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Las calles estaban cubiertas por nieve dura, nieve que había quedado ahí hace tiempo y el frío y las pisadas de la gente se encargaron de mantener compacta. En aquella noche para nada estrellada la temperatura se mantenía en los cuatro grados bajo cero, y era realmente pesado estar afuera si no ibas adecuadamente abrigado, pero para mi no era problema eso. Mi chaqueta y mi bufanda se encargaban de alejar el frío, no del todo, porque en las ventiscas más fuertes el frío me congelaba la espalda, pero no podía quejarme. Yo al menos tenía a mi chaqueta y mi bufanda.
Aquellas frías y oscuras calles tan conocidas las recorría casi sin mirar, estaba seguro que de tener que ir por aquí con lo ojos cerrados podría hacerlo y no me perdería. Y es que este era mi hogar, por muy mala pinta que tuviera.
Las calles apenas tenían alumbrado público en condiciones, la basura en las esquinas tapaba las salidas del agua, y cada cinco semáforos, sólo andaba uno. Los locales y tiendas cerraban temprano sus puertas, con alarmas y fuertes candados, pero aun así muchas veces eso no alcanzaba.
Unos metros detrás mío se encontraba una casa con música muy fuerte, y volteé a ver sobre mi espalda cuando se escuchó una ventana romperse. En efecto, alguien había salido volando por esa ventana directo a la calle y los adolescentes a su alrededor no hacían más que reírse hasta las lágrimas. Probablemente estaban demasiado alcoholizados o drogados como para darse cuenta de la gravedad del asunto. Pero no podía culparlos realmente cuando yo a su edad había estado mucho peor.
A pesar de ser más de las dos de la mañana seguía viéndose gente en las calles del Barrio Rojo. En los fines de semana, y los días de semana también a decir verdad, las personas se iban a sus casas muy tarde y no importaba que las calles fueran inseguras o que la policía pudiera darles problemas de vez en cuando, en estos barrios aprendías a moverte en las calles desde muy chiquito.
Giré a la esquina luego de ver pasar un auto con parlantes tan grandes como el auto mismo y la música demasiado fuerte como para poder oírlo desde lejos. Algunos locales aún estaban con vida en estas calles y las luces de neón que tenían estos eran las que iluminaban en gran medida. Frente mío había un conocido bar, Millennium se llamaba, y era tanta la gente que traía todas las noches que no daba a basto el lugar y los meseros se encargaban de vender tragos a las personas que quedaban afuera. Habían sacado un parlante hacia la calle y encendido todas sus luces como todas las noches. Porque a las personas allí afuera no les importaba ni el frío mientras tuvieran alcohol y un poco de música para bailar. Y podía verse eso pues eran todos adolescentes en su mayoría.
Crucé con cuidado y tratando de no ser visto, metiéndome aun más en mi bufanda si eso era posible. Pero no logré pasar desapercibido, era imposible que alguien no me tuviera visto en el Barrio Rojo. ¡Jungkook! Gritó alguien. ¡Oficial Jeon! Gritó algún otro y no pude hacer otra cosa que asentir con la cabeza a modo de saludo. Seguí con mi camino, tenía prisa a decir verdad.
Me quedaban unas cuatro calles más y sabía que podía haber tomado el auto y ahorrarme el pasar frío, pero por alguna razón decidí caminar aquella noche.
Por más que esta noche no estuviera en servicio y llevara ropa de civil, era casi imposible que mi trabajo se desprendiera de mí. Era una parte esencial de mi y es que gracias a esto yo sabía que seguía con vida, gracias a esto yo había logrado salir del Barrio Rojo inmune, y lo seguía haciendo todas las noches que venía aquí.
Pero no había sido sencillo y jamás lo sería. Esta era una zona de la ciudad olvidada por el Estado y odiada por la policía, eran los marginados los cuales el gobierno trataba de tapar con su hermosa e ilustre ciudad, pero aquí había miles de familias viviendo, sobreviviendo, como lo había hecho yo have años. Nací y crecí en estas calles y esa era la razón por la cual me sentía en casa aquí.
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-The North Paradise- ▪Kookmin▪
Hayran KurguEn aquel momento me sentía hechizado por esa danza llena de lujuria, esa que me haría caer en el peor de los infiernos. Pero no me interesó, pecaría todas las veces que fueran necesarias. Me iría al mismísimo abismo por Park Jimin. Kookmin Oneshot ...