No soportaba más; sus ojos vidriosos, sus mejillas rojas, su boca abierta, su respiración agitada, su cabello negro despeinado.
La imágen mental era tan sucia, reprimió un gemido.
—¡Quiero montar de nuevo, Gyu!— dijo emocionado Jisoo, colgándose de la manga de la chaqueta de Mingyu, quien estaba teniendo una batalla interna para controlarse ante aquella imágen.
—¿Estás seguro, Jisoo?— preguntó tragando saliva.
Deja tus mierdas de pervertido, Kim Mingyu.
—Si, porfavor hyung~
—Está bien.— suspiró resignado y el menor chillo de la emoción.
Su corazón latió con fuerza cuando el menor se acerco a darle un beso en la mejilla, rozando accidentalmente con su muslo la entrepierna del mayor.
—Vamos rápido, hyung. Hay que hacer fila.—
Se preguntaba como es que tenía tanto auto control, siempre malinterpretaba las acciones de Jisoo y se odiaba mentalmente por eso. Se sentía tan mal cuando se hacia imágenes mentales tan inapropiadas donde él y Jisoo eran protagonistas. Y se odiaba aún más porque nunca se harían realidad, Jisoo era un bebé, su bebé. Jisoo nunca pensaría ese tipo de cosas.
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Por fin bajaron de aquella montaña rusa y Mingyu decidió que ya era suficiente, llevaban desde temprano en aquel parque de diversiones.
—¿Jisoo, quieres un helado antes de ir a casa?
El mencionado sólo asintió frenéticamente con su cabeza y tomó la mano de Mingyu, arrastrándolo hacia un puesto de helados. Al entrar se acercaron al mostrador y la chica detrás de éste clavó su mirada en Mingyu, sonriendo coqueta.
—¿Puedo tomar su orden?— preguntó guiñando un ojo hacia el alto, quien se removió incómodo.
—¿Qué quieres, Jisoo?
El menor se dió cuenta de la mirada de la chica sobre Mingyu y se abalanzó sobre este.
—¡No lo sé, Gyu! ¡Todos se ven tan deliciosos!— exclamó con un toque de confusión, abrazando los hombros de Mingyu y parándose en puntitas
—Vamos, Josh, elige cualquiera— rió Mingyu acariciando el cabello del más bajo y aguantando las ganas de lanzarse a besarlo.
—Creo que comeré de vainilla— puso una de sus manos en su barbilla, como si estuviera pensando algo muy complicado, Mingyu sonrió ante su puchero. —¡Si! ¡Pidamos el mismo, Gyu! ¡Helados couple*! —exclamó y Mingyu casi pudo ver a la chica del mostrador echar humo por las orejas.
—Lo que quiera el bebé— rió —dame dos de vainilla, porfavor— se dirigió a la chica ésta vez y vió el sonrojo en sus mejillas.
—Entonces, dos de vainilla— suspiró sonoramente— y por cierto, ¿Podría tener tú número?—pestañeo repetidas veces.
Mingyu no supo que hacer, pero antes de que pudiera decir algo, Jisoo se le adelantó.
—No, no puedes. Ahora dame los jodidos helados.—pidió de forma brusca y la chica abrió la boca en una pequeña 'o' y luego frunció el ceño.
—Lo que quiera el bebé.— murmuró entre dientes la chica y le dió los helados. Mingyu sólo estaba pasmado.
—Gracias, y te agradecería aún más si dejas de mirar a mi novio así.— la chica entre abrió la boca sorprendida y se sonrojó.
