Es otro día en el campo de batalla, el olor del prado del césped y un ligero aroma al óxido, pero si no era de tratarse de nada menos que el príncipe oxidado Crissy que está de pie en la entrada de un castillo cuidando de cualquier intruso que valla a entrar.
Muchos pasan cerca del castillo y se detienen a verlo y a hacerle burlas por el óxido que tiene en ese traje y el temible holor que este tiene consigo. Pero a él no le importa, el siempre se quedará a cuidar de quién reside en el castillo, no es nada menos que la princesa Dana un cierto cariño a ella, prometió cuidarla hasta el día que no pueda moverse más.
Muchos dicen que el está enamorado y nunca se a quitado el traje por el tiempo que la a estado amando. Pero él no puede permitirse decir que si lo declarar que sean ciertos los motivos, alguien como un caballero como el que desprende ese aroma de óxido a quien pasa a su lado no podría quedarse con una princesa cómo le es ella.
- Yo solo soy un simple caballero oxidado, no puedo enamorar de la realeza. Solo tengo que cuidar de ella y es todo. Perdón -decía ante estas acusaciones que cada día se acumulaban más.
El no considera a la princesa Dana como una princesa, si no como una diosa y el está agradecido de pecho abierto a ella por permitir a un simple sujeto con una armadura oxidada y sucia armadura cuide de ella. Cuando la ve de cerca siente como su corazón quiere salir de su pecho e ir tras ella y sentir ese cálido sentimiento que siente al lado de ella.
Si quiere conseguir el amor de ella, simplemente el tendrá que esperar cada día a que ella acepte su amor. A pesar de que pasen los días y la vea con otros hombres y esto ocasione más de sus manchas de óxido, pero el amor de él es muy paciente, el esperara cada día a que ella lo llegué amar. Rogara al mar y a la tierra por qué el quede al lado de ella, con un traje libre de esas manchas de óxido y con un traje pulido, limpio y plateado.
Si ella puede herirlo de la peor forma y no amarlo, no le va a importar, con todo este traje oxidado, seguirá cuidando de ella cada día de su vida hasta que el mismo traje que a estado usando desde que la princesa se lo dió personalmente y que alguna vez no tenía esas manchas que ahora son una parte vital de él, ya no moverse más y el llene la armadura con sus lágrimas con de esa incompetencia y de deshonra de su parte.
El solo va a esperar y ver si el destino es caprichoso o es amable.
Pero nada de eso le va a importar, que con solo verla y saber que ella se encuentra segura gracias a este caballero, hace que su vida cada día sea más tranquilo.
Fin.
