tres

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Esperarlo, es ridículo a pesar de que mi mente prácticamente lo acosa, porque mas que imaginarlo, empleo situaciones que son incluso ilegales para mi edad. Pero de eso a llegar al punto de esperar por el, jamas lo había pensado siquiera, claramente no lo esperaba, ya que jamas tome en cuenta que el hombre estaría aquí. Negué con una sonrisa, mas de cortesía que de otra cosa, pues es un poco cierto que su carácter aveces(en ocasiones en que no estoy adulando su hermosa existencia)puede llegar a desesperar, pero jamas molestarme, porque como ya había aclarado, este hombre, y todo lo que tiene, no importa si lo da o no, es inmaculadamente una pieza de arte. Que desgraciadamente no es para mi.

Camino hacia mi sitio, sentándose a un lado mio sin procurar distancia. Me removí incomodo, pues me resultaba extraña tanta cercanía, aunque se tratase de el incluso. Sonreí para mis adentros cuando cerro los ojos, recargándose contra la banca de fina madera(porque si, cualquier cosa que este en una iglesia es costosamente estrafalaria)dejando descubierto y a entera disposición de quien se atreviera, por supuesto yo no, de tocar e incluso morder su tersa y blanquecina piel. Quería hacerlo, y ganas no me faltaban, pero, era tan incorrecto por el mero echo de que nos encontrábamos dentro de una iglesia. Decidí recargarme de nuevo, cerrando también los ojos, disfrutando de la paz que emanaba el predominante silencio, porque si en ruido una iglesia es perturbante, en silencio es tan angustiante, tanto que mis ojos rogaban por abrirse y comprobar que mi compañía seguía a mi lado. Porque tanto silencio daba a creer que ni un alma se encontraba rondando, suspire alargada mente, sintiendo mi aliento regresar, abrí los ojos, encontrándome con su rostro, pegado al mio como si fuesen imanes.  Lo empuje cuidadoso, moviéndome a un lado sin parecer asustado, porque mi miedo a su cercanía era insensato, pero, ¿que puedo esperar de el?, esa era la razón de mi miedo, que a pesar de mi intuición, no podría adivinarlo jamas.
Y eso aunque muchos lo nieguen, es un gran terror.  Porque el no saber lo que alguien piensa, o planea actuar es asfixiante, y aun mas para personas inseguras.

-Te vez nervioso. - sonrió, presumiendo el aura de superioridad que emanaba, pues cada vez que se acercaba a mi, provocaba ciertos escalofríos que no me dejaban en paz, además de la estúpida manera en la que reaccionaba ante sus preguntas.

-Lo estoy, un poco. - y agregando que me orillaba a ser tan sincero que ni yo mismo me reconocía.

-¿Por mi?. - cerro la distancia, arrastrándose hasta quedar junto a mi, tomandome del hombro y acercándose a mi oído, de verdad odiaba y amaba esa clase de acciones, susurrar cosas en mi oído era tan malditamente molesto, pero solo porque me encantaba. - no tengas miedo, no te are nada... - beso mi cuello, quedándose unos segundos ahí para después volver a subir. - a menos que tu me lo pidas. - mierda, acaba de decirme de una manera indiscreta que le gusto, porque obviamente nadie va por la vida susurrándole a las personas que no harán nada con ellas a menos que ellas lo pidan, ¿no?. Se alejo sonriendo con suficiencia, sin dejar de mirar mis expresiones, que eran mas de confusión ahora.

-¿Q-que?. - logre decir a duras penas, pues aun me encontraba muy aturdido como para hablar tan fluidamente.

Sonrió comprensivamente, o fue como yo lo interprete, acariciando mi mejilla para dejar un pequeño pellizco. -Eres tan inocente. - observo mis labios, relamiendo los suyos, dirigiendo ahora sus ojos a mi cabello. Tome su mano, apartándola de mi mejilla, pues sus pellizcos no eran dulces precisamente, baje su mano sin soltarla, sonriendo nerviosamente para después acercarme también a su oído.

Lo escuche tragar, por lo que seguí en mi lugar. Bese cortamente su mejilla, recorriendo su quijada para después llegar a su oído, me tomo de la cintura, apretando suavemente para después suspirar, cerré los ojos mientras pegaba mas de lo necesario mis labios a su oído. -No soy inocente. - susurré, alejándome y tomando sus hombros mientras seguía mirándolo, sonreí con dulzura y deje un tierno beso en su otra mejilla, para después levantarme de mi lugar, inclinándome en una venia y caminando hacia la salida, dejándolo solo tal y como el lo hizo conmigo.

Al salir por las grandes puertas casi me desmayo al caer en la cuenta de lo que acababa de hacer, me acerque tan íntimamente a su oído que de solo pensarlo mi estomago revolotea, y mas por el echo de que reaccionó tomandome de la cintura, aunque me siento un total desvergonzado por haberme acercado a una persona dentro de su espacio personal, y aun mas, por haberlo echo con el.

Respire profundo, caminando hacia el edificio vecino para tomar las respectivas clases de colegiata, deseaba llegar rápido, pues el revoloteo en mi estomago me mareaba horriblemente.
Al entrar me senté de inmediato, pues sentía que si no lo hacía caería de cara a el suelo, que no era suave para nada.
Trate de regular mi respiración, pues de verdad todo lo anterior me había dejado sin aliento. La puerta se abrió dejando ver a un asistente acompañado de varios jóvenes, opte por ignorarlos mientras seguía metido en el mar infinito de emociones que me ahogaban en ese momento, levante la vista una vez mas, observando la puerta por donde entraban varios estudiantes y asistentes.

Maldije mentalmente cuando esta se abrió dejándolo ver, se veía serio e imperturbable mientras caminaba hacia en medio de el gran salón, deteniéndose justo enfrente de todos, saludando amablemente mientras explicaba algo, que precisamente yo no estaba escuchando, porque me hallaba tan encerrado en aquella gran burbuja que me mostraba las anteriores imágenes en las que me atreví a acercarme, entonces en medio de todo aquello, dirigió su mirada hacia mi, sin apartarla un solo segundo, poniéndome tan nervioso por la forma tan indescifrable en la que me observaba.
Por un breve momento creí que estaba molesto, pues su rostro se veía tan serio que asustaba, pero luego, sonrió, no fue mucho realmente, solo que lo que de verdad marco la diferencia entre aquella sonrisa y otras muchas que daba a los asistentes en el momento en que me robaron su atención fue que, por primera vez pude leerlo, y todo lo que expresó en aquella sonrisa fue un rotundo estado de suficiencia.
Como si estuviera seguro que lo sucedido anteriormente ocurriría. Como si tuviera la certeza de que muy pronto lo que ocurrió se repetiría, y no precisamente de la misma manera en que ocurrió, si no que aun con mas intensidad.
Pero lo que mas me dejo aturdido, fue que en sus ojos pude leer que todo aquello sucedería muy pronto, y seria mas de una sola vez.

Lucifer ••Namkook••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora