Único

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Sonreí mientras sujetaba la mano de Amy en el camino. La miré, pero solo vi su cabellera rubia, ella tenía la mirada perdida en el suelo. Suspiré y seguimos caminado en silencio.

Hacía un tiempo que ella estaba diferentes. Estaba más callada, se alejaba de mí y estaba distraída. Me preocupaba. Tenía una idea de lo que podría estar pasando y de cómo podría solucionarlo, pero tenía mucho miedo. Porque no la quería perder.

Al llevar a su casa, ella se soltó y abrió el portón. Se congeló un instante, sin apartar la vista de abajo. Sólo estuvo ahí.

-¿Amy?

Ella mi miró y parpadeó rápidamente. -Oh, claro. Pasa. - Ella abrió y me dejó entrar.

Estábamos ahora en el jardín de su mamá, era como un invernadero pequeño. Amy caminó donde ella y se sentó a su lado en un banco mientras su mamá plantaba unas flores.

-Ahí están mis chicas favoritas.- Dijo ella sonriendo.

Amy hizo un intento de sonrisa y luego miró el suelo. Me acerqué a ella y le di un pequeño beso. Me dio una sonrisilla, pero siguió como antes.

-Hoy es su aniversario, ¿verdad?

-Sí.- dije feliz.

-Pronto se casarán.

-Mamá, solo llevamos un año y un par de meses, no es para tanto.

-Pero llevan casi veinte años de conocerse, es como haber tenido una relación desde hace años, solo que sin ser "oficial".

-Solo es un año y un par de meses.- repitió Amy.

Sentí como mi corazón se encogía. Me dolió tanto lo que dijo. Yo sé que todavía somos un jóvenes para pensar en eso pero... no debió ser tan ruda. Siempre había sido tímida y reservada, pero era una bestia cuando se enojaba. Me sorprendían mucho las pocas veces que se molestaba.

-Hey, está bien...- dije acariciando suavemente su rodilla.

Cuando intenté buscar sus ojos, noté que ella estaba viendo algo sobre mi hombro. Me volteé y me di cuenta de que había alguien escondido afuera, mirándonos. Entre cerré los ojos para ver mejor quién estaba ahí. Era un chico. Tenía la piel morena y un cabello con muchos rulos. Él nos miraba a mí y a Amy, más que todo a ella.

Escuché mi celular sonar, el muchacho se fue rápidamente. Vi mi celular era un mensaje de mi papá. Me volteé hacia Amy.

-Tengo que irme.

-Está bien.

-¿Sigue en pie lo de mañana?

-Claro.

Me acerqué ella  y la besé. Ella sólo bajó la cabeza. Ni quiera me miró. Suspiré en estrés y tristeza. Me despedí de su mamá y me fui.

Al cerrar el portón, no pude evitar voltearme. La vi por última  vez en el día, seguía igual de triste o molesta.

Me mordí el labio y camine a mi casa.

Sabía lo que pasaba. Oh, bueno, al menos tenía una idea de lo que podría estar pasando. Pero me daba miedo. No quería que eso pasara. Y ahora con lo de este chico, todo se acomodó.

Ella había estado tan distante y me dolía tanto. Lloraba al pensar que quería terminar todo esto. Yo seguía tan enamorada como antes, pero estaba siendo tan egoísta. La estaba obligando a estar conmigo cuando ella ya no quería eso. Pero ¿qué quería? Nunca le pregunté. Porque tenía miedo de escuchar la respuesta. Tengo miedo de que me deje. La amo.

Deja Que Todo Se VayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora