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Desperté por un ruido tan relajante, en realidad no sabía de donde provenía... Abrí de a poco mis ojos... Ah, recordé que estaba en la playa. Podía escuchar el mar, las olas reventando en la orilla, las risas de los niños. Esto era tan relajante. Me levanté de la cama, y Edith ya no estaba conmigo, mire toda la habitación y no había nadie.
Me cambié a algo más cómodo, tenía calor. Y salí hacia la pequeña sala ahí estaban Edith y Max estaban preparando algo en la cocina.

-Hasta que despiertas- Dijo Max

-Pensé que tú cuidarias de mi-

Di una leve risa, mientras frotaba mi rostro. -¿Qué prepararán?-

-Estamos picando más fruta para nuestro desayuno- Respondió Max dándome un bocado en la boca. Sabía bastante bien.

Nos sentamos en la pequeña mesa  y nos dispusimos a comer.
Después de un largo rato llegaron los chicos y decidimos ir a la playa. Ya que el día de mañana volveremos a casa.

-El clima aquí de verdad es muy agradable- Dije mientras me sentaba en la arena con los demás chicos

-Falta algo- Dijo Kenneth- Quizás... Comida ¿No creen?-

Max asintió con la cabeza mientras se levantaba- Yo iré a comprar-

-Te acompaño- Respondí siguiendo a Max

-No se tarden- Dijo Edith sería.
Creo que le molesta que esté con Max, aún que no me lo haya dicho. A mí me parece agradable.

Caminamos por la orilla de la playa, buscando algún restaurante cerca. Caminamos por unos 15 minutos platicando de nuestros estudios, el estudia gastronomía mientras yo estudio administración... Ambos gastamos mucho de nuestro tiempo en la preparatoria y coincidimos en que nos hacía falta un buen descanso.

-Uno de estos días deberías ir a mi casa, te impresionara lo que puedo hacer en la cocina-

-Si, me encantaría- Dije regalandole una sonrisa

Llegamos a un restaurante y compramos suficiente comida. Después estábamos camino de vuelta.

-Oh, espera, espera- dije mientras paraba y caminaba hacia una tienda cerca. Pude percatarme que vendían fuegos artificiales.

-¿Qué comprarás, tenemos todo lo necesario. No?- dijo revisando las bolsas de comida que acabábamos de comprar.

-No compraré comida- le respondí,mientras pagaba a la dueña de la tienda

-¿Qué es eso?- Dijo quitando de mis manos lo que había comprado

-Fuegos artificiales- Dije sonriendo
-Son de verdad muy divertidos-

-No me gustan... Pero no importa, son tus cosas- Dijo guardandolos en una de las bolsa.

-Por la noche rogaras que los prenda para ti. Pero te diré que no. Porque no te gustan- Dije dándole un leve golpecito en el hombre y sonriéndole. El solo me devolvió una sonrisa. Y seguimos caminando.

-Ah vamos chicos, tardaron demasiado. Muero de hambre- Dijo Kenneth.

Acomodamos una mesa y encima de ella la comida, Kenneth y Peter ya habían comprado bebidas. La brisa y el aire acondicionaba el lugar. Era todo perfecto

Cuando era niña solía venir a lugares como esté con mis papás. Pero desde que ellos trabajan mucho y yo entré a la preparatoria eso terminó.
Pero hoy, estar aquí me hizo sentir bien me sentía como en familia, aunque ni siquiera los conociera.

Comenzamos a comer y beber un poco. Después de un rato estaba oscureciendo pero eso no nos impidió meternos al mar.

-¡Diablos! El agua está muy fría- dije temblando, llevábamos rato dentro del agua pero el agua comenzaba a tornarse más helada. -Deberiamos salirnos ya-

-Yo me quedaré un poco más- Dijo Edith, y siguió hablando con Denver. Qué extraño, en casa parecía muy molesta pero hoy está muy contenta con el.

