Capitulo 3

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Al ser llamado, Ritsu dio un pequeño brinco del susto al escuchar esa voz aterciopelada.

-¡Takano-san!

¡Maldición! , me descubrió... ¿Ahora qué hago?

Se despego de inmediato se aparto del buzón de correo, y ocultó la caja de dulces detrás suyo.

-Oi., ¿Eso es para mí?...—cuestiono observando como el novato ocultaba algo con su cuerpo

-Bueno, esto...--su sonrojo se propago hasta sus orejas, era como un tomate hirviendo.

Claro que este comportamiento no engañaba a nadie, y Takano quiso saber la verdad, así que rápidamente le arrebato con audacia el presente, Ritsu intento huir, pero fue atrapado por el brazo de su jefe que lo sostuvo halando el cuello de su camisa por la parte de atrás.

-¡Déjame ir Takano-san!

-ummm, son chocolates...-musito el mayor al percibir de inmediato el aroma dulce. Definitivamente fue comprado ese mismo día. Takano se "sintió amado", a decir verdad, pensó que su pequeño uke no le daría nada, debido a su carácter.

-Gracias.

Onodera se movió rápido para abrir la puerta de su hogar para "esconderse" en su lugar seguro de la vergüenza que se dibujaba en forma de sonrojo en su rostro.

Por su parte, Takano antes de que Onodera desapareciera de su vista, lo tomo del brazo, forzando la entrada de ambos hombres en la residencia del novato

-¡No entres en apartamentos ajenos sin permiso!-

Takano lo guio hacia la habitación, miro de pronto hacia la salón principal y vio desorden, suspiro un poco, ya le ayudaría un poco a su pareja a ordenar su "vida".

Mientras la bolsa de víveres que tenia Masamune se dejada a un lado, cuando su dueño la lanzo lejos, mudo testigo de lo que pasaría.

El seme recostó al uke instantáneamente, regalándole besos por todo el rostro del menor.

-Espera Takano- grito, forcejeando, para que su jefe no se colocara "encima" de él, empujándolo con sus manos, entretanto Masamune quería atrapar las manos de Ritsu para extender sus brazos, entonces sus ojos vieron algo sobre la repisa de la cabecera de la cama: la caja de chocolates que le había dado.

La caja estaba abierta, como si se hubiera consumido algo de su contenido, minutos antes, Takano se dio cuenta de algunas envolturas de chocolate sobre la cama, estaba tan emocionado que apenas estaba notando estos detalles.

-Onodera...--llamo al castaño cariñosamente, el aludido aun estaba luchando, sin embargo al escuchar su nombre, miro a su jefe. —Estuviste comiendo los chocolates en la cama...

-¿ah?, no lo que pasa es que.... —no pudo dar una explicación lógica a esas envolturas vacías.

-Creí que te habían dejado de gustar los dulces...

-No me desagradan.

-Hace 10 años...-se escondió en el hueco del hombro del castaño--...recuerdo perfectamente que me dijiste que adorabas los dulces...

Que Takano se acordara de esos pequeños detalles, realmente le quitaba el habla a Ritsu.

-Lo que pasa es que cuido mi estomago, consumir dulces en exceso me hace daño...

-Ya veo.

El pelinegro posteriormente procedió a brindar sus besitos cortos en el cuello del castaño. Cuando ceso tomo unos chocolates y acomodando uno en sus labios y atrajo el rostro de su príncipe para que los labios de ambos hombres rozaran el dulce. Con el calor del momento y la tibieza de los labios, el chocolate empezó a derretirse hasta que se fundió toda esa pasión en un beso.

Mi version de San ValentinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora