Parte Unica

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 Pov Taiga


Estoy cansado, el viaje fue muy largo. Venir de Estados Unidos a Japón fue agotador. Recorro con la mirada el aeropuerto, miro a las personas ir y venir con sus maletas, todas ellas en su mundo sin notar mí presencia, dejo salir un suspiro y camino a recoger mis maletas. Una vez que las tengo, me dirijo a tomar un taxi que me llevara a la parada de autobuses y así tomar el que me corresponde que me dejara en un pueblo cercano, que tiene vista a una montaña.

Pasaron las horas y miraba por la ventana las imágenes pasar, cada una me hacia recordarlo a él. Perdido en mis pensamientos no me di cuenta de cuando habíamos llegado al pueblo. Cuando sentí que el autobús se detenía y daba lugar a que todas las personas comenzaran a bajar, fue que reaccione y también baje. Camine hacia la posada en la cual me quedaría, con mis dos maletas, una en cada mano, no era tan lejos me tomo unos quince minutos llegar a ella. Me registre y de inmediato me dieron la llave para dirigirme a ella, por suerte tenía un baño privado, así que lo primero que hice fue dejar una de mis maletas al lado de la puerta y con la otra la situé sobre la cama, para sacar lo necesario y darme esa ducha tan necesaria para mi cuerpo y mente, me hundí en la bañera, sumergiendo mi cabeza por unos momentos, para luego sacarla del agua y suspirar.

Recuerdo las palabras de mi padre, diciéndome que este viaje me hará bien, ya que me veía desanimado en estos días, incluso ni a la universidad quería ir. Sé que un corazón roto no es justificante para ello, y mucho menos a mis veintitrés años. Pero como le digo a mi corazón que esté de acuerdo con mi mente, para seguir adelante y mucho más cuando aquella persona lleva toda la vida a mi lado.

Suspiro, para al final animarme a salir de la bañera y dejar de torturarme, vine aquí con el propósito de despejarme, por lo cual tengo un mes permitido por la universidad para este viaje es bueno que mi padre sea muy influyente gracias al apellido Kagami.

Me dirijo a la ventana para observar a través de ella con una toalla alrededor de mi cintura, tengo pensado quedarme una semana en la posada, para relajarme y organizar lo que necesitare en la montaña, porque las siguientes tres semanas la pasare allí. Tengo el permiso de las autoridades del pueblo, para acceder a ella.

Ya que no muchos se acercan a aquella montaña, en ella se oculta un templo viejo y aquellos que se encaminan rumbo a la montaña siempre hablan de que unos ojos feroces de color azul los acecha, pero nunca nadie se quedo a ver más allá de ellos, ya que el miedo los hacia volver al pueblo.

La semana paso como si fueran horas, agarre mi mochila de viaje en ella puse todo lo que necesitaría y atada a ella iba la bolsa de dormir, si me quedaba sin comida, las personas de allí me dijeron que también hay un lago en donde podría casar peces. No me molesta la idea, después de todo aprendí cuando era joven sobre la supervivencia al exterior.

Me encamine al pie de la montaña y la observo, la conduce una camino, este debe guiar al templo. Decido seguirlo a las horas de estar caminando, me encuentro que el camino que seguía se pierde y fue allí que me di cuenta que ya estaba oscureciendo. Así que decidí sacar lo necesario para comer para luego colocar la bolsa de dormir y descansar. No estaba tan adentrado a la montaña, aun se veía a la lejanía el pueblo, una hermosa vista casas tan sencillas pero moderna al mismo tiempo, con los campos brillando a la luz de la luna, y fue allí que sentí una mirada sobre mi persona, dirigí mi mirada a donde creí que provenía y no vi nada, termine recostándome sin prestar atención a esa presencia.

No sé en qué momento me duermo solo sucedió, soñé con él, con su mirada en mi y su cuerpo entre mis brazos, con su sonrisa dirigida a mí. Y entonces me desperté, sujete mi cabeza con mis manos enterrándola entre mis rodillas alzadas, y sonreí como si fuera un idiota. Él no me amaba, simplemente era mi mejor amigo, y tuve que darme cuenta de que nunca me correspondería cuando me presento a su pareja, se veía feliz, ese sujeto más alto que yo, lo hacía feliz. Y allí observe en esa mirada oscura, el brillo que tanto anhelaba que sea para mí, era para ese sujeto, todo lo que yo quería era de ese sujeto.

SuéltaloWhere stories live. Discover now