... Y el Sol se desangro, de una herida mortal de corazon roto.
Y su sangre baño a su amante la Luna, ella se engalano con el carmin de su consorte y bailo con las estrellas. La noche oscura sirvio como telon de fondo para la tragedia estelar, pero la Luna disoluta pronta a olvidar al astro rey, dio a menos su decoro.
Invito a las nubes participar en un bacanal con ellas. Los cumulos sin dilacion acudieron a la invitacion de la satelite de sonrisa pálida. La envolvieron entre sus ropas de vapor y se revolcaron y rosaron entre ellos sin importarles que las estrellas, testigos lejanos de aquel desenfreno, atisbaran sin perder detalle alguno.
Las nubes igual sufrieron el destino fatal tal como el Sol, despues de ser usados como meros instrumentos de satisfaccion.
Sus corazones rotos igual sangraron pero su sangre se vertio como lluvia y lagrimas de desamor sobre la tierra inospita...
Y la Luna... ella se acomodo en lo alto de la boveda celeste, rodeada del terciopelo negro nocturno. Esperando que su vestido carmin se decolore y pierda interes en los asuntos amatorios.
Y ella vuelva a dormir tras el horizonte, mientras el amante engañado, el astro rey descorazonado resucita de entre los muertos, persiguiendo al objeto de sus deseos, la cual jamas...
jamas alcanzará...