Eran hermanos.
El primero era un poquito distraído, ermitaño, poético y sincero.
El segundo, ponzoñoso, doble y traicionero... Generalmente iba acompañado de una mano con la que tapaba su boca, para que no le leyeran los labios ponzoñosos.
La tercera, era temerosa... Débil, poquita y quebradiza.
Un día el susurro, hermano mayor, le habló al oído a su hermana, tan suave y bajo que ella no escuchó bien, porque no podía hablar más alto ya que su falso hermano lo escucharía y, entonces toda su propuesta rodaría monte abajo. El cuchicheo se sintió atraído por el meticheo y se acercó furioso, convencido de que aquellos dos estaban hablando mal de él. Así que reclamó y, por respuesta tuvo de uno la mirada clavada en sus zapatos y, de la otra un llanto escandaloso. Cuchicheo, hermano menor, dio dos pasos atrás, ofendido, convencido de que aquellos dos estaban tramando algo en contra... en realidad el único paranoico era él, pues pensaba que todos eran impostores y desleales. (El león piensa que todos son de su condición).
El cuchicheo está formado de una lengua viperina que siempre daña, mata y enloquece. El buen susurro, es como una conciencia buena, siempre está en el hombro de todos, cerquita del oído, precisamente haciendo eso, susurrando amor, paz, confianza, y eso era, lo que hacía ese día con su hermana, le llenaba de calma, apaciblemente.
Pero el artero, falsario y zaíno, cuchicheo no pudo con eso, y se postró en el otro hombro de su hermana para envenenarle el alma. La zozobra, no supo que hacer; se mordió las uñas de angustia, se jaló el cabello, para finalmente creer lo que el impostor decía.
¡Ay amigos! El peor castigo del hombre es creerle al monstruo de la envida...Cale Agundis
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El susurro el cuchicheo y la zozobra
Short StoryHermanos, el primero distraído y ermitaño, el segundo ponzoñoso y traicionero...