youngster; jjk ; +18.

dos.

Después de aquello se me comunicó que la sesión había terminado ya que los turnos de los detectives habían acabado, pero que sin embargo no se me devolvería a la celda inicial, si no que se me preservaría en otra que se encontraba más cerca al edificio del DIC, donde se encontraban muchos de los criminales ya descritos como "los de mi tipo". Por ello a la noche no tuve más remedio que dormir en un colchón demasiado helado por la falta del pequeño manto que había quedado en mi antiguo cautiverio. Aunque claramente si quiera sabia si podía resumir el concepto a "dormir", ya que unos pequeños espamos nocturnos habían provocado que estuviese divagando en un sentido donde no estaba ni dormida ni despierta.

Por ello también fue que escuché con una claridad notable el momento donde una pequeña risa se entrometía por mi celda, burlándose a lo que mi parecer cernía como mi desgracia. En una pobre intuición inferí que debían de ser las tres de la mañana, ya que la temperatura de experiencias pasadas me lo aclaraban un poco más.

La risa se mantuvo constante por las altas horas de la madrugada haciendo que olvidase la conversación bastante fresca con el detective Shin y me preguntara el origen de esta, sin hacer nada en concreto, claro. Por ello, al amanecer y junto a la alarma que indicaba que los reos debían despertar para recibir el desayuno miré a través de los barrotes que dividían mi celda de la de un lado, observando a un chico de sonrisa burlona que se apoyaba entre las pequeñas estructuras de metal sólido.

ㅡTe he visto toda la noche y no he parado de reír, lo siento, por que sé que me has escuchadoㅡhabló repentinamente, moviéndose juguetón de un lado hacia otro entre las barrasㅡ. Es solo que realmente me das risa, Escarlata, eres como un pequeño chiste mal contado por un niño.

Resoplé entre mis pensamientos, recordando de forma instantánea aquel apodo tan mal dicho debido al evidente satoori que enrollaba su lengua esbozando una sonrisa ladina que entregué de forma fraternal.

ㅡMinseokㅡcaminé hasta estar junto a él, tomando su mejilla entre una de mis manos por a través de las barrasㅡ. Años desde que te ví por última vez, ¿qué te sucedió?, ¿como fue que llegaste aquí?

Él por su parte respondió acariciando mi mano con la suya, mirándome con nostalgia y cariño. Trayendo de vuelta a mi consciencia la primera vez que nos conocimos, en un bar donde yo trabajaba de mesera siendo menor de edad, y el siendo un cliente frecuente, con los mismos años ilegales que yo.

ㅡNos hizo realmente mal tu salida del grupo, pequeña Escarlataㅡ expresó con ilusión, caracterizando con sus manos inquietasㅡ. Pasaron meses antes de que tuviésemos un poco de pasta para pagar si quiera el asqueroso piso donde estuvimos viviendo con Baek, y eso que el viejo de mierda aun así nos terminó desalojando de aquella pocilga.

Un pequeño vaho de su respiración rozo contra mi frente que se encontraba en la proximidad de sus labios. Su aliento era cálido, con un ligero toque a tabaco de mala calidad que vete tu a saber de donde lo había sacado y como se las había ingeniado para poder fumárselo sin que los guardias de cuarta le tocaran las pelotas por ello. Y claro, tenia ese sentimiento de abnegación ante mi que hacia querer perderme en cada pequeño milímetro de su digna piel suave y dersa como la nieve recién precipitada de las condensadas nubes. Minseok siempre había optado por entregarse a aquel don que muchos lo nombraban como la conquista automática; el de querer devorarlo sin que pudiese atraparte con una pizca de labia ni un vistazo a su físico que no dejaba de ser menos era algo que a muchas y muchos había dejado sin cordura por perderse en el delirio de pensar como seria probar aquella piel mientras la adrenalina recorría por sus exaltadas venas y arterias. Y claro, yo me encontraba dentro de la lista de aquellas descaradas féminas que más de una vez habían optado por satisfacerse pensando en que él era el autentico dueño de mil y un escenarios que tenían de protagonista a un acto tan vulgar como placentero.