-Vamos- Dijo Max indicando que saliéramos

Salimos y yo solo traía unos Jeans para tapar la parte de abajo de mi bikini pero no traía nada más. Estaba temblando, en realidad hacía mucho frío. Me puse los Jeans sobre mi bañador y me puse la toalla encima de mis hombros.

Max se quitó su camiseta- Toma, aún está seca, no la moje- Me dijo extendiéndola hacia mi- Tu toalla ya está muy mojada ¿No?-

-Oh, no,no. Te dará un resfriado puedo taparme con la toalla- Dije negando con mi cabeza.

-Claro que no. No me pasará nada.- Dijo aún con su mano extendida hacia mí y la camiseta en ella.

-Ah, de acuerdo- dije poniéndome su camiseta, no era tan abrigadora pero me tapaba algo y tenía aún su aroma. Olía delicioso

-Nos iremos al Hotel, no se vayan tarde- Les grito Max a los chicos, que aún seguían dentro del agua.

Íbamos camino al hotel, yo aún temblaba un poco, aún estaba mojada y aunque tenía la camiseta de Max tenía frío. Senti los brazos de Max alredor de mi... Estaba abrazándome

-¿Qué haces?- pregunté sorprendida.

-Calor corporal- Dijo pegandome más a el- No te emociones, solo no quiero que te enfermes, mañana nos iremos en moto ¿Recuerdas?-

Bajé la mirada tras mi sonrojo. Y asentí mientras seguíamos caminando.

Llegamos al Hotel y nos cambiamos de ropa. Max se recostó en el sofá, mientras yo buscaba una bolsa y me ponía una sudadera
Abrí la puerta para salir de la habitación, cuando alguien me detuvo, voltee y Max estaba tomando mi brazo

-¿A dónde vas?-

-Ire afuera del hotel. Prenderé los fuegos- Dije mostrándole la bolsa. Y dándome vuelta para salir de la habitación

-¿Acaso piensas salir sola?-

-Dijiste que no te gustaban- me di la vuelta y lo miré

-Agh, no me mires así- Dijo tapando su rostro- Iré contigo, espera aquí- Dijo mientras buscaba entre su maleta una chaqueta, se la puso y salimos.

Comenzamos a prender los fuegos artificiales, me encantaba, eran hermosos.

-¿Por qué no te gustan?- Le pregunté mientras nos sentamos en la arena observando el mar.

-Me recuerdan a alguien- Dijo serio- Tu me recuerdas a alguien.

-¿A quien?-

-Una persona que me lastimó mucho-

-Pareces una persona difícil de lastimar- Dije sorprendida -Un tanto... Fría.

-No soy frío- Respondió sin mirarme- ¿Quieres saber de quién se trata?- Me preguntó, yo asentí curiosa.

-Se llama Mevis, ella era la chica más hermosa de toda la secundaria, era muy popular y muchos hombres gustaban de ella. Entre ellos yo. Éramos muy amigos, y un día decidí confesarme ante ella. Le regalaba muchas cosas. Un día acepto salir conmigo, pero en secreto. Yo solo quería estar con ella no me importaba si tenía que esperar todo el día hasta estar a solas para poder verla.- Dió un gran suspiro mirando aún las olas que reventaban en la orilla de mar, la marea comenzaba a subir- Un día decidí darle una sorpresa ante toda la escuela, y ella me rechazo... Me humilló. -Dijo cabizbajo-

-¿Aun la quieres?-

-No, claro que no. Después de todo lo que hizo, personas como ella me dan lástima-

-¿Por qué te recuerdo a ella?-

-Ella se parecía mucho a ti, era muy linda, amable y le gustaban mucho los fuegos artificiales-

-Bueno, yo no soy como Mevis. Yo no soy tan despreciable como ella-

-Tienes razón. Ya no hay que hablar más de ella. Es absurdo- dijo con una sonrisa.

Where is my mind?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora