Dos amigas muy diferentes pero a la vez muy iguales, tenían en gran sueño, grandes expectativas y un objetivo definido. Completar sus estudios en la gran capital Surcoreana y perfeccionarse en sus carreras, pero algo inesperado se topa en sus camino...
Hace mucho tiempo comenzamos a planear todo y finalmente llego el momento de dar el primer paso, convencer a las jefas.
Nos despertamos temprano y salimos a desayunar. El plan era pensar en la manera más delicada de contarles nuestra decisión.
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-Lo único que nos faltaría sería empacar las maletas.-dijo Emma dándole un sorbo a su café.
-Espero con ansias sacar muchas fotografías con mi Polaroid.-comentó emocionada Mar.
Luego de su charla y divertida tarde, volvieron a almorzar a casa.
Al llegar a casa se encontraron con una inesperada situación.
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Narra Mar.
Llegamos a casa y al entrar nos encontramos con nuestras madres sentadas con los pasaportes sobre la mesa.
Ante tal situación mire a Emma e intercambiamos miradas de pánico al saber que nuestro plan se estaba yendo por el caño.
-Vamos a calmarnos; ya teníamos planeado explicarles todo, así que no nos alteremos.-dijo Mar interrumpiendo el silencio que de por sí se estaba volviendo incómodo.
Mientras almorzaban, Mar y Emma contestaban todas las preguntas y preocupaciones de sus madres.
Las madres dirigiéndose a las chicas.
-Entonces, ¿Tienen todo calculado?.-pregunto una de las madres con comprensión.
-SISI, todo.-respondieron las jóvenes al unísono.
Finalmente las madres apoyaron a sus hijas en dar este gran paso para su educación, y obviamente, sus sueños.
