Epílogo

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-MinAh, déjame terminar de vestirte. -JiSeo luchaba por vestir a la niña, pero la pequeña era un caos total.

La pequeña no decía nada y no se dejaba, pero la realidad era que tenía calor y por eso se negaba a vestirse.

-¡BaekHyun! -gritó lo más fuerte que pudo.

El chico llegó lo más veloz que pudo. La mujer le explicó el caso y tan solo eso le bastó para tomarle las piernas a la niña y que su madre la vista. Ya por fin estaba vestida.

-Gracias, hijo. -le dio un beso en la frente y él abrazó a su madre.

La pequeña gruñía como perro con rabia, con la vista puesta en BaekHyun. Este se tapó los ojos y señaló a su madre, culpándola y la niña rió.

-Mamá, hoy es mi quinto aniversario con Yeol. -le mostró su anillo de bodas y sonrió.

-También es el quinto año donde me curé del cáncer y pude tener a tu hermanita. Aunque... con inseminación artificial -le respondió la mujer-. Pero de todas formas, eso no tiene importancia y sal con él. Ve a un hotel y no regreses hasta mañana a cualquier hora, si quieres. -le dio la idea.

-Está bien, mamá. -el chico le dio dos besos en la mejilla a ella y a su hermana, despidiéndose sin gritar un gracias para su madre.






Se estaba poniendo guapo para ChanYeol, vistiendo informal y arreglando su sedoso cabello para tener rulos. Oh, amaba a las personas con el cabello así.

Terminó de arreglarse y escondió en su bolsillo el regalo para ChanYeol. Recordaba cómo es que de maestro y alumno, pasaron a ser esposo y esposo. Parecía ayer cuando Yeol se declaró ante él a la vista de su madre y decir que estaba feliz era muy poco. El hombre había causado chispas en su corazón desde que tenía doce años, la edad de la pubertad y donde conoces un poco más ciertas cosas de tu cuerpo o donde aflorecen tus sentimientos. Pues BaekHyun se enamoró de su profesor de música y hasta hoy lo tiene bien coladito por él. No fue necesario engatusarlo con palabras o cualquier mierda, su pasión por la música, su sinceridad y bondad hizo que Baek se enamore. Recordó como es que él a los catorce años ya sabía tocar muy bien el piano y la flauta, aunque él ya sabía, fingía equivocarse con el objetivo de estar más tiempo cerca del hombre, oler su perfume y sonrojarse cuando el tipo esté cerca, pues así era el amor que le profesaba Baek a ChanYeol, le ponía tonto.

Terminó de arreglarse y sonrió frente al espejo, esas eran épocas que aunque fueran vergonzosas, jamás olvidaría.

ChanYeol ya había salido de la ducha y tenía al chico atrapado entre sus brazos, ambos mirándose en el gran espejo.

-¿En qué tanto piensas, Baekkie? -acarició la mejilla ajena con su nariz.

Baek se sonrojó y joder, el tacto del hombre le hacía sentir tan relajado.

-Pensaba en ti. -sonrió.

-Pues eso no me molesta. -sonrió también y le mordió la nariz.

Baek le pegó en el pecho y agradeció infinitamente que no se le haya caído la toalla porque no era bueno acallando sus gemidos y menos si su madre y hermana quedaban. También porque eso lo iban a hacer en el hotel.

ChanYeol comenzó a vestirse, alejándose de BaekHyun y también informal, pero agregando una linda cazadora negra.

-¿Me vas a llevar en tu moto, galán? -le tanteó el pecho.

ChanYeol le robó diez segundos de aire en un beso para nada inocente y Baek se sonrojó una vez más.

-Sep, así que andando, guapo -le dio una nalgada delicadamente y caminaron.

El Pianista (ChanBaek/BaekYeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora