Capítulo 1

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Los ramos de rosas no hacían falta en el escenario. Los gritos de las muchachas alocadas, hombres aplaudiendo y mayores admirando el impresionante espectáculo de aquel pianista.

Sus dedos recorrían las teclas como si conociera cada una de ellas con exactitud, familiarizado con todo. Las notas no hacían falta, las sabía de memoria y le daba gusto escuchar la idolatría a su persona, era de alegrarse.

BaekHyun tenía los ojos cerrados, sentado en una prqueña banca que estaba de juego con el piano y su traje negro, que lo hacía ver elegantísimo y hacía deslumbrar su cabellera rubia. Tocaba con sentimiento, sus dedos nunca dolían porque hacía lo que le gustaba y sus convicciones eran realmente fuertes.

Su belleza era lo que le hacía tener admiradoras demasiado jóvenes, era más bello que una dama, siendo realmente catalogado como andrógino. No tenía problema con eso, le gustaba tener personas que pese a que no toda su música era original, le apoyaban.

Pero no todo era felicidad, pues esto siempre llevaba del brazo un sentimiento y en el caso de BaekHyun, era la infelicidad.

Ser homosexual era una enfermedad para muchos, para otros era algo de menos interés y de poca cosa. Muchas veces quería gritar a los cuatro vientos que era gay y que no podía más con fingir en revistas o comerciales. Sin embargo, no podía. Perder a sus fans era la cosa que jamás se perdonaría, las decepcionaría y sobre todo, adiós al tratamiento natural de cáncer para su madre. Esa era su infelicidad.

Cuando estaba en el escenario, tocando sus propias melodías o algunas de Mozart y Beethoven era otro, no el mismo BaekHyun. Solo la música podía ayudarle siempre en sus momentos más tristes de su vida y era feliz, realmente feliz.

El espectáculo de una hora acabó cinco minutos después, BaekHyun se despidió con una reverencia de noventa grados, un beso enviado y un love you que hacía referencia a sus fans y claramente sin olvidar recoger el ramo y oler el aroma tan grato que desprendía.

Pasó a camerinos, oyendo los gritos hormonales y ya con hastío de todo. Estaba cansado, sudando, necesitaba una ducha urgente y un tiempo solo para poder volver a ser el BaekHyun aguafiestas.

No permitió que nadie ingresara a su camerino, ni siquiera a su maquilladora que se encargaba de llevarle al terminar las toallitas desmaquillantes porque la realidad era que quieres estar solo.

Se zambulló en la bañera tamaño Jacuzzi que sorprendentemente era tan solo para él, sumergiéndose en sus pensamientos y corriéndole el maquillaje por todo el rostro hasta desaparecer por completo. 
Cerró los ojos y se dedicó a ver el color morado del agua por las sales y los pétalos de rosa que yacían ahí. Ese baño le estaba relajando, menguando sus malos pensamientos y tristezas. Adentró su cuello, dejando tan solo su rostro fuera del agua, sobre la bañera.

Le gustaba ser lo que era, tener fama y dinero también y sobre todo un maestro, que siempre tenía cosas nuevas qué enseñarle, nunca lo dejaba porque la pereza muchas veces dominaba al chico. Su vida no era tan mala después de todo, podía tener todo lo que quisiera con chasquear los dedos y lo tiene, pues su madre se está recuperando.

Después de unos largos treinta minutos, salió de la bañera, quitándole el tapón y recorriendo con la vista el agua que estaba desapareciendo por ese agujero. Se envolvió una toalla en la cintura y salió del todo y se vistió informalmente puesto que ya se iba, quedándole bien absolutamente todo lo que se puso.

—¿Estás listo?

BaekHyun pudo haber notado muchas cosas menos esto. Se asustó por la sorpresa que le causó que no tocara la puerta, pero no podía enorjarse con su maestro.

El Pianista (ChanBaek/BaekYeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora