar el estacionamiento y después caminé hasta el lugar donde había dejado mi auto. 

 Subí al coche y lo primero que hice después de haber prendido el motor, fue conectar mi iPod al auxiliar y poner música. Cuando la melodía se comenzó a escuchar por las bocinas que estaban colocadas en la puerta del auto, puse la reversa y salí de ahí. 

Apenas salí del estacionamiento y me vi envuelta en un inmenso trafico en una avenida. Los semáforos no ayudaban en absoluto y yo estaba parada totalmente. avanzábamos poco a poco, pero al menos avanzábamos un poco. 

 Comenzó a agilizarse el trafico, el coche que iba justo adelante de mi comenzó a avanzar con mucha mas velocidad. Así que yo también subí un poco la velocidad, pero el coche de adelante se frenó de repente así que yo también lo hice, pero la camioneta que venía justo detrás de mi no lo hizo. 

Terminé recibiendo un estruendoso golpe en la parte trasera de mi auto, por suerte llevaba el cinturón de seguridad. Comencé a llorar, estaba asustada, nunca me había pasado algo similar. Me quité el cinturón y abrí la puerta, apenas y pude poner mis pies en el piso porque mis rodillas me temblaban.  

De la camioneta salió un hombre que comenzó a gritarme, me reclamaba la manera en que había frenado y que según él yo tenía la culpa. 

-Lo siento.. Perdón.. Yo no quería, pero el coche de adelante. -tartmudee mientras las lagrimas que descendían de mis ojos no cesaban. Él hombre me seguía gritando y yo no sabía que hacer. 

Fui directo a mi auto y aun llorando marqué el numero de papá, le pedí que fuera y le conté solamente que había chocado. Estaba atemorizada y el señor no me hacía sentir mejor. Me reclamaba y no paraba de decir que yo tenía la culpa y que le tendría que pagar. 

Di una mirada rápida al señor y ahí estaban ellos. Noté que estaban sorprendidos y quizás molestos por lo que acababa de pasar. Genial, ahora me culparían y odiarían toda su vida. Bien hecho.

Me senté en el asiento de mi auto, dejando mis piernas fuera. Mi rostro estaba escondido en mis manos, quería dejar de llorar pero no podía.  Esto estaba siendo demasiado, solo tengo 17 años.  

-No puedo creer que tengamos esta suerte. ¿Cuanto tiempo estaremos estancados aquí? -escuché que preguntó la voz de Jos. La podía identificar a la perfección. 

-Espero que no mucho. Necesito urgentemente descansar. -añadió en esta ocasión Bryan. 

No podía dejar de sentirme culpable, y escucharlos ahí me ponía peor. Ni siquiera había querido ir a ver como había quedado mi auto, seguramente papá me mataría. Y si yo había tenido la culpa, mi papá tendría que pagar quien sabe cuanto. 

Pensar no me estaba haciendo bien, pero tampoco llorar lo hacía. Como había permitido que un excelente día terminara de esta manera. Mi día de ensueño se había convertido en una pesadilla. 

-Hey, deja de llorar. No tienes que ponerte así, todo se solucionará. -escuché esa conocida voz.  

Quité mis manos de mi rostro y puse mi atención en la persona que me hablaba. Me topé con una mirada celeste y una sonrisa tranquilizadora. Estaba en cuclillas justo frente a mi y trataba de tranquilizarme. 

Tomé un gran respiro, pero me hizo mucho mas difícil controlarme. Con el llanto se me complicaba la respiración, así que ahora lloraba con mas intensidad. Quería tranquilizarme y poder arreglar las cosas antes de que llegara mi papá, pero no estaba teniendo suerte con ello.

-Estabas en la firma, ¿no es así? -preguntó Alonso sin quitar esa sonrisa de su rostro, yo solo asentí levemente-. Si, te recuerdo perfectamente. 

Mi llanto descendió en intensidad, todavía lloraba pero era ligeramente mas silencioso y tranquilo. Es como si tratara de guardarlo solo para mi misma. Sentí sus manos en las mías, tratando de ayudarme a tranquilizarme totalmente. 

Mi mirada se posó en nuestras manos unidas y luego fue a dar directamente a su rostro. Esbocé una media sonrisa, intentando mostrarle lo agradecida que estaba. Después elevé un poco mas mi mirada a donde estaba Jos y Bryan, quienes solo nos miraban atentos.

Solté las manos de Alonso al ver que mi papá caminaba en nuestra dirección preocupado. Me puse de pie y fui casi corriendo a abrazar a mi papá. El llanto estaba aumentando de nueva cuenta, tener a mi papá y que viera lo que había pasado me daba mucho sentimiento. 

-Mi coche está estacionado allá. -dijo señalando una dirección y divisé el auto de papá-. Ve a casa, yo arreglo todo y no te preocupes, lo bueno es que no te pasó nada.

Asentí levemente y tomando las llaves del auto de mi papá fui hasta su coche. Ni siquiera me había dado la vuelta para despedirme o al menos agradecerle a Alonso lo que había hecho por mi. Simplemente me fui avergonzada de ahí.

Durante el camino me repetía una y otra vez, la escena de Jos y Bryan quejándose. Cuanto hubiera dado porque el que se acercara a mi y se preocupara, hubiera sido Jos. Pero desgraciadamente no había corrido con mucha suerte.

Manejé hasta mi casa, con muchos pensamientos. Solo quería olvidar este mal momento, mi coche seguramente sería un desastre. 

Al llegar a casa, mi mamá ya me esperaba con la puerta abierta. Apenas y me acerqué, ella ya me estaba envolviendo en sus brazos. Me decía cosas como que todo estaba bien y que no tenía que preocuparme, que los accidentes pasaban. 

Yo solo asentí afirmando que ya estaba bien, aunque no lo estuviera. Muchas cosas se seguían paseando por mi cabeza, desde el choque, Jos, Alonso, mi coche, papá, el señor gritándome.  

Poco a poco fui dejando que mis ojos se cerraran y caí en un profundo sueño. que era lo que en este momento mas necesitaba, dormir y no pensar en nada. 

3 son multitud | Alonso Villalpando & Jos CanelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora