Anillo

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Miguel solía tener una relación algo difícil con el hermano de su novio, desde que Honey los presentó aquella vez en México hace ya varios ayeres.

Miguel llegó a la casa Hamada, estaba esperándole para salir a una cita. No esperaba que Tadashi se encontrara en ese momento, saludó levemente a Tía Cass que le dio un efusivo abrazo, ella llevaba días sabiendo aquello que estaba a punto de suceder por la noche, llevaba esperándolo desde aquella vez que Miguel le llevó serenata a su balcón declarandole algo más que una simple amistad.

Tadashi solía verle con seriedad sombría cuando estaba junto a él como usualmente lo haría con cualquiera que le quisiera quitar a su pequeño hermano pero cuando menos lo esperaba sucedió algo que lo descolocó completo.

—¿Miguel, puedo decirte algo en privado?

—Claro— Miguel se crispó pero le siguió al fondo de la cocina a dónde le había indicado con paso ligero.

Miguel se tensó, no era de aquellos que se ponían nerviosos al entrar al escenario pero estar frente al hermano mayor del que consideraba por mucho el amor de su vida  lo crispaba bastante. Ambos entraron juntos a la cocina cerrando la puerta detrás  para no dejar que alguien escuchara algo de lo que iba a decirle.

—¿Qué es lo que necesitas?— Miguel rascó su nuca con insistencia

—La caja del anillo se nota demasiado, se dará cuenta.— Dijo con un tono serio el mayor de los Hamada, éste se fijó en el bolsillo de la chaqueta de llevaba Miguel y este se llevó la mano allí nervioso y con leve rubor en sus mejillas morenas —guárdalo en la mochila, ahí no se verá— le aconsejó. Dejándole de ver mientras buscaba un vaso en el cuál servirse algo de sake que tenía reservado para una ocasión especial, tomo dos vasos, entregandole un poco de Sake a Miguel.
—No gracias, este... Llevaré a Hiro a un restaurante y pues aún no quiero tomar—

—Vamos Miguel, por lo menos sostenlo, no quiero beber solo—
Miguel tomó con cortesía aquel pequeño vaso y le dio un sorbo ligero, no era que no le agradara el sabor; sólo esperaba no tomar para flanquear ante Hiro.

—¿Piensas pedírselo hoy?— Tadashi le dio un trago a aquel vaso mientras lo dejaba vacío en la barra de aquella pequeña cocina.

Miguel asintió con nerviosismo y un leve sonrojo que hizo que se le olvidara completamente hasta el valor que había reunido hace un tiempo para pedirle a Hiro que fuera suyo por el resto de su vida.

—¿Te molesta que no te haya pedido consentimiento?— 
preguntó temeroso pues era lo único que le cuajaba ante esa reacción tan misteriosa y aterradora

—¿Por qué me iba a molestar? Ustedes ya son adultos hechos y derechos, no necesitas pedir permiso— dijo sincero, aún recordando lo nervioso que estaba cuando estaba por pedirle matrimonio a  Honey hace unos años —Sólo una cosa... ¿puedo ver el anillo?—

Miguel sacó la caja y le enseñó un anillo de oro blanco simple y se sintió avergonzado al darse cuenta de seguro que le podría parecer una baratija. Incluso estaba planteándose echarse para atrás y ahorrar un poco más para comprarle algo de su nivel.

Tadashi miró la sortija y después al chico que miraba a otro lado con un leve sonrojo en las mejillas, analizó su rostro y supo al instante lo que estaba pensando y en lo que le pudo haber costado recaudar el dinero para pagárselo por lo que expuso su opinión.

—Es bastante bonito y cómodo Miguel, si hubieras escogido uno con piedras le sería difícil pelear con él puesto.—

—Entonces... Crees que le guste?

—Si viene de ti seguro le gustará— Tadashi se acercó lentamente a Miguel en un movimiento rápido de lo que parecía ser un abrazo bastante fraternal. —Espero que sean muy felices.— Tadashi se alejó con una sonrisa en la boca, para Miguel fue algo que pudo haberlo descolocado, su relación fue bastante tensa con el mayor de los Hamada pero eso parecía haberse quedado atrás desde que se casó con Honey.

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De nuevo me ganaste, al final se casarán— dijo Tadashi a su esposa que estaba sentada en la sala mientras sostenía cómodamente una taza de té recordando una de las muchas conversaciones que tuvieron cuando Miguel y Hiro solían pelear hasta por el último trozo de pizza en la mesa 

—A ver quien se lo pide antes, tu sabes bien que tu hermano es muy impulsivo— Honey sonrió de lado puesto que Hiro también había planeado pedirle hoy matrimonio y estaban seguros de que esa escena sería digna de ver.

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Por otro lado Hiro estuvo nervioso desde que comenzó la búsqueda del anillo perfecto para Miguel, como se sabe Hiro puede llegar a ser tan metódico al punto de recabar una cuantiosa base de datos juntando todos los gustos posibles en una perfecta y sencilla sortija que sea perfecta para el mexicano que le robó los sueños hace ya bastante tiempo.

One Shots HiguelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora