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Sherlock se encontraba sentado frente a la computadora de nuevo. Su cabello desordenado y sus ojos cansados daban a notar que esa noche no había ido a la cama. Con su bata azul y su pijama de rayas ocupaba por completo el largo sillón del segundo piso de Baker Street. John y Rosie lo observaban desde la pequeña cocina, concentrados en como una de las manos del pelinegro sostenía una taza y la que acercaba a sus labios cada dos de tres, ambos se preguntaban si en algún momento se daría cuenta que esta se encontraba vacía desde hacía más de media hora.

-¿Algún examen para el día de hoy?- Preguntó el mayor a su hija. Rosamund había dejado de ser una bebé hacía ya varios años y ahora empezaba a florecer como una hermosa adolescente. Con 15 primaveras, un cabello rubio y unos impactantes ojos azules robaba suspiros a muchos y muchas en una de las escuelas más prestigiosas de Londres. Claro que nadie se atrevía a dar un paso más allá de la amistad, pues todos en el barrio y la ciudad sabían que ella era la hija de John Watson y si es cierto que eso parecía poco importante, ser la mujer más importante en la vida de Sherlock Holmes era un título que intimidaba a más de uno.

-Ninguno.- Respondió la menor con una sonrisa en el rostro mientras llenaba de mermelada sus scones. La respuesta sencilla y concisa era suficiente frente a esa pregunta, sin embargo John sabía que allí no quedaría el comentario, pues la prepotencia si no heredada, había sido bien aprendida, claro que no de él. -Pero que si hubiera alguno tampoco sería un reto.- Completó la frase y clavó el tenedor en el alimento.

Una pequeña carcajada fue ahogada por Sherlock luego del comentario de la menor y levantó la computadora junto con la taza para acercarse a los otros dos y acompañarlos en el desayuno. John tuvo que actuar rápido para alejar la taza vacía y colocar una llena antes que Sherlock se diera cuenta de que había estado "bebiendo" de una depósito sin líquido.

-Dime Watson, ¿que es lo que ves aquí?- Mencionó girando la pantalla de la laptop mostrando una horrenda imagen. John tiró los cubiertos por la impresión y Rosie se acercó aún más a la pantalla.

-¡SHERLOCK! Puedes no mostrarle imágenes de ese tipo a mi hija.- Reclamó el rubio intentando cerrar la laptop pero fallando en el intento.

-NUESTRA hija... se aburre todos los días entre niños que no pueden pensar más allá de las bandas juveniles y las simples materias de la escuela. Este es un verdadero reto.- Respondió señalando nuevamente la pantalla. Una imagen de una mujer desnuda se dejaba ver en la portada de algún medio digital. Ella se encontraba en posición fetal y de una abertura en su vientre salía su intestino el cual parecía un cordón umbilical. Había sido encontrada en su propia cama. -Dime que ves Rosamund.- Repitió Sherlock mirándola fijamente.

Los ojos de Rosie se movían de arriba a abajo a lo largo de toda la imagen.

-Fueron dos, dos hombres.- Dijo la joven mientras relamía la cuchara con delicadeza.

-Bien Rosie. Ahora dime. ¿Que ves en esta?- Cuestionó mostrando una imagen similar solo que esta mujer era mucho más joven, estaba rodeada por una especie de matorral un acostada sobre su propia sangre, su intestino estaba acomodado del mismo modo.

-Fueron las mismas personas.- Respondió rápido el rubio mayor y luego relamió su cuchara del mismo modo que su hija lo había hecho primero.

-Bien Jawn, pero recuerda que las preguntas son para Rosie.- Contestó guiñandole el ojo al rubio y puso una tercera imagen. Está era diferente, dos personas rodeaban en un abrazo protector a la joven. Los ojos de Rosie se centraron en los dos nuevos elementos.

-¿Fueron los mismos?- Preguntó dudosa y mordió su labio inferior, la imagen era distinta, pero el estilo muy similar, casi idéntico al de las anteriores.

Flores de sangreWhere stories live. Discover now