Noches de Velloneras

27 5 2
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Recuerdo cuando niña, me sentaba en aquel balcón de madera e inhalaba ese salitre que andaba en el aire. El crujir del va y ven de la mecedora me recuerda al olor de mi bisabuela, un baño del alcoholado con un toque de vicks vaporú (vicks vapor rub). Asomada en aquel balcón se veía los focos tenues, la calle mal embreada, la loca de la esquina y el emperifolle de la noche. La noche era quién traía la vida a esa vieja calle y como decía mi bisabuela 

-No te ajuntes con esas personas mundanas. Recuerda, el que no sigue consejos no llega a viejo.- Y nuevamente crujía la mecedora acompañada del murmuro del rosario, acentuada con un "Amén". Pero, adentro de mí existía ese deseo de ir a aventurar los secretos de la noche.

A las ocho de la noche, las campanas de la iglesia anunciaban el fin de la misa y como si fuera magia las velloneras despertaban. El negocio de la calle Estrella, inauguraba la noche con una canción de Juan Gabriel y el negocio que quedaba cerca de mi casa, comenzaba su noche con una canción de Julio Jaramillo. Entre medio de los huecos del balcón podía ver los hombres con sus aire de galante y a las mujeres con sus aires de fina, pero al fin y al cabo apagan el fuego con la faldeta. Risitas, miraditas, susurros y un coqueteo "inocente", esas son las historias que cuentan las velloneras. Cuando niña pensaba como niña, y me imaginaba que las noches de velloneras era igual que un cuento de hadas, donde la mujer y el hombre encontraban el amor de su vida.

En realidad, no estaba equivocada. Los tragos son pociones de bellezas y la cerveza es un tónico de pasión. Esas cocciones mágicas son el arte de un amor pasajero con un regusto mañanero de "Ay, Dios mío", causa y efecto. Las velloneras, no guardan secretos, es imposibles para ellos cuando tienen una canción para todo. No es como la vecina, que entre la oscuridad y las rendijas de la persiana se aprendió la biografía de casi todo el pueblo. Mi bisabuela me decía

 -Me encanta los rumores, me entero de cosas... que ni siquiera yo sabía que había hecho- y la pobre no se daba cuenta que caer en la lengua de ella era como caer en boca del lobo.

Canciones dedicadas en las velloneras, jamás serán olvidadas. El romanticismo y la brumosidad, a causa del mar, abrazaba los cuerpos cálidos de aquellos que se escondían entre las sombras y los uveros. La luna y el cielo estrellado, cómplices fieles de esas noches fugaces. Recuerdo de niña aquel viejo balcón de madera, el crujir de la mecedora y el despertar de las velloneras. 

Noches De VellonerasWhere stories live. Discover now