Capítulo 1

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Estoy sentada en la entrada de la biblioteca Andersen, con un libro de pasta color verde pastel. A pesar de ver continuamente las palabras transformarse en oraciones, seguidamente en párrafos y luego dar vuelta a la página, no paro de pensar en lo triste y sola que me siento. Hace casi dos meses terminó lo más cercano a una relación que he tenido, Adrien. Cada que recuerdo su rostro, su sonrisa, su voz y las pequeñas acciones que formaron parte de nuestra historia mi garganta se comprime, mi pecho duele, mi cara se torna en una expresión sin sentido, mis ojos se cristalizan y lo único que me calma es el saber que quizá pronto pueda avanzar.

Cuando pensaba en mi llegada a la universidad, me imaginaba sonriente, popular, feliz, y con ganas de cambiar, pero vuelvo a corroborar que nunca es bueno hacerse ilusiones muy grandes, porque la vida da muchas vueltas. Dos meses atrás me hallaba igual de mal por la reciente "ruptura", unas dos semanas después me sentí mejor y comencé a avanzar, todo marchaba bien, incluso logré tener una charla con él y quedamos en buenos términos. Hasta que llegó el día de la graduación.

Parecía que sería un gran día. Había preparado un pequeño regalo para él, un collar con un timón. Recordaba una pequeña charla acerca de nuestros nombres.

–¿Por qué te llamas Adrien? –dije curiosa.

–Mi mamá Swarmi, pensó en uno sencillo y bonito que fuera fácil de recordar, tampoco le gustan los segundos nombres, piensa que solo sirven para molestar.

–Lamento lo de tu madre -me disculpe tratando de ocultar mi risa–. ¿Qué significa Adrien exactamente?

–No lo sé, nunca me lo había preguntado

Decidí investigarlo y le mandé la captura

     Esperaba que le gustara, o que lo entendiera

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Esperaba que le gustara, o que lo entendiera...

En fin, también fui escogida para escribir y leer el discurso de graduación. Mi corazón se comportó en el momento en que lo vi entrar al auditorio con su camisa blanca con pequeñas líneas azules y rojas en el cuello. Mis amigos llegaron pocos minutos después, y sin darme cuenta estaba sumergida en una plática sobre el futuro. Él se hallaba a pocos metros de nosotros con su respectivo grupo de amigos.

Hasta que llegó Bárbara con su pelo suelto y sus labios pintados de carmín, ella es exnovia de Jonás, un buen amigo de Adrien. Cuando recién comenzábamos a salir, ella se volvió mi amiga y me confesó que un mes antes, él estuvo tonteando con ella, que tuviera cuidado, para que no me fuera a dañar, traté de hacer caso omiso, soñando con él y yo siendo la pareja perfecta. Pero como dije desde el principio, la vida da muchas vueltas...

Quizá mi mente se volvió en contra mía, pero al verlos todo el tiempo juntos, sonriéndose tan coquetamente, no me hizo dejar de pensar que el dolor no se sana tan rápido. A las dos semanas me sentía mejor y solo quedaban ansias por entrar a la Universidad.

Pasé casi un año pensando que carrera estudiar, literatura siempre había sido mi única opción desde el 1er semestre de preparatoria, pero mis padres me advirtieron que no podrían darme la oportunidad de estudiar esa carrera ya que solo podía tomarla fuera del estado, y tampoco teníamos las posibilidades para poder hacerlo. Así que tenía que elegir algo más, inmediatamente había pensado en mecatrónica, pero no sé porque me decidí por geofísica, el nombre sonaba más mamón, supongo.

Investigué un poco y me imaginé que no sería tan difícil. Soy buena en matemáticas, y me gustan, las materias sonaban aún más mamonas así que decidí sacar una ficha, pagué el examen de admisión, lo presenté y quedé. Recuerdo el día del examen, me levanté temprano y me puse unos jeans tiro alto con una blusa manga larga aterciopelada negra y unos lindos tenis color caqui, mi papá me llevó y en la fila estuve mensajeándome con Adrien, a mitad del examen fui al baño y lo mejor fue encontrarme con más mensajes de él deseándome lo mejor y pidiéndome que no viera a otros hombres. Fue un buen día. Esperaba que la carrera fuera igual que ese día.

Hace dos días iniciaron los cursos propedéuticos, y tengo que confesar que tengo mucho miedo que no me guste la carrera. No he hecho muchos amigos y eso también me preocupa, o bueno, me hace sentir sola. Mi padre dice que aún soy joven y tengo tiempo de cambiar de carrera si no me gusta, pero que tengo que probarla al menos un año.

No creo resistir tanto. Tengo náuseas casi todo el día, además de una tristeza inmensa. No paro de pensar en él y lo que podríamos ser en ese instante de no ser por sus indecisiones. No sé qué hacer, no sé si todo va a mejorar, pero espero que lo haga pronto, por mi bien. Prometo que pondré de mi parte, Adrien dejó muchas lecciones grandes en mí. Las más importantes: "No se trata de lo que te toca, sino de lo que haces con lo que te toca" y "Si quieres algo, ve y consíguelo, porque lo único que cae del cielo, es lluvia". Quiero volver a sentirme yo, la animada Gabrielle que solo tenía lugar para la positividad y ama hablar hasta por los codos de cosas estrafalarias y quiere querer a la gente. Deseo volver a mí y ser mejor. Espero que los próximos días en la universidad sean mejores...

VueltasWhere stories live. Discover now