Su piel blanca y suave como porcelana, su cabello negro como la noche y sus ojos rojos como la sangre, tan temida como la bestia mas salavaje y tan odiada como una, esa era su leyenda, contada por cada lugar que habia pisado y tambien en aquellos que no.Para ella esa no era su leyenda, ¨Las lagrimas y sangre correran, pero jamas te detendras, porque has de sufir para vivir, sobrevive, sin importar que tengas que hacer y sin importar que has de hacer jamas confies en nadie mas que en el y cuando el sol caiga tu sobreviviras¨ Esas habian sido sus ultimas palabras y eso es lo que hacia, sobrevivir, eso es lo unico que era, una sobreviviente, no una bestia, no una mutante, no una bruja, no una guerrera, ella era una sobreviviente.
Llego a aquel pueblo, sus botas resonaban contra la grava en el suelo, sus pasos firmes y llenos de seguridad, nada en ella sobresalia, no hasta que las personas veian sus ojos, ella no sabia porque a la gente le sorprendia tanto el color de sus ojos, ella habia visto ojos mas peculiares y extraños que los de ella, pero siempre cargaba su verde capa sobre ella, la capucha cubria lo suficiente su rostro para que sus ojos pasaran desapercibidos.
Solo estaba de paso en aquel pueblo, si encontraba un buen trabajo entonces lo haria pero si no solo seguiria su camino, no iba a ningun lado pero tampoco pertenecia a alguno, solo vagaba por el mundo. Entro a una taberna, para poder alimentarse y beber, se sento en la barra y solo le pidio una manzana y cerveza al hombre detras de la barra.
La puerta se abrio dejando ver a un hombre alto, fornido y de peculiares ojos amarrillos, aquel colgante fue lo que alerto a todos, era un brujo, ella no reparo mucho en el y prosiguio a comer su manzana. Un pequeño disturbio comenzo porque los humanos solian odiar y repudiar a los brujos, ella estaba disuesta a ignorarlos pero comenzaban a acabar con su paciencia y cuando todos comenzaron a ponerse algo violentos ella se levanto agresivamente de su asiento llamando la atencion de todos en aquel lugar.
- Dejen al hombre en paz
- ¿Y tu quien te crees que eres? ¿Eh pequeña mierdecilla?
Bufo hastiada y quito la capucha dejando expusto sus ojos y su rostro, muchas exclamaciones de sorpresa y asco se escucharon en le lugar, pudo ver a los hombres tragar duramente pero no retrocedieron, ella sonrio, le gustaba cuando se hacian los valientes.
- No te tenemos miedo
Dio un paso amenazante viendo divertida como el hombre evitaba retroceder.
- Pues deberias
Aquel hombre estaba a punto de desenvainar su espada cuando una voz femenina junto con el ruido de la silla moviendose lo detuvo.
- Dejalos en paz
La chica y el hombre se miraron por unos segundos antes de que el hombre retrocediera y la chica volviera a sentarse.
- Lo siento Renfri
- Sirvele cerveza a ellos y a mi
El hombre detras de la barra los veia con los brazos cruzados, rodo lo ojos y volvio a sentarse para poder seguir disfrutando de su manzana sin molestar a nadie. Pudo escuchar la charla de los otros dos pero en ningun momento volteo a mirarlos hasta que escucho a la chica llamarla.
- Hey tu, ellos jamas dicen tu nombre
- Es porque ninguno que lo haya escuchado vive para contarlo
- Que ruda, ¿si me lo dices me mataras?
- Tal vez
Aquella chica sonrio de manera socarrona, ella solo se limito a desviar la mirada topandose con los ojos de aquel hombre, ambos se miraron po largo segundos antes de que ella partara la mirada, tomo lo que quedaba de la manzana y salio de la taberna no sin antes decirles su nombre a aquellos extraños.