O N E

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Fue a finales de su primer año, más o menos, Mineta estaba seguro de que ese sería su día de suerte, después de todo había sido ayudado por una linda chica de un año mayor en la mañana al haber notado que él no alcanzaba los botones de una máquina que tenía la última lata de su refresco favorito, y él, como buen caballero que era, le agradeció efusivamente mientras intentaba convencerla de que aceptara su número.

Tristemente fracasó en lo último pero aún así fue un gran comienzo en aquel día escolar, claro, hasta que tropezó con alguien de forma repentina vaciando la mitad del contenido de su refresco en los pantalones de dicha persona, y él, como cualquier persona normal se apartó profesando sus disculpas más sinceras y que haría cualquier cosa para recompensarle.

―No quiero tus jodidas disculpas imbécil de mierda ―el gruñido inconfundible con el cual se había estado familiarizando a lo largo del año que siguió a esas palabras fue suficiente para que su pequeño corazón pace por diez tipos distintos de ataques al corazón en un lapso de 3 segundos.

―¡Bakugo! ―Se apresuró a gritar con total pavor a la vez que de un salto ponía un poco de mayor distancia entre ambos cuerpos. Su mente proceso demasiados escenarios no tan futuros de su muerte y otras demasiadas formas de disculparse― ¡Yo, yo! ¡Lo siento! ¡Iba distraído! ¡Por favor no me mates! ―Chilló con el miedo a flor de piel, torció sus manos en un gesto nervioso mientras veía como el miembro más volátil de la clase contorsionaba paulatinamente su expresión de molestia a una de estrés furioso, y es que si bien el rubio ahora poseía un comportamiento considerablemente mejor que el que poseía cuando inició el año eso no eliminaba para nada el hecho de que el rubio ceniza era aterrador y nunca escondió su molestia hacía algo, como sucedía ahora.

Mineta comprendió que iba a morir si seguía por aquel tren de pensamiento y acción, así que cerrando su boca de manera firme en una línea se dio media vuelta y partió a toda velocidad a correr pasillo abajo a un lugar más seguro que con el musulmán rubio enojado a su costado.

Las explosiones detrás de su cuerpo no se hicieron esperar, iniciando una persecución  bastante normal ya a estas alturas tanto para el personal educativo como para los estudiantes en aquellas horas del día.

Todos los días.

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Su espalda se encontraba presionada en la pared más alejada de la puerta de aquel armario en los dormitorios de su curso, tanto había sido la persecución que habían llegado a ese sector sin darse cuenta y Minoru decidió utilizar aquello como una ventaja estratégica siendo así cómo acabó en aquel estrecho lugar que considero lo suficientemente seguro como para entrar rezando con que Bakugo por alguna mágica razón se saltará esa puerta, o piso, preferentemente, y así no le encontrara, sobreviviendo con éxito a esta travesía, después de todo aún era muy virgen para morir, gracias.

Vamos, que ni primer beso ha dado, y el realmente quiere dárselo a una linda chica cuando se gradúe de Yuei y sea todo un héroe profesional un tanto más respetado. El beso sería cálido y pasional, todo fundido con la adrenalina por haber salvado a su damisela hace tal vez un par de segundos antes de algún villano, o por haberla rescatado y protegido de una situación difícil de manejar pero que con su quirk tendría todo el poder y control de esta.

Sus divagaciones se vieron interrumpidas por el repentino estruendo de una explosión que resonó por todo el pasillo con indicios de haber sido iniciada a la entrada de este. Un sudor frío bajó por su espalda eligiendo desplazarse lentamente a una de las esquinas del cuarto donde quedaría en un medio punto ciego para el rubio, el pobre chico deseaba que eso bastara para poder huir de la flamante bestia rubio que le daba caza.

Joder, ya iban tardísimo a clases, si se aparecían luego Aizawa-sensei de seguro que los cuelga vivos, bueno, sí es que sobrevive a Bakugo primero.

―¡Pequeña rata de mierda morada! ¡Se que estas por aquí!  ¡Te recomiendo salir y tal vez tendré un poco piedad contigo! No hago promesas ―el pequeño cuerpo de Mineta comenzó a temblar violentamente ante aquellos gritos, y habiendo escuchado perfectamente  aquel susurro que no ayudaba para nada a su pobre alma su temor solo se incrementó más disparando sus niveles de ansiedad por los techos.

Espera, creo que eso puede ser un inicio de un ataque de pánico, su respiración no es normal, bueno, el ritmo de esta.

―Mierda... ―susurró sabiendo que ahora sí que era obvio que Bakugo iba a encontrar su lamentable trasero y tal vez explotarlo un buen par de veces por lo furioso que se encontraba.

―¡Aquí estas pequeña mierda! ―de a una patada que derribó la puerta el rubio se encontró adentrándose a aquel armario pero congelándose al ver como su compañero parecía sufrir un ataque de pánico o algo parecido, y con lo que para su molestia, estaba bastante familiarizado― Oye imbécil ―llamó dudoso en un tono más calmado esperando que eso fuera suficiente como para poder calmar aunque sea un poco más al de estatura más pequeña.

Aunque él al parecer no veía tales esfuerzos pues presa del pánico soltó un chillido para luego gritarle agitando los brazos resistiendo a la tentación de ocupar su quirk con el contrario.

―¡SAL DEL CLOSET BAKUGO! ¡SALE! ―gritaba con los ojos cerrados el enano, sin notar como aquello tenía una doble interpretación que el rubio si noto, pues se le veía confundido y extrañado. Agachó su cuerpo para estar a la misma altura que al chico que posee bolas pegajosas como peculiaridad poniendo un firme agarre en sus brazos junto a una mirada seria que surcó todo su rostro, siendo aquellas acciones inesperadas las que llevaron a Minoru a abrir sus ojos quedándose congelado entre las manos absolutamente y mortalmente peligrosas de su compañero sobre él.

―No entiendo porque quieres que salga del closet, o como si quiera te enteraste pequeña mierda, pero vale, soy gay, idiota -gruño en un bufido con su característico tono ronco que se marcaba aún más cuando recitaba cosas de esa forma tan relajada e impropia de él.

Un repentino silencio prolongado surgió entre ambas partes, una con su mirada fija a la nada mientras sentía como toda su vida pasaba frente a sus ojos. La otra, en cambio, tenía una mirada en blanco esperando algún tipo de reacción del contrario.

―Hey, pequeña mierda, ¿sigues vivo? ―El rubio cuestionó aquello sin razón alguna, aunque nunca estaba de mal asegurarse.

―Bakugo... ―la diminuta cabeza de Mineta giró lentamente mientras que susurraba hasta que sus ojos se posicionaron en los del otro pero sin abandonar nunca su mirada ausente―No me refería a eso...

―¡¿Ah?! ¡Pero si dijiste que saliera del closet idiota! ―El de ojos color rubí soltó bruscamente al contrario mientras que nuevamente levantaba sus manos crispadas en forma de decir que en cualquier momento comenzaría a soltar explosiones leves pero peligrosas que ocupaba como de costumbre cada vez que soltaba algún tipo de amenaza.

―¡Pero no me refería a eso! ¡Estaba diciendo que salieras literalmente del closet y me dejaras solo en mi espacio seguro para que Aizawa no me mate después por llegar tarde! ―La exasperación junto al temor y consternación de Mineta eran totalmente visibles en su rostro miraras por donde miraras, inclusive para dar énfasis a su punto se levantó de un salto extendiendo un brazo señalando en dirección a la puerta que yacía levemente descolocada de sus bisagras, y también, tan incrédulo como se encontraba, que tampoco divisó la sombra que cada vez se acercaba más a su punto y de la cual dicho portador sólo había oído lo último gritado por Mineta, aún que con solo con eso le bastaba para castigarles, así que dando un leve golpe a la puerta alertó su presencia a los dos muchachos que giraron sus cuellos con tanta rapidez que el héroe recién llegado no pudo evitar colocar una mueca en sus facciones imaginando el dolor de aquello.

―Muy tarde ―anunció en un murmuro ante las aterradas miradas de sus estudiantes, aunque obviamente una siendo más clara que la otra.

Ah, esa clase de miradas le recordaba porque le gustaba su trabajo.


1403 palabras.
Latibule, trouville.
SquadBNHA

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