Odiaba hablar sobre mi, Odiaba la idea de tan solo escribir sobre mi en un diario... Me parecía tan estúpido.
Siempre viví con ese nudo en la garganta por no contar mis problemas, pero te acostumbras a quedarte con el deseo de gritar en lo más alto de una montaña.
Nunca tuve un amigo en el que confiar, nunca confiaba en nadie a la hora de contar mis problemas